Energía
¿Es factible la propuesta de Podemos para un nuevo modelo energético?
Reducir las emisiones contaminantes, disminuir la dependencia del petróleo de España y rebajar la enorme tasa de desempleo actual. Esos son los tres objetivos del modelo energético elaborado por el economista Robert Pollin que presentó el pasado lunes Podemos, un estudio que asegura que la inversión en sectores como el de las energías renovables o la rehabilitación de edificios podrían crear 320.000 puestos de trabajo. Pero, ¿es posible implantar un programa tan potente en un momento como el actual?
El informe, tal y como remarcó Pollin en su presentación ante la prensa acompañado del secretario de Política de Podemos, Íñigo Errejón, es tan sólo "un marco" que "necesita desarrollo y abrirse al debate". No obstante, el documento sí que contiene algunas cifras claras: la inversión para realizar el cambio de modelo energético que promueve debería ser del 1,5% del PIB durante los próximos 20 años, y se reduciría en un 75% la dependencia energética de España en ese periodo.
"Este sector es un buen lugar para comenzar el cambio de modelo", explica Pollin a infoLibre. Y aporta varias razones, además de las mejoras a nivel ecológico: "Un gran problema de la economía española es que, cuando comienza a crecer, se empieza a importar mucho, y lo que más se compra es crudo. Eso significa que tienes que organizar la economía para ser capaz de exportar lo suficiente para paliar tu necesidad de comprar petróleo", sostiene el experto, que contrapone que "invirtiendo en un programa de energía limpia puedes, año a año, reducir la dependencia" de las energías fósiles.
"Haciendo esto, la economía no estará tan enfocada en torno a la idea de exportar solo para poder comprar más petróleo, y siendo así, los sectores no deberían ser necesariamente sectores de alta productividad enfocados a exportar", sostiene el experto estadounidense, que pone como ejemplo el sector educativo: de aplicarse este programa, según afirma, "se podría gastar más en educación sin preocuparse de luego tener que exportar los servicios educativos".
320.000 puestos de trabajo, una cifra realista
El informe también plantea que "durante el primer año del programa, en el que se dedicarán 21.000 millones de dólares a la inversión en energías limpias, se crearán alrededor de 320.000 nuevos puestos de trabajo". Estos puestos de trabajo estarían divididos en empleos directos –"los puestos de trabajo creados, por ejemplo, para la rehabilitación de edificios con el objetivo de hacerlos más eficientes energéticamente o para la fabricación de instalación de turbinas eólicas"–, indirectos –"los puestos de trabajo asociados con las industrias" proveedoras– e inducidos –aquellos que resultarían de la mejora de la economía–, si bien el informe no ofrece cifras desglosadas al respecto.
Estos puestos de trabajo se encuadrarían, sobre todo, en el sector de la construcción, algo que para Pollin no es negativo ya que se trata de un área "deprimida". "El sector de la construcción empleaba a 1.300.000 personas más antes de la crisis que ahora, así que si pones mucho dinero ahora mismo en el sector de la construcción habrá muchos trabajadores desempleados a quienes les encantaría recuperar su trabajo", explica el experto, que asegura que forma parte de la "estrategia" utilizar la "gran tasa de inactividad" en este sector para comenzar a construir el nuevo modelo.
Para Jorge Morales de Labra, integrante de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, el número de puestos de trabajo que pronostica el estudio no es desmesurado e incluso podría quedarse corto. "No me parece una cifra exagerada, CCOO hizo un estudio en el que, teniendo en cuenta sólo el fomento del autoconsumo eléctrico, se hablaba de 80.000 puestos de trabajo", explica el experto, que da una cifra más global: "El plan de eficiencia energética que dejó el Gobierno socialista en 2011 hablaba de crear un millón de puestos de trabajo".
Fuerte inversión pública
El informe, sin embargo, tiene algunos puntos poco desarrollados, según Morales de Labra, que explica que las cuentas que ofrece el borrador "son demasiado macro". "Cuando se baja al detalle hay muchos más problemas", explica el experto, que pone como ejemplo que "la sustitución de las energías fósiles conllevaría un cambio importante de los hábitos de transporte de los españoles, que tendrían que empezar a moverse masivamente en vehículos eléctricos".
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Y es que el del transporte es uno de los sectores donde el plan de Pollin plantea invertir una parte del 1,5% del PIB –27.800 millones de euros anuales de media– que estaría destinado a este modelo. Para fomentar el transporte público se utilizarían 1.390 millones de media al año, la misma cantidad que se destinaría a la "mejora de la red eléctrica" y a implantar "medidas de eficiencia energética en la industria". No obstante, el mayor pellizco de la partida de gasto para la mejora de la eficiencia energética –que supone un tercio de la inversión total– se la llevaría la rehabilitación de edificios: un 50%, 4.162 millones de euros al año de media.
El resto de la inversión, una media de 16.558 millones de euros anuales, irá destinado a expandir las energías renovables: se gastarán 3.311 millones para los sectores eólico, solar, geotérmico, hidráulico y de biomasa. No todo el gasto saldrá de las arcas públicas, ya que el documento prevé que el Estado implante una serie de bonificaciones a las consumidores y las empresas para que modernicen los sistemas de producción energética, si bien el documento admie que a la hora de financiar la inversión en energías limpias "será necesario que las inversiones públicas [...] den el empujón inicial a todo el proyecto".
¿Es posible un gasto tan elevado en una situación de crisis como la actual en España? Pollin defiende que su programa es "parte de la solución" de la situación económica, y además sostiene que a la larga el programa de mejora de la eficiencia energética –un tercio de la inversión– se "autofinanciará". "Este programa es un macro estímulo y funciona como tal, inyectando un gran gasto en la economía", asegura el experto, que asegura que "una vez pasado el ciclo de 20 años o incluso antes el Estado tendría el dinero de vuelta". "Las inversiones en eficiencia energética se financian por sí solas por definición", remacha Pollin.