MENSAJE DE NAVIDAD DEL REY
Felipe VI pronuncia un discurso plano con loas al “consenso” y sin referencias a su padre
El rey Felipe VI esquiva por segundo año consecutivo los escándalos de su padre. En su octava alocución navideña, el monarca evitó cualquier referencia directa o indirecta a las actividades del emérito, que van desde el fraude fiscal –ya confesado por Juan Carlos I– a la ocultación de fondos en fundaciones de las que también fue beneficiario Felipe de Borbón. Un asunto que se limitó a despachar con la ya clásica llamada genérica a "respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral". Fue todo lo que dijo sobre el escándalo en uno de los discursos navideños más grises que se le recuerdan. Una intervención de doce minutos en la que hizo especial hincapié en la necesidad de consensos y llamó la atención sobre el incremento del número de personas en situación de vulnerabilidad en el país a pesar del repunte económico.
Era el segundo discurso al que se enfrentaba el monarca con su padre en el ojo del huracán. Hace solo diez días, el fiscal suizo Yves Bertossa dio carpetazo a la investigación abierta en Suiza sobre la fundación panameña Lucum, de la que era beneficiario el emérito y que fue la depositaria de una donación de 65 millones de euros procedente de Arabia Saudí. Cerró el caso al no tener elementos suficientes como para vincular la llegada de esos fondos a los contratos del AVE a La Meca. Y lo hizo a través de un duro auto en el que sostenía que el uso de esa fundación y otras sociedades "demostrarían una voluntad de ocultación".
Pero ni esas palabras procedentes del país helvético ni el hecho de que el emérito haya reconocido, con sus distintas regularizaciones fiscales, que escondió dinero a Hacienda han provocado que Felipe VI se pronuncie sobre el asunto. En su discurso, el monarca se ha limitado a recordar que las instituciones deben "estar en el lugar que constitucionalmente" les corresponde, respetando y cumpliendo "las leyes" y siendo "ejemplo de integridad pública y moral". El año pasado, el asunto lo despachó con una alusión a que los “principios morales y éticos” obligan a todos “sin excepciones”.
El rey también ha aprovechado su intervención para hacer un llamamiento al consenso. "El entendimiento y la colaboración son actitudes necesarias que dignifican las instituciones; más aún, las fortalecen, porque generan la confianza de los ciudadanos", ha sostenido Felipe VI, quien ha aseverado que "las diferencias de opinión" no deben "impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro". Unas palabras que llegan veinticuatro horas después de que Gobierno, sindicatos y patronal hayan conseguido cerrar un acuerdo histórico alrededor de la reforma laboral.
El discurso, como era de esperar, arrancó con un recuerdo a los ciudadanos de La Palma: "Hoy nuestro corazón y nuestro pensamiento siguen con vosotros". Y continuó con la pandemia. "Se vuelve a transmitir muy rápidamente y, por tanto, el riesgo no ha desaparecido. Al contrario. Por ello, debemos seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva", ha señalado Felipe VI, quien ha dado "inmensas gracias" a todo el personal sanitario.
Un año después, ha dicho, la situación es algo más "diferente". "Por una parte, nuestra economía ha vuelto a crecer y a recuperar la gran mayoría de los puestos de trabajo que se habían visto temporalmente suspendidos; y la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo", ha resaltado. Pero, al mismo tiempo, no ha querido olvidarse del aumento de "personas en situación de vulnerabilidad" o de la "preocupación" en muchos hogares ante la dificultad de encontrar empleo estable, la subida de precios y el coste de la energía.
Por delante, ha dicho, numerosos "desafíos" que aunque representan para todos los Estados "una auténtica encrucijada" son "una oportunidad histórica". "Incluso una exigencia para ponernos al día, para actualizar y modernizar nuestro país, manteniéndonos firmes en nuestros principios democráticos y en los valores que inspiran nuestra conviviencia", ha señalado el rey, al tiempo que ha remarcado que de lo que se haga y decida de ahora en adelante estará en juego que se pueda seguir progresando "junto a las naciones más avanzadas" o se pierda "el paso" en el camino.
Y el futuro de España como país, ha querido finalizar, "va muy de la mano" de la Unión Europea. "Y ahora la Unión se abre a la oportunidad de invertir fondos en la modernización de nuestro país y de nuestras empresas, en una economía necesariamente cada vez más digital, más verde y más inclusiva", ha recordado. Una "ocasión única" que, ha dicho, no se puede "desaprovechar". "Ahora se abre ante nosotros un futuro que nos exige –a todos– responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos", ha sentenciado.