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El advenimiento de Feijóo deja el ciclo electoral y los grandes pactos en el aire

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

La onda expansiva de la implosión del PP alcanza a todos los rincones de la política española. Hace tan solo dos semanas los populares agitaban con fuerza la bandera de un cambio de ciclo electoral que, arrancando en Castilla y León, debía consolidarse como un auténtico vuelco que llevase a los populares de victoria en victoria hasta 2023 para aupar a Pablo Casado a la Moncloa. Quince días después de esos augurios Casado ya ni siquiera tiene hueco en la calle Génova, Andalucía ha echado el freno de mano a su cita con las urnas y todo el mundo mira a Alberto Núñez Feijóo, el hombre ungido por los barones conservadores para resetear al principal partido de la oposición.

Las incógnitas sobre los efectos a corto y medio plazo que pueda tener el mil veces proclamado y nunca hasta ahora consumado aterrizaje de Feijóo en Madrid, mantienen en vilo incluso a los suyos. “Es un momento complicado. Ahora mismo no sabemos muy bien quién manda y por dónde irán los pasos. Necesitamos tiempo”, reconocen en el grupo parlamentario del PP. Nadie sabe quién va a ejercer el liderazgo de la oposición en el Congreso, cómo se articulará la interlocución con el Gobierno o incluso cuál será la línea estratégica a seguir a partir de ahora. “Habrá que ver qué hacen con Vox y si nos tienden la mano o no para pactos de estado básicos”, reflexionan desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Dudas que en el propio PP prefieren aparcar ante la falta de certezas: “Seguro que Alberto, en cuanto se haga cargo, dará directrices claras, pero todavía es pronto”. 

En la Moncloa no esconden que sus expectativas respecto a la posibilidad de llegar a acuerdos básicos puntuales con la oposición aumentan con la salida de Casado: “Ellos habían teorizado que les convenía jugar al bloqueo y a la confrontación por la competencia con Vox y no había más recorrido para hablar. Ojalá quien llegue, sea Feijóo o quien sea, lo haga con el objetivo de consolidar un centro derecha democrático y responsable que cumpla con sus mandatos constitucionales, como la renovación del CGPJ”. Aunque advierten de que, bajo su punto de vista, el presidente gallego es “muy, muy de derechas”, perciben el cambio como una oportunidad de diálogo que “intentaremos aprovechar desde el primer día con la mano tendida, como habíamos hecho hasta ahora”. 

La estrategia con Vox

Oficialmente, desde el entorno del presidente se insiste en que la crisis del PP les resulta ajena. “Somos respetuosos con su situación, pero nosotros a lo nuestro, que es la pandemia, la economía y ahora la guerra, que no es poca cosa”. Sin embargo, desde el PSOE reconocen tener cierta expectación respecto a los pasos que pueda dar Feijóo en cuanto a la alianza estratégica de los populares con Vox que parece nacer en Castilla y León. “Feijóo va a llegar con su halo de moderación y formas amables pero con un gobierno de coalición con la extrema derecha en marcha en Castilla y León. Imaginamos que intentará hacer la cuadratura del círculo y distanciarse de ellos dialécticamente sin romper porque los necesita para gobernar. Y sorber y soplar al mismo tiempo suele salir mal”, razonan en el grupo parlamentario socialista. Desde el Gobierno, opinan que Feijóo “tendrá imposible” una ruptura real con Vox: “Ellos mismos han contribuido a escorar a su propio electorado alimentando los discursos de la extrema derecha. Feijóo no se va a poder permitir nada parecido a un cordón sanitario. Tendrá que mojarse con Vox, que es algo que no le ha hecho falta hacer en Galicia”. 

El Gobierno asume que el PP se deshará de Casado y apostará por Feijóo

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Lo que parece claro es que cualquier hipótesis de acelerar el próximo ciclo electoral ha quedado sepultada por los acontecimientos. A pocos días de las elecciones en Castilla y León, cuando aún algunas encuestas daban al PP una amplia mayoría que luego no fue tal, desde Andalucía se barajó abiertamente la posibilidad de poner las urnas en primavera. La idea se enfrió tras conocerse el resultado de Mañueco y se ha desterrado definitivamente esta semana tras la voladura del PP. “Tocan en diciembre pero, visto lo visto, Juanma Moreno esperaría dos años más si pudiera”, ironiza un diputado popular. 

Entre el grupo parlamentario del PP se tiene la certeza de que la crisis de la última semana va a suponer un duro castigo por parte del electorado que se puede empezar a percibir muy pronto en las encuestas. La consigna ahora es que el Congreso extraordinario que debe entronizar a Feijóo llegue cuanto antes y que, por el camino, se consiga hacer el menor ruido posible. “Confiamos en que el tiempo nos ayude, todo está muy reciente y las aguas deben volver a su cauce. Ahora lo mejor que puede pasar es eso, el tiempo”, apunta otro diputado del PP. 

Una situación de extrema debilidad en la oposición que el PSOE también descarta aprovechar para convocar elecciones. Esta semana, y de manera solemne en el Congreso, Pedro Sánchez volvió a ponerle a su mandato el certificado de una legislatura de cuatro años: “España necesita estabilidad y recuperación económica. Por eso, les anuncio que el Gobierno no va a adelantar elecciones generales ni va a disolver de manera anticipada las Cortes generales”, aseguró. 

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