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'Exhumación de la fábula': El orden del sueño

Portada de Exhumación de la fábula, de Javier Bello.

José Luis Morante

Exhumación de la fábulaJavier BelloPrólogo de Antonia Torres AgüeroSelección de Nicolás LabarcaChamán EdicionesAlbacete2016Exhumación de la fábula

 

Una de las coordenadas que hacen crecer los proyectos editoriales es la huida de cualquier localismo; el empeño por conseguir una cristalización definida y global. Así lo entienden con lucidez Pedro Gascón y Anaís Toboso dejando sitio en la colección Chamán ante el fuego al corpus poético de Javier Bello (Concepción, Chile, 1972), profesor de Literatura de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Javier Bello es ya una figura de culto de la literatura chilena. El paisaje de su poesía abre cauces complejos, cuenta con una notable presencia en el entorno cultural hispano y su trayectoria lírica se ha traducido a otros ámbitos lingüísticos.

El trazo singular del escritor es analizado con excelente perspectiva crítica por Antonia Torres Agüero. En el prólogo “Javier Bello o la exégesis de la piedra” resalta la precoz epifanía y acota el recorrido antologado entre 1997 y 2015. Son casi dos décadas de taller representadas por los poemarios El fulgor del vacío, Las Jaulas, Los pobladores del entresueño, letrero de albergue, Espejismo, Estación noche y Los grandes relatos. La muestra apunta con claridad la cercanía a un crisol de estéticas que tienen en común un pensamiento poético de búsqueda. Hay tensión en el lenguaje y un cierto hermetismo verbal que se edifica entreverado de onirismo y temblor existencial.

En los poemas seleccionados por Nicolás Labarca puede constatarse la interacción del poeta con Humberto Díaz Casanueva, Rosamel del Valle y Eduardo Anguita, o su diálogo con Federico García Lorca, José Lezama Lima y César Vallejo. Una clave que deja la mirada de Antonia Torres Agüero, dada la diversidad del material analizado, es la acotación  en cuatro núcleos argumentales. La ruta del poema cubre la superficie comunitaria de lo social, el reflejo  metaliterario o la reflexión sobre el signo lingüístico, el tema de la identidad como existencia tutelar y transformación interna y, por último, una cuarta senda que interrelaciona poesía y visualidad a partir de la tendencia del escritor a la pintura abstracta y expresionista.

Poco proclive al ritmo del poema breve y a los cortes versales, Javier Bello emplea un verso expandido, próximo a la prosa poética en su esquema de salmo, que sirve mejor para dar cauce a la conciencia y a sus circunvoluciones meditativas; solo en contadas entregas como Espejismo, editada en 2010, construye estrofas de esquema fijo como la décima. Y naturalmente hay un uso frecuente de los poemas en prosa, que marcan un ritmo y un tono enunciativo oracular. Logra así una expresión repleta de imágenes, con una inclinación natural al ideario surrealista. El poema se adensa, adquiere la formación de lava de un yo diluido que vela lo autobiográfico. El texto acoge el vitalismo de una escritura fragmentaria, tamizada de especulaciones y sugerencias, que desanda la claridad para construir significados.

Exhumación de la fábula esboza un lienzo completo en su evolución y desarrollo. La mirada en conjunto registra una aportación estética contundente, con amplia libertad de vuelo en versos que optan por la asociación inesperada y el efecto sorpresivo, que confían siempre en las posibilidades de revelación de lo intuido.

*José Luis Morante es poeta y crítico literario. Ha realizado la selección de la antología Re-generación (Valparaíso, 2016). 

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