Especulación financiera
Blackrock aprovecha agosto para salir de compras y aumenta su participación en ACS, Bankia, AENA, Iberdrola y Ferrovial
Blackrock es la mayor gestora de fondos del mundo: maneja 7,32 billones de dólares en activos, según sus propias cifras. También es el principal inversor del ÍBEX 35. Posee participaciones en 21 de las 35 mayores compañías españolas, entre ellas los seis grandes bancos, cuatro energéticas –Iberdrola, Enagas, Repsol y Red Eléctrica–, las constructoras ACS y Ferrovial y cuatro semipúblicas –Bankia, AENA y las citadas Enagas y Red Eléctrica–. Además, es el accionista principal de los dos mayores bancos, Santander y BBVA, y de la tecnológica del turismo Amadeus. En total, su cartera vale en estos momentos unos 12.714 millones de euros.
Pero, como al resto de los inversores, la caída de la Bolsa por culpa de la pandemia también ha afectado a Blackrock y sus acciones valen ahora un 29% menos que en enero. Aun así, desde entonces el fondo que dirige Larry Fink ha aumentado su participación en Bankinter e Iberdrola. De hecho, ha aprovechado el mes de agosto para salir de compras y crecer en cinco grandes del ÍBEX: las constructoras ACS y Ferrovial, el gestor aeroportuario AENA, Bankia e Iberdrola.
El pasado 28 de agosto, Blackrock, que había llegado a Bankia en mayo, en plena desescalada, afianzó su posición en la entidad que dirige José Ignacio Goirigolzarri hasta el 1,58%, un paquete por importe de unos 53 millones de euros. Unos días antes había comprado en Cellnex hasta completar un 3,04% de las acciones, que valen casi 900 millones de euros. Aun así queda lejos del 4,59% que llegó a poseer en julio. El 19 de agosto aumentó su participación en AENA hasta el 3,05% –590 millones–, pese al penoso verano del turismo internacional en España, que ha desplomado el tráfico y la actividad de los aeropuertos nacionales. En ACS creció hasta el 4,71% el día 11, lo que casi duplica la participación con que entró en la constructora de Florentino Pérez en 2016. Las acciones que posee valen ahora 314,45 millones de euros.
Mayor es aún su apuesta por Iberdrola, donde ha llegado al 5,23% del capital este mes de agosto. Es su récord hasta ahora en la eléctrica de Ignacio Sánchez Galán. También es su mejor inversión en España: 3.556,95 millones de euros, casi una cuarta parte de su cartera total. Sólo en Amadeus su porcentaje es aún más elevado: un 5,27% –1.164,25 millones– pero no lo ha movido desde el julio de 2019. En Telefónica, donde alcanzó el 5,6% en junio de 2017, ha vendido hasta quedarse con un 4,8%, valorado en 868 millones de euros, pero continúa siendo el tercer mayor accionista, tras BBVA y Caixabank. Finalmente, también ha puesto más dinero en Ferrovial, hasta alcanzar un 2,94% –503 millones de euros–. Todas estas cifras proceden de los registros de la CNMV.
Acciones baratas, poco movimiento
Las operaciones del gigante estadounidense se producen cuando la Bolsa española ha caído un 30,8% desde que alcanzó su máximo del año el 18 de febrero, 10.083 puntos. Este lunes, último día de agosto, perdió los 7.000 puntos que ha estado peleando por mantener todo el mes, y se ha quedado en unos tristes 6.369. Según las estadísticas de Bolsas y Mercados Españoles (BME), los mercados bursátiles nacionales –continuo, MAB, Latibex y los corros de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia– abrieron 2020 con una capitalización de 1,083 billones de euros, que en julio habían encogido hasta 775.211 millones. Sólo han remontado un 6,1% desde el descalabro de marzo, cuando la declaración del estado de alarma y el confinamiento paralizaron la economía. Por tanto, las acciones están baratas, en un mes en que tradicionalmente hay muy poco movimiento y el volumen de compraventa queda reducido al mínimo.
En cualquier caso, la sombra de Blackrock es aún mayor que la descrita. Además de las 21 empresas citadas, Blackrock mantiene posiciones no significativas –por debajo del 3%– en al menos otras siete empresas cotizadas. Es el caso de Acerinox, Cie Automotive, Siemens Gamesa, IAG y Viscofan. Sin contar con las participaciones que posee en Mediaset –1,83%– y en Bolsas y Mercados Españoles (BME) –donde llegó a poseer en 3,7% pero en junio se ha quedado sólo con un 0,3%–, dos valores que desde junio ya no figuran en el ÍBEX 35.
Por qué es tan poderoso
Creado en 1988, Blackrock aterrizó en España seis años más tarde. Emplea a 16.200 personas en todo el mundo. Y se la considera un auténtico poder en la sombra. En el primer semestre de este año ha ganado 2.020 millones de dólares –1.767 millones de euros–, un 21% más que el mismo periodo de 2019. Es decir, entre abril y junio recuperó todo lo que había perdido por culpa del covid-19: sus activos a 30 de junio engordaron 744.708 millones de euros respecto al 31 de marzo.
Ese mismo mes, la Reserva Federal de EEUU contrató a una filial de Blackrock para que la asesore en la compra de valores con garantía hipotecaria y bonos de grandes compañías, en un intento por estabilizar el mercado tras el hundimiento causado por la pandemia. La decisión levantó cierta polémica porque no era la primera vez que el fondo era utilizado por la Reserva Federal en tareas donde se rozaba el conflicto de interés. En 2008, tras la crisis financiera, Blackrock fue contratada para vender los activos tóxicos de las entidades rescatadas por el Gobierno de EEUU, como Bear Stearns y AIG, unos activos que el fondo compraba para sus propios clientes.
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El fondo también asesoró entonces a los gobiernos de Irlanda y Grecia con sus propias crisis financieras. Sólo un mes más tarde de firmar con la Fed, la Comisión Europea encargó al fondo neoyorquino que la asesora antes de redactar futuras normas medioambientales para la banca. Noventa organizaciones europeas pidieron entonces a Bruselas que cancelaran el contrato.
El pasado mes de enero, su consejero delegado, Larry Fink, anunció en una carta pública a sus clientes, que el fondo iba a reorientar su actividad hacia las inversiones sostenibles, abandonando aquéllas que impliquen la producción de carbón y lanzando nuevos productos financieros que eliminen combustibles fósiles. Consciente de su influencia, no dudó en pedir a los gobiernos “una respuesta internacional coordinada”, alineada con los objetivos de la Cumbre de París y en instar a la iniciativa privada a sumarse a la pública para conseguir “una transición energética justa”. No sin advertirles de que en 2019 Blackrock ya votó contra 4.800 consejeros de 2.700 empresas de todo el mundo porque no habían sido lo bastante transparentes en materia de sostenibilidad o no la habían aplicado en sus prácticas empresariales. “Cada vez estamos más dispuestos a votar en contra de los gestores de esas empresas”, subrayaba.
Entre su cartera de clientes se cuentan los mayores planes de pensiones del mundo, así como los fondos soberanos de muchos países. Para hacerse una idea de las armas de Blackrock: el volumen de activos que gestiona multiplica por cinco el PIB de España en 2019 y casi duplica el alemán.