Lula encabeza las protestas contra su condena, defiende su legado y se autoproclama víctima de una persecución

El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha asegurado este jueves que está siendo perseguido por sus "enemigos políticos" ante la Justicia en relación con la condena impuesta por un tribunal de primera instancia a nueve años y medio de prisión por corrupción y blanqueo de dinero.

"Desde que no pueden vencerme mediante la política, utilizan los juzgados", ha aseverado el exdirigente y cofundador del Partido de los Trabajadores (PT) durante la manifestación que ha tenido lugar en una de las principales calles de la localidad de Sao Paulo.

La organización de las protestas en contra de la condena impuesta por el juez federal Sergio Moro ha contado con la participación del PT, formación de la que Lula es líder honorífico.

La Policía brasileña ha registrado, además, varias manifestaciones en otras ciudades del país, desde Río de Janeiro hasta Belo Horizonte, Porto Alegre y Fortaleza.

Durante sus dos mandatos al frente de la Presidencia entre 2003 y 2010, el expresidente contribuyó a descender el número de personas por debajo del umbral de la pobreza en el país, pero también provocó un aumento del déficit público.

Lula da Silva, que es uno de los principales favoritos de cara a las elecciones presidenciales previstas para 2018, no podrá presentarse si su condena es ratificada por un tribunal de segunda instancia.

Corrupción y operación Lava Jato

El juez Moro señaló el 12 de julio que existen pruebas suficientes para condenar a Lula, que se ha convertido en el primer exmandatario en ser sentenciado por corrupción en Brasil.

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Además de los nueve años y seis meses de prisión, el fallo también contempla la inhabilitación para ejercer cualquier cargo público por un periodo de 19 años.

Lula está siendo investigado en el marco de la operación Lava Jato, que analiza la trama corrupta en torno al gigante Petrobras. Según la Fiscalía, éste se habría beneficiado del dinero desviado de la petrolera para la compra y reforma de un tríplex en Guarujá (Sao Paulo). El dinero procedía de la compañía brasileña OAS, que habría utilizado el inmueble como soborno a cambio de contratos.

El expresidente de OAS José Aldemário Pinheiro Filho también ha sido condenado en este caso, por corrupción activa y blanqueo de dinero. No obstane, los 10 años y ocho meses que ha dictado el juez para él quedarán reducidos gracias a un acuerdo de delación firmado con las autoridades.