Plaza Pública
Racismo, sí... y machismo
El episodio ocurrido en un vuelo de Ryanair ha dado la vuelta al mundo varias veces a una velocidad que ni siquiera la luz puede igualar en su huida de la oscuridad. Y al igual que sucede con el paso de la luz, tras su presencia pasajera queda un resplandor que a veces sirve para mostrar la realidad y otras para ocultar parte de ella.
Es lo que ha ocurrido con este episodio, como sucedió con las palabras del líder del PP, Pablo Casado, sobre el día de la Hispanidad, en las que todo el mundo vio “nacionalismo”, pero muy pocas personas vieron el machismo que contenían.
El machismo vuela a ras de suelo, aunque lo haga en avión y el vuelo sea de bajo costo, y va tan rápido que no siempre se logra identificar. Nadie duda de que las palabras de David Mesher, “pasajero blanco” del vuelo de Ryanair Barcelona-Londres, iban cargadas de racismo, pero de nuevo pocas personas han visto en las palabras de David Mesher, “pasajero hombre” del vuelo Ryanair Barcelona-Londres, machismo. Los insultos que profirió contra la pasajera Delsey Gayle iban llenos de racismo, como, por ejemplo, cuando la llama “horrible negra bastarda”, pero antes y después de cada una de las referencias al color de su piel, sus palabras iban dirigidas contra su condición de mujer, atacando aquello que el machismo utiliza para dar reconocimiento a las mujeres a través de su cosificación, concretamente la estética de las mujeres y el “interés sexual” que puedan “despertar” en un hombre, aunque sea en un encuentro fortuito y temporal. De ahí que en sus ataques David Mesher utilizó contra ella expresiones como “no quiero sentarme junto a tu fea cara”, “tu puta fea cara”, o “no me hables un puto idioma extranjero, puta vaca fea”.
Estoy convencido de que el motivo principal de la agresión fue más la condición de mujer por encontrarse “fuera del rango” que el machismo considera “respetable”, que la de ser afro-descendiente. Si en lugar de 70 años, como tiene el propio David Mesher, la mujer hubiera tenido 30, dudo que la hubiera insultado, es más, quizás hasta habría intentado mantener una conversación con ella durante el vuelo. Y del mismo modo, si en lugar de mujer hubiera sido un hombre jamaicano de 70 años, tampoco creo que hubiera hecho ninguna referencia al color de su piel ni a los rasgos de su fisionomía.
David Mesher, hombre blanco que viajaba en el vuelo de Ryanair Barcelona-Londres, llevó a cabo una agresión machista y racista, no sólo racista, sobre Delsey Gayle, mujer afro-descendiente que volaba junto a él. Los testimonios de sus vecinos que se han hecho públicos, además, confirman que muestra una conducta acosadora en sus relaciones.
El machismo es la esencia sobre la que se construye el odio y la discriminación al ser la primera referencia utilizada para considerar a quien no comparte los elementos de identidad, no sólo como diferente, sino “diferente e inferior”. En el Neolítico, hace más de 10.000 años, cuando se inicia el control de las mujeres por parte de los hombres y el desarrollo de la cultura patriarcal, dentro de los grupos no existía ningún otro elemento diferencial, sólo el sexo y la condición de hombre y mujer en cada una de las personas. A partir de esa construcción sobre la condición de las personas y la desigualdad, conforme los grupos crecieron y las sociedades se hicieron más complejas y plurales, surgieron otros elementos de discriminación a partir del color de la piel, la procedencia, las creencias… y todos ellos sufrieron el mismo esquema a partir de la condición considerada superior: fueron personas consideradas “diferentes e inferiores”, no sólo diferentes.
Por eso hoy el machismo es racista, xenófobo, homófobo… y crítico con todo aquel que no comparta su condición (hombre, blanco, nacional, heterosexual…), podrá expresarlo de una forma u otra dependiendo de las circunstancias y de otros elementos, pero el machismo contiene el núcleo del odio al diferente y el de la discriminación. Por ello, la cultura machista que tenemos tiende a justificar, a minimizar y a aislar cada uno de los episodios en los que refleja esa construcción de poder y odio, lo hace con la violencia de género y lo hace con los ataques racistas. Todo es una trampa, primero porque la crítica se lleva a cabo sólo sobre los problemas que superan el umbral de “corrección” y “normalidad” que previamente impone la cultura, y después porque la propia existencia de ese umbral significa que hay toda una serie de situaciones con el mismo significado que nunca llegan a ser cuestionadas ni criticadas.
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La desigualdad está construida sobre el pilar del machismo, aunque luego tenga muchas derivadas. Por eso debemos prestar toda nuestra atención para no dejar pasar el machismo que se esconde bajo muchas manifestaciones revestidas de normalidad o de otras formas de discriminación y violencia.
El episodio protagonizado por David Mesher, hombre blanco pasajero del vuelo de Ryanair Barcelona-Londres, fue racista y machista, sobre todo machista. __________
Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue delegado del Gobierno para la violencia de género.