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La tristeza del electorado

Ximo Estal Lizondo

Desgraciadamente por la ineptitud de unos y otros, por el infantilismo político y, sobre todo, porque muchos dirigentes políticos utilizan los votos de sus electores para sus intereses propios de partido y no para el beneficio de los votantes, nos vemos abocados a unas nuevas elecciones de resultado incierto e insensatas por los motivos y excusas que las han provocado. Cosa que ha hecho que el electorado se encuentre con una tristeza importante que, por desgracia, puede llevar a un incremento de la abstención y a unos posibles resultados que afecten en gran medida a la democracia y sus valores.

Desgraciadamente el electorado está triste porque ve que vota con sensatez, racionalidad, esperanza y los partidos se empeñan, acción tras acción, en dar respuestas absurdas, insensatas e irracionales y algunos dirigentes políticos incluso con sus argumentaciones, y perdón por la expresión que voy a escribir, se ríen hasta de sus propios votantes. Y lo que es peor: de la democracia que tanto nos está constando mantener.

Y lo peor está por llegar, puesto que el electorado con su tristeza entra en el bucle de dudar si votar o no votar y con ello incrementar la abstención. ¿Existe una verdadera democracia política si solo van a votar el 45% de la ciudadanía y gobierna el partido que de ese 45% ha obtenido un 25%? Es decir, ¿tiene fuerza moral política sentirse ganador cuando solo 10 personas de cada 100 le apoyan, mientras el 90% están en contra por no estar de acuerdo de sus políticas o por estar desencantados con la política?

Si esto sucede, si el bucle de la tristeza del electorado llega a esos extremos, la débil democracia en la que nos estamos apoyando se irá debilitando más y más y con ello el bucle de tristeza y desánimo ira a peor. Pero esta tristeza se puede convertir en esperanza si determinados partidos, sobre todo los de izquierda, dejan sus egos, sus infantilismos y por fin se unen, mediante coaliciones o después de las elecciones, para ser fieles a lo que la ciudadanía ya expuso anteriormente. Y, sobre todo, hacen que volvamos a creer en la democracia y en sus valores y no entrar en el bucle de la tristeza política.

Hay una nueva oportunidad y si el electorado, como ya hizo en la anterior votación, opta por ese voto sensato y racional... no nos vuelvan a decepcionar con sus egocentrismos e infantilismos. La ciudadanía no se equivoca. Y no queremos estar tristes, sino alegres y luchando por la igualdad, libertad y bienestar de todos y todas. La ciudadanía vuelve a tener la palabra y esperamos que esta vez los partidos sepan llevarla a cabo.

Lo inevitable, lo irracional y por supuesto la insensatez ha ganado la batalla y, como he dicho anteriormente, los ciudadanos y ciudadanas nos volvemos a ver abocados a depositar nuestro voto en una urna para decirles a determinados partidos políticos y sus dirigentes que nosotros no nos hemos equivocado, que nosotros y nosotras si sabemos lo que queremos y que solamente su irresponsabilidad, su falta de entendimiento, sus egos y sus presiones mediáticas nos obligan a que les volvamos a repetir qué queremos.

Por eso, el volver a votar, cosa digna, democrática y llena de valores, nos enorgullece, porque creemos en la democracia, pero algunos de los partidos se empeñan en demostrar que solo admiten nuestro voto y creen en ese derecho si cumple sus intereses. Malo, muy malo para el sentir democrático si esto se convierte en costumbre.

Por eso no quiero volverme a sentir, y perdón por la expresión, como un idiota. Porque yo voté con conocimiento, con esperanza en el 28-A y en que los resultados fueran claros para la ciudadanía, no para algunos partidos políticos y sus dirigentes, y eso da pie a que puedan darse unos resultados que nos lleven a un retroceso a lo que hemos conseguido durante muchos años. ______________

Ximo Estal Lizondo es socio de infoLibre

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