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Misiles de largo alcance para Ucrania: Israel y EEUU

Juan José Torres Núñez

Hoy estamos viviendo un punto de inflexión fundamental en los asuntos humanos. El viejo mundo está muriendo (…) y nuestros gobernantes están decididos a que el nuevo mundo nunca nazca

John Wight

Muchos analistas internacionales, como Helga Zepp-LaRouche, fundadora del Instituto Schiller, nos están advirtiendo que nos encontramos en “un punto de no retorno”. Esto lo dijo en la 67ª reunión semanal de la Coalición Internacional por la Paz (CIP) del 13 de septiembre, con el tema “La cordura debe prevalecer sobre la locura de la guerra”. Con otras palabras: la concesión a Ucrania de un permiso para atacar a Rusia utilizando misiles de precisión de largo alcance, de EEUU y la OTAN, nos llevará irremediablemente a la guerra. Como era de esperar, Vladímir Putin, presidente de la Federación de Rusia, ha dado una contestación tajante, al declarar que si esto se produce su país “va a responder adecuadamente”. El mandatario ruso sabe que esta misión suicida no se trataría de un ataque ucraniano, sino de un ataque a Rusia bien preparado por EEUU y la OTAN.

En efecto, esta misión suicida no puede ser ucraniana porque “Ucrania no tiene capacidad de operar” estos misiles guiados de precisión de largo alcance contra ciudades rusas, como ha señalado Dennis Small en la 68ª reunión de la CIP. Putin ha dejado bien claro que el ejército ucraniano “no es capaz” de llevar a cabo este ataque “utilizando sistemas occidentales modernos de precisión de largo alcance” porque sencillamente “esto solo es posible con el uso de inteligencia de satélites, que Ucrania no tiene. Estos datos solo están disponibles en los satélites de la UE y de EEUU, es decir, en los satélites de la OTAN”.

Y ¿qué significa todo esto? Pues que los dirigentes belicistas de Europa, con su falta de cordura y exceso de locura, tienen tal empecinamiento con la idea esquizofrénica de atacar a Rusia que han olvidado las palabras de Putin, al afirmar que “si los países de la OTAN participan directamente, o no, en el conflicto militar (…) significaría nada menos que la partición directa y, por supuesto, cambia la esencia y la naturaleza misma del conflicto”. Esta respuesta tan contundente del mandatario ruso, seguro que está presente en todas las reuniones del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en funciones desde el pasado mes de mayo, presionando siempre para que se envíen estas armas a su país. Parece que Zelenski no tiene capacidad para darse cuenta de que esto puede provocar la ignición de una guerra nuclear.

M. Reza Behnam se pregunta en su artículo “La agonía y el éxtasis de un imperio: EEUU en Oriente Medio” si los pilotos israelíes en sus misiones en la franja de Gaza y ahora en Líbano, “han considerado le realidad de sus misiones”. También se pregunta si se ven “a sí mismos como los soldados alemanes de las SS que pegaron fuego a las cámaras de la muerte en Auschwitz”. Y lo más triste de todo es la complicidad de EEUU, la OTAN, los países europeos y los medios de comunicación corporativos en el genocidio que Israel está llevando a cabo en Gaza, Cisjordania y Líbano. Y esto, señala Reza, se debe a que como declaró en 1925 el 30º presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, “El principal negocio del pueblo estadounidense son los negocios”. De esta complicidad habla Amal Abu Assi en su “Carta de una amiga de Gaza”, publicada en este medio. Israel ataca a Líbano con bombas de racimo y a los campos de refugiados de Gaza con bombas incendiarias y ahora también a los cascos azules de la ONU en Líbano. Para ella la esperanza de Palestina ha desvanecido gracias a nuestro “silencio cómplice”. Si nos miramos en el espejo debemos leer su carta detenidamente y sentirnos avergonzados.

Según Reza, esto se ha convertido en una serpiente de dos cabezas, pues “para EEUU el objetivo ha sido dominar los recursos energéticos y las rutas comerciales vitales de la región; y para los israelíes sionistas ha sido el establecimiento de colonias en tierras robadas y el uso de todo el agua y otros recursos de Palestina”. Esta situación no es nueva, pues ya en 1982 el general estadounidense Alexander Haig, secretario de Estado por entonces, afirmó que “Israel es el portaaviones estadounidense más grande del mundo que no puede hundirse, no lleva a bordo ningún soldado estadounidense y está situado en una región crítica para la Seguridad Nacional de EEUU”. Por estos servicios de seguridad Washington paga a Israel “3.800 millones de dólares anuales (…) suministrando y coproduciendo armamento avanzado, sistemas de seguridad e inteligencia y dando cobertura diplomática contra numerosas violaciones de Israel del derecho internacional”. Estas armas avanzadas las utiliza el genocida sionista Netanyahu para asesinar y quemar a una población desarmada, de mujeres, niños y civiles. 

Pero este plan para crear “una nueva realidad” en Oriente Medio ya se puso en marcha hace tiempo. Reza nos recuerda que desde los años 1970, “Israel ha sido central para la estrategia imperial estadounidense”. EEUU quería instalar un centro militar y económico en la región, con objeto de “proteger y apuntalar los intereses estadounidenses”. Para esto se necesitaba “la eliminación de todos los obstáculos a la hegemonía estadounidense”. No olvidemos la declaración del presidente Calvin Coolidge, antes mencionada. Tampoco olvidemos que “el régimen británico prometió sin contemplaciones la tierra de los palestinos a los judíos de Europa. Esto tuvo lugar hace 107 años, cuando “se sembró la semilla de la catástrofe en el corazón del mundo islámico”.

Para Netanyahu normalizar significa exterminar a todos los palestinos, como Hitler intentó exterminar a todos los judíos

La vergonzosa presentación del primer ministro de Israel, Netanyahu, del plan estadounidense-israelí en la 78ª sesión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2024, no ha sido lo que él pretendía: “el comienzo de una era de seguridad y prosperidad en toda la región”. Su plan, El nuevo Oriente Medio, con un Israel “sin rastro alguno de los territorios palestinos ocupados”, se parece mucho al plan de Hitler “sin rastro alguno de los judíos”. Este plan dice que “los palestinos no deberían obstaculizar futuros acuerdos de normalización”. Es decir, para Netanyahu normalizar significa exterminar a todos los palestinos, como Hitler intentó exterminar a todos los judíos.

El plan ha fracasado porque como Reza Behnam ha sentenciado, “la guerra contra los palestinos en Gaza está configurando Oriente Medio, pero no de la manera que Israel y EEUU esperaban”. Muchos analistas opinan sobre el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre, sin comprender que gane quien gane -Kamala Harris o Donald Trump- se seguirá actuando con el convencimiento de que “si Israel no existiera, EEUU tendría que inventarlo para proteger sus intereses en la región”. La nueva configuración se debe a “la intrépida resistencia de los palestinos” que “ha dado a la región la esperanza de una nueva dirección”. Reza presagia que ese momento llegará “cuando esta catástrofe termine y Palestina vuelva a sus raíces”. La nueva dirección, con la ayuda de los países con dignidad, preocupados por los asuntos humanos, está obligada a “lograr un mundo libre de armas nucleares” porque “las armas nucleares no deben volver a utilizarse nunca jamás”. Estas palabras rezan en el comunicado oficial de El Comité del Nobel, con motivo de la concesión del Nobel de la Paz al japonés Nihon Hidinkyu. Solo así nuestros gobernantes harán posible que un nuevo mundo nazca.

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Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre.

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