‘The flight attendant’, con la muerte en los tacones
Ha vuelto la auxiliar de vuelo más frenética de la televisión. Tras el éxito de su espectacular primera temporada, finalmente The flight attendant renovó por una segunda tanda de ocho episodios que ya pueden empezar a verse en HBO Max.
Kaley Cuoco ofrece aquí la interpretación de su vida tras varias películas infames y un personaje que le ha dado la fama, pero con un registro estereotipado y algo repetitivo, su Penny en The big bang theory.
En The flight attendant da vida a una azafata fiestera y alcohólica que sigue comportándose como si fuera adolescente hasta que se ve envuelta en un crimen. Su ligue de la víspera aparece asesinado junto a ella. A partir de entonces tiene que investigar para demostrar su inocencia, y escapar de sus perseguidores sin un segundo de pausa.
A ello se añade la también vertiginosa huida de su pasado, en el que le espera un trauma no resuelto. Enfrentarse a él supone admitir que ha basado su personalidad en hechos distorsionados y mentiras, lo que le impide evolucionar.
La segunda temporada comienza un caso nuevo
Todo ello ocurre en la primera temporada, que se pudo ver como una narración completa. No dejó ganchos pendientes para nuevos episodios. Por tanto, el equipo de la serie ha comenzado de cero como si se tratase de una nueva película, miniserie en este caso, con la misma protagonista.
La serie se basa en la novela del mismo título escrita por el exitoso escritor americano de origen armenio Chris A. Bohjalian. Kaley Cuoco se hizo con los derechos de adaptación del libro a través de su productora.
Otra actriz productora de éxito
Cuoco se une así a la tendencia especialmente fructífera encabezada por diversas actrices que promueven los proyectos que luego interpretan. Actrices que suelen optar, como en este caso, por adaptar novelas como series limitadas en las que se dan trabajo a sí mismas. Lidera este grupo la pionera y reina del formato Reese Whiterspoon y destaca su alumna aventajada Nicole Kidman.
Cuoco se ríe de sí misma diciendo que optó a los derechos de adaptación porque le encantó la portada del libro, donde una rubia melena deja entrever un rostro en el que pensó que podía reconocerse a sí misma. En el comienzo de esta temporada se incorpora esa portada convertida ahora en la supuesta fotografía favorita de la protagonista que decora su cocina.
Steve Yockey ha sido el encargado de la adaptación de la novela, para lo que consultó a su autor, quien le dio su bendición a la hora de ejecutar grandes cambios para mantener la tensión y el espíritu del personaje central durante ocho episodios, como cuenta a Decider.
Hitchcock y De Palma homenajeados
La constante intriga y suspense que mantiene a la protagonista, Cassey, en perpetuo movimiento está inspirada en Con la muerte en los talones y Vértigo, de Alfred Hitchcock y en Vestida para matar de Brian de Palma en esta adaptación televisiva. Pueden encontrarse homenajes y referencias a estas obras en multitud de ocasiones durante la serie.
Yockey y la directora Susanna Fogel convinieron en añadir el recurso constante de pantallas partidas como elemento de estilo y por necesidades de la historia. Gracias a él se pueden mostrar simultáneamente por un lado los hechos y por otro las reacciones, o los dos protagonistas de una persecución. Sirve tanto a la acción como a la comedia. Y acelera el ritmo y la sensación de urgencia.
Estas duplicidades también se manifiestan en el diálogo interior de Cassey, quien, cuando se concentra, se traslada al lugar del crimen para tratar de recordar algo de aquellos momentos de borrachera y resaca. Y lo verbaliza con el recuerdo-fantasma de la víctima.
Gracias a estos recursos, un texto literario en el que se describe el pensamiento de un personaje, cobra vida audiovisual. De paso, es la fórmula que permite a Cuoco exhibir diversos registros en una interpretación trepidante.
Soberbia banda sonora
Aun otro elemento subraya la descarga de adrenalina de The flight attendant, su banda sonora. Compuesta por Blake Neely, supuso a la serie un merecidísimo premio Emmy. Neely colabora en todos los proyectos desde hace veinte años con Greg Berlanti, productor en esta serie y figura destacada tanto del cine como de la televisión.
Neely cuenta su proceso a la hora de aproximarse a la composición en este proyecto. Leyó el guion antes del rodaje y charló con todos los involucrados en la creación de la serie. Al conocer el origen del alcoholismo de la protagonista en su niñez añadió instrumentos infantiles a sus temas musicales.
Respecto a las influencias de Hitchcock en esta partitura, Blake Neely explica que si alguien le dice en una reunión que quiere que la música suene a su compositor emblemático, Bernard Herrmann, su reacción es levantarse e irse. Herrmann implica una sombra demasiado grande.
Compuso desde la banda sonora de Ciudadano Kane a la de Taxi Driver. O la melodía que luego sería silbada en Kill Bill. Autor entre otras de las músicas de Psicosis, Con la muerte en los talones y Vértigo, colaboró también en varias ocasiones con De Palma. Afortunadamente Neely no se asustó en esta ocasión y compuso el tema de la cabecera, con una apuesta radical por la percusión como toda la música hecha por él para esta producción.
Protagonista renovada, problemas repetidos
Si ya se cerró la serie en la primera temporada, ¿Qué se puede esperar en esta segunda? En primer lugar, la protagonista se ha mudado de Nueva York a Los Ángeles por motivos fiscales de la producción. Y, hasta donde hemos podido ver, los guionistas han optado por un detonante que homenajea absolutamente al de la primera temporada.
La nueva Cassey, más serena y compuesta, vuelve a estar demasiado cerca del lugar de un crimen. Unas explicaciones suficientes permiten que no todo se deba a casualidades forzadas. A pesar del tono peliculero de los asesinatos, todavía no se ha llegado al punto de inverosimilitud de esos detectives que presencian un crimen puntualmente cada semana.
En esta segunda etapa, el atribulado cerebro de Cassey sigue necesitando su propio proceso para aclarar sus pensamientos e investigar. Si en la primera temporada lo hacía hablando con su versión mental del muerto, en esta lo hace dialogando con el yo alcohólico que todavía no está enterrado del todo en su interior.
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Su impulsividad sigue haciendo que tome las decisiones arriesgadas que mueven la acción, y desde fuera, el personaje interpretado por Rosie Pérez añade misterio al misterio. Buena parte del reparto de la primera temporada permanece en la segunda, con la incorporación de Santiago Cabrera, Sheryl Hines y especialmente con Sharon Stone, que era fan de la serie, como madre de la protagonista.
Sharon Stone interpreta a la madre de la protagonista
Kaley Cuoco ha contado recientemente al presentador Jimmy Kimmel como Stone añadió, en una escena catártica entre los personajes de madre e hija, una bofetada improvisada que la dejó aturdida. Y cómo pensó que en la segunda toma no volvería a repetirlo y, sin embargo, se encontró con un segundo bofetón. Y un tercero en la siguiente toma. Todos seguidos de sentidas disculpas de la estrella invitada, que sintió que la situación emocional requería llegar a las manos.
Los dos primeros episodios de la segunda temporada de The flight attendant conservan la energía de la primera. Sigue manteniendo también su atractivo visual, tanto en su realización, como en su colorida fotografía o su estupendo vestuario. Ahí sigue la buena música, incluida la de Blake Neely. Solo falta por ver si mantiene el drama, la comedia y la tensión hasta el final, y si con ello consigue una nueva renovación. Ojalá.