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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Qué ven mis ojos

El zorro que cuidaba a las gallinas y ellas le votaban

“Si quieres pararle los pies a quien te empuja, sólo puedes hacer una cosa: empujar en dirección contraria”

Dice el expresidente en funciones Mariano Rajoy –ya no sabe uno ni cómo llamarlo– que España nunca fue rescatada y que todos los problemas que ha tenido el país se deben, cuatro años más tarde, a lo mismo que cuando llegó a la Moncloa: a la herencia recibida del PSOE. Sin duda, con él y los suyos no habrá ese problema: entre la Gürtel, la Púnica y demás, la banda se lo ha llevado todo, no dejará nada por lo que pelearse. Un par de micrófonos más allá, dice el exministro en funciones de Economía, Luis de Guindos, exactamente lo mismo y le añade que el PP no ha hecho recortes en estos últimos cuatro años, de manera que lo que ha debido ocurrir sólo puede ser una de estas dos cosas: o teníamos roto el bolsillo y se nos cayó la paga, o somos todos unos mentirosos. Dice siempre que le apunta una cámara la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que en Génova no se ha visto un sobre con dinero indetectable jamás, que Luis Bárcenas era un tirador solitario y que sus cuentas de la lechera en negro no tenían absolutamente nada que ver con el PP, con lo que no se explica por qué no le han hecho aún una estatua a la entrada de la sede, ya que al parecer cargó a su cuenta la reforma que le hicieron y con las vueltas repartió unos sobresueldos. Así que o lo encarcelan o lo canonizan.

Dice el exministro en funciones del Interior, Jorge Fernández Díaz, metiéndose en camisas de once varas como si no lo hiciera ya suficientemente mal en su departamento, que “hay que acostumbrarse a los puestos de trabajo temporales” y que el contrato indefinido “forma parte de la Historia”. Hace falta ser Ruiz, como diría su jefe. Finalmente, dice la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, que el único partido que puede sacarnos del agujero en que nos encontramos es el mismo que lo ha cavado: el suyo. El problema es que a todo eso que dicen hay que restarle el hecho de que lo digan ellos, dado su historial de mentiras conjunto y por separado. Para que este artículo no tenga que crecer hasta convertirse en una enciclopedia del cinismo en diez tomos, ¿me aceptarían como resumen el ejemplo del propio De Guindos, que repite por tierra mar y aire que fue el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero el que nos llevó a la crisis y resulta que él era uno de los capitostes de Lehman Brothers? Nombrar a De Guindos para esa cartera fue lo mismo que poner al zorro a guardar el gallinero, como suele decirse; lo que pasa es que en esa frase hecha no se dice que, además de servirle de comida, las gallinas le tengan que votar cuando se presente a la reelección.

Uno no va a un mitin a hacer autocrítica, así que en una campaña es comprensible que todos los candidatos lancen promesas y se presenten como la mejor opción, la más fiable, la que garantiza el futuro y la que más esperanzas merece despertar. Por desgracia para muchos de ellos, la diferencia entre la verdad y la mentira es que la primera deja huellas y siempre habrá un periodista que las siga, alguien que se niegue a hacerse el olvidadizo y mirar para otra parte o una hemeroteca de guardia. Por no cambiar de tercio, cuando el propio De Guindos, después de tocar las campanas para alertarnos contra el populismo se atreve a ofrecer una bajada de impuestos, si ganan en junio, quienes debaten con él no tienen que abrir la boca, sólo ponerle delante la carta de Rajoy a Bruselas en la que anuncia que “conscientes de la necesidad de salir del procedimiento por déficit excesivo cuanto antes, en la segunda mitad del año, una vez haya un nuevo Gobierno, estamos dispuestos a adoptar nuevas medidas, si se requieren, para cumplir con el objetivo.” Más ajustes, más sufrimiento. Cualquier día los jueces van a tener que procesar a alguien por pertenencia a banda desalmada.

Los números también mienten, pero sólo a cambio de que al manipulador no le cuadren las cuentas, y aquí está muy claro que no nos salen, porque para lo único que ha servido esta legislatura es para que el PP destruyera el Estado del bienestar que dice defender a cambio de nada: los objetivos no se han cumplido, Europa nos vuelve a leer la cartilla, el paro nos asfixia, los salarios se han hundido, el trabajo es cada vez más precario y la desigualdad ha aumentado de forma escalofriante. Los únicos que han salido beneficiados son los únicos para los que gobiernan: los poderosos, los millonarios. Cualquier estudio que se quiera consultar, muestra que a la vez que la inmensa mayoría de los ciudadanos veía mermados sus ingresos y sus derechos a consecuencia de la crisis, las veinte mayores fortunas de nuestro país incrementaban un quince por ciento su riqueza. Que las dos cosas ocurran a la vez, ya es grave; que además se descubra cada día un caso de malversación, blanqueo, robo o evasión de impuestos que señalan a diferentes cargos públicos del PP, lo convierte en intolerable. “Si le sumas a la austeridad la corrupción, fabricas una bomba”, acaba de decir en Valencia el Nobel de Economía del año 2015, Angus Deaton. Quizás lo comentaran Rajoy y sus ministros del G8 –la ge debe ser por García y el ocho por el número de letras del apellido Margallo– en la comida que celebraron para rendir homenaje a Soria, el exministro de Industria que se ha visto obligado a dimitir por tener cuentas opacas, por tratar de engañarnos acerca de ellas y por las dos cosas. ¿Qué era lo que celebraban? ¿A quién le daban ánimos? El lema de los conservadores, “A favor”, ¿significa eso? ¿A favor de qué? Menos mal que el subconsciente a veces traiciona a quien tiene algo que ocultar, y para demostrarlo el PP del País Vasco puso un anuncio en el que por fingir que saben euskera se les escapó un lema que se puede traducir por “lárgate ahora más que nunca”, escrito bajo la fotografía de Rajoy. Ya lo dijo él mismo en el Congreso: "Lo único que hemos hecho nosotros es engañar a la gente".

Eso sí, esperemos que la respuesta a la bajada de impuestos que anuncian los embaucadores no sea la idea del PSOE de crear otro que complete la financiación de las pensiones, cuya hucha ha saqueado el PP, porque no sería más que incidir en ese modo de atraco en diferido que consiste en hacernos pagar por la misma cosa dos veces, y ésa ya la costeamos con nuestras cotizaciones. Lo que hay que hacer para que el sistema funcione es crear empleo, y dado que eso lo sabe cualquiera, si buscan remiendos, atajos o puertas falsas será porque quienes lo hacen se consideran incapaces de conseguirlo.

Lo que hay que ver, ni más ni menos que a gente como Luis de Guindos dando lecciones de economía a los mismos a los que ha arruinado. Es de esperar que los que le oyen no se las crean. A quienes te estafan, no se les da una segunda oportunidad.

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