Relaciones internacionales
Rajoy, un fan en diferido de la Alianza de Civilizaciones
El viaje del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Turquía ha acabado en polémica. Y no sólo por la presencia del presidente en un mitin del partido islamista moderado AKP del líder turco Recep Tayyip Erdogan –acto del cual el equipo de Rajoy ha afirmado desconocer su naturaleza–, sino también porque el presidente volvió a alabar en la declaración conjunta tras la reunión con el líder turco la Alianza de Civilizaciones que tanto denostó cuando se encontraba en la oposición.
Rajoy se reafirmó en la necesidad de utilizar la Alianza como una herramienta para "frenar la tendencia a la polarización entre culturas y religiones", así como para combatir "la xenofobia y la islamofobia". No obstante, llama la atención el cambio radical de opinión del presidente, que ahora defiende la Alianza de Civilizaciones como algo "primordial" cuando hace unos años la consideraba una "broma". Su parecer con respecto a la iniciativa ha cambiado desde que llegó al Gobierno: así, por ejemplo, Rajoy ya manifestó su apoyo en la ONU al plan en 2012 y 2013, donde también aseguró que cree "en la mediación como método de solución pacífica de controversias".
No obstante, Rajoy no ha tenido tradicionalmente tan buenas palabras para la iniciativa que promovieron el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el propio presidente turco Erdogan a partir del año 2004, con el apoyo de la ONU. Para Rajoy y sus colaboradores, la Alianza de Civilizaciones supuso desde el principio un error. De hecho, justo al día siguiente de que Zapatero presentase la idea ante las Naciones Unidas, el entonces portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, señaló que su discurso estaba lleno de "frases vacías" que parecían "de redacción de colegio", y que la propuesta tan sólo haría que España perdiese influencia en el exterior.
Los reproches de Rajoy y sus compañeros de partido continuaron durante los años siguientes, a medida que la iniciativa iba tomando forma. Y para ello argumentaron que la Alianza le importaba "un comino a todo el mundo", como señaló durante un mitin el propio presidente del Gobierno. "Mucha Alianza de Civilizaciones y poca política exterior de un país civilizado", criticaba Rajoy en otro discurso, ambos recogidos por el programa de La Sexta Al Rojo Vivo el pasado septiembre.
En este sentido, Rajoy aseguró que la Alianza de Civilizaciones era una muestra del poco peso en el exterior de España durante los mandatos de Zapatero. "A nadie se le oculta que estas amenidades retratan a un Gobierno que se considera absolutamente prescindible en el plano internacional", criticaba en el año 2006 el ahora presidente en un debate en el Congreso de los Diputados. Ese mismo año, el que era portavoz de Exteriores en el Congreso del PP, Gustavo de Arístegui, señaló que la Alianza era, en el mejor de los casos, mera "gaseosa" y estaba "descafeinada", si bien su grupo la consideraba "peligrosa y arriesgada".
Rajoy también aludió a la Alianza de Civilizaciones días después de los atentados yihadistas ocurridos en abril de 2007 en Casablanca y Argel. En un acto de su partido, el entonces líder de la oposición afirmó que no sabía qué pensaba Zapatero del terrorismo islamista, pero aseveró que para combatirlo "no sirve la Alianza de Civilizaciones" y pidió que el problema se tomase "en serio".
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En 2009 parecía que la opinión de los conservadores sobre la iniciativa había mejorado, a tenor de unas declaraciones en las que De Arístegui aseguraba que la Alianza había evolucionado "en un sentido positivo" y que no tenía "nada que ver con ese disparate" promovido por Zapatero y Erdogan allá por 2004. "No es la misma [iniciativa] que pusieron en marcha, ha evolucionado y damos fe de ello", señalaba en octubre de ese año el portavoz de Exteriores del PP. Pero el cambio de parecer fue un espejismo: ese mes de diciembre, Rajoy aseguraba que la Alianza no había servido "para nada" excepto para que España fuera "más irrelevante" en el mundo.
El PP tampoco dejó de rechazar la medida en la campaña electoral de 2011: en el debate que mantuvo con el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, Rajoy tachó irónicamente la Alianza de "gran proyecto" sobre el que dijo no querer hacer "ningún comentario".
Según el propio Ministerio de Asuntos Exteriores, la Alianza de Civilizaciones tiene como función "fomentar el diálogo y la cooperación entre diferentes comunidades, culturas y civilizaciones y construir puentes que unan a los pueblos y personas más allá de sus diferencias culturales o religiosas, desarrollando una serie de acciones concretas destinadas a la prevención de los conflictos y a la construcción de la paz". Estas "acciones concretas", según la institución, se centran en ámbitos como la juventud (con programas de intercambio de estudiantes, escuelas de verano o becas), la educación (a través de, por ejemplo, el "entrenamiento de profesores en la diversidad cultural") o la inmigración.