Librepensadores
'Portavoza', femenino singular
En su Tractatus logico-philosophicus (1921) Wittgenstein acertó al comprender que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo. Si en el lenguaje se representa el mundo, mi mundo abarca únicamente lo que mi lenguaje puede representar. Y puesto que pensamos palabras, solo puedo pensar lo que puedo decir: lo indecible -lo inefable- es literalmente impensable.
Por suerte, las palabras son puramente convencionales, las inventamos nosotros y nosotros damos sus significados. Por eso ningún lenguaje es nunca definitivo y todos los lenguajes están siempre en construcción. Que un nuevo término -o una nueva significación de un término conocido- sea aceptado o no, básicamente depende del éxito de su uso.
La mala suerte es que el lenguaje no es neutral y en cada palabra -en cada expresión- se esconden representaciones del mundo ideológico que las genera. Que para referirnos a nuestra pareja utilicemos el posesivo mi -mi mujer, mi marido, mi pareja, etc.- no es casual.
La palabra portavoza no existe y sin duda es gramaticalmente incorrecta. Aunque debería decir que no existía porque de repente ha sido enunciada, inventada, y, por muy incorrecta que sea, por muy en contra que estemos, por muy estúpida que nos parezca -si es el caso- todos entendemos perfectamente su significado y la carga ideológica que va con ella.
Quizá desaparezca tan abruptamente como ha aparecido o quizá a la vuelta de unos años aparezca en el DRAE, quién sabe. Su éxito dependerá del uso que hagamos de ella, si se generaliza, si se consolida, si es una representación útil para extender el mundo en el que vivimos, o si, por el contrario, simplemente sea una anécdota ideológico-lingüística que se extinga cuando el furor de la noticia se esfume.
Cuánto revuelo por una palabra. ¿Lo que verdaderamente molesta es su incorrección gramatical o su incorrección política? ¿Es su cacofonía o su intención ideológica lo que irrita? ¿Lo que repele es que el verbo pueda hacerse carne o que la carne se haya hecho verbo?
Jesús Pichel Martín es socio de infoLibre