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Las lecciones de un empate técnico entre la izquierda y la ultraderecha en Francia

Julián Lobete Pastor

Según los datos proporcionados por el Ministerio del Interior francés, que se pueden consultar en su página web, el partido de ultraderecha RN aventajó a la Unión de izquierdas (UG) por 402.731 votos en las elecciones del pasado 30 de junio.

De acuerdo a los mismos datos, la ultraderecha obtuvo el 29,5% de los votos emitidos, mientras que la unión de izquierdas alcanzó el 27,99%, lo que representa una diferencia de 1,26 puntos entre ambas formaciones, es decir un resultado de empate técnico, muy lejos de la diferencia de cinco puntos a favor de RN que está difundiendo la prensa española.

El partido de Le Pen consolida 37 escaños, es decir que no tienen que pasar a la segunda vuelta, mientras que la izquierda lo logra en 32 escaños y el partido de Macron, únicamente en dos. Otros partidos minoritarios consolidan otros cuatro escaños, por lo que en las elecciones de este 7 de julio se disputarán 502 escaños.

La lectura de estos datos revela, en primer lugar, que la victoria de la ultraderecha no ha sido tan contundente como se comenta. En segundo lugar, que sólo la unión de izquierdas puede poner freno al avance de la ultraderecha

La unión de izquierdas ya ha anunciado que no se presentará en 177 circunscripciones donde su candidato quedó en tercera posición para facilitar la victoria del partido de Macron en esas circunscripciones. Lo adecuado será que los macronistas hagan lo mismo en las 325 circunscripciones donde la izquierda tiene posibilidades de ganar, posibilitando así la derrota del RN en las elecciones de este 7 de julio, acompañado con un programa serio y coherente para solucionar los problemas reales de los franceses.

La lectura de estos datos revela, en primer lugar, que la victoria de la ultraderecha no ha sido tan contundente como se comenta. En segundo lugar, que sólo la unión de izquierdas puede poner freno al avance de la ultraderecha. La derecha tradicional o desaparece o se une la ultraderecha, mientras que el centro vacila, como lo demuestra la conducta errática y ambigua de algunos dirigentes macronistas ante la segunda vuelta.

Esperemos que Macron tenga que gobernar con un primer ministro de izquierdas con un programa sensato y realista que aleje a muchos votantes de la extrema derecha. Es una oportunidad única.

La lección para España también es evidente. Sin la unión de la izquierda, las ultraderechas seguirán avanzando, unión que se convierte en la primera tarea de los partidos que conforman dicha izquierda, elaborando además un programa maduro y realista para que los españoles puedan ver que, cuando gobierna la izquierda, se solucionan los problemas sociales y territoriales.

Es hora, también, de que aquellos dirigentes que no sean capaces de esta tarea se echen a un lado, o los echen los militantes de sus propios partidos. Así están las cosas. 

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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre.

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