Cultivar una Cultura de Paz

Manuel Dios Diz

Este año conmemoraremos el Día Internacional de la Paz el 21 de Setiembre, no confundir con el Día Escolar de la No Violencia e la Paz, en siglas DENIP, que será el 30 de Enero del próximo año, en el aniversario de la muerte, asesinato, de Mahatma Gandhi.

Pero volvamos al 21 de Setiembre, al Día Internacional de la Paz. Este año el lema escogido será "Cultivar una Cultura de Paz" que une dos conceptos muy relevantes, la idea del cultivo, de la semilla, del cuidado, y el de la Cultura de la Paz, frente al de la cultura del odio, de la violencia, aquello que su creador, el buen amigo y profesor Mayor Zaragoza, tanto reitera, "frente a la mano alzada, la mano tendida". 

Él fue quien consiguió, de manera inesperada, sorpresiva, que la Asamblea General de las Naciones Unidas la aprobara, en 1999, cuando estaba a punto de finalizar su segundo mandato como Director General de la UNESCO. Luego vino el Manifiesto 2000 e incluso una Década de la Cultura de la Paz y la NoViolencia para todos los niños y niñas del mundo. ¡Qué lejos quedan esos maravillosos textos!, y ¡qué lejos de una realidad de horror para miles y miles de niños y niñas, en Gaza, y en tantos otros lugares! 

Cierto que lo de Gaza no tiene nombre, o sí lo tiene, genocidio, que algunos no somos capaces de soportarlo, cada día, todos los días, en vivo y en directo.

Por eso, la idea de cultivar una Cultura de Paz viene tan a cuento.

Muchas personas están sorprendidas por los resultados de las recientes Elecciones Europeas, en particular por el ascenso de las ideas y de los valores de la extrema derecha en muchos países de Europa. Quizás tendremos que preguntarnos por qué crecen en la vieja Europa las ideas del odio, la discriminación y la violencia. Quizás tenga que ver con el abandono, con la desidia y el olvido de los valores de ciudadanía y de la cultura de la paz, tanto en el ámbito familiar como en el escolar. 

Si queremos "cultivar una cultura de la paz", sembrarla, cuidarla, construirla cada día y todos los días, tenemos que revertir, políticamente, socialmente, lo que acontece, superar con el currículum educativo y fuera de él, la desidia, el abandono, y la rutina

Quizás sea por la presión política, tan fuerte, en contra de una materia específica de Ciudadanía y Derechos Humanos, obligatoria y para todo el alumnado, en el sistema educativo. Quizás.

No hace mucho tiempo fui invitado por el amigo y también profesor José Antonio Caride a compartir una charla con su alumnado de primero en la Facultad de Educación en la USC, precisamente sobre educación y cultura de paz. En un momento de la charla, en la que proyectamos un documental titulado En son de Paz, del Seminario Galego de Educación para a Paz, que fuera finalista de los Premios Mestre Mateo y que recibiera varios reconocimientos, entre ellos el de Derechos Humanos de la Generalitat de Cataluña. No lo conocían, a pesar de que fuera distribuido gratuitamente a todos los colegios e institutos de Galicia. No lo podía creer. Y pregunté con ingenuidad cuántos de los presentes escucharon o sabían algo del Seminario Galego de Educación para a Paz que durante más de 30 años, desde 1985, hiciera enormes esfuerzos por difundir en los centros escolares y en la sociedad los valores de la Paz y de los Derechos Humanos. Había más de 100 alumnos y alumnas. Nadie levantó la mano. Ninguno de los y de las presentes tenía ni la más mínima idea sobre lo que fuera y lo que hiciera el Seminario Galego de Educación para a Paz. Creo que es la constatación empírica de todo lo que está por hacer, no solo en la USC sino en las escuelas y en los institutos. Cuánto tenemos que trabajar para difundir, mucho más, los valores de la cultura de la paz y de los derechos humanos. Cuántas manos son necesarias, cuántos recursos institucionales tenemos que poner al servicio de la educación y de la ciudadanía, para cambiar positivamente esta situación y para luego no sorprendernos de lo que vemos en la sociedad, en las elecciones y en la vida.

¿O será exactamente por eso por lo que no existe un compromiso político por la Paz y los Derechos Humanos?

Si queremos "cultivar una cultura de la paz", sembrarla, cuidarla, construirla cada día y todos los días, tenemos que revertir, políticamente, socialmente, lo que acontece, superar con el currículum educativo y fuera de el, la desidia, el abandono, y la rutina, que explican lo que está pasando, en España y en la vieja Europa, esa que tanto presume de ser el núcleo y el origen de la liberdad, de la igualdad, de la fraternidad y de los Derechos Humanos en el mundo.

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Manuel Dios Diz es socio de infoLibre

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