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Poemas de razón y piel

Carmen Canet

Soñar con bicicletas

Ángeles Mora

Tusquets Editores (Madrid, 2022)

La nueva entrega de Ángeles Mora se titula Soñar con bicicletas; desde que publicara Ficciones para una autobiografía, con la que recibió el Premio Nacional de Poesía y de la Crítica, vuelve con estos relatos poéticos que combinan infancia, recuerdos, presencias, ausencias y en donde recorre un inventario de los temas que le preocupan y en donde nos reconocemos. 

La importancia de las citas en este libro es inmensa. Hay frases, versos de escritores, músicos, cineastas, filósofos, que escoge la poeta para hilvanar y conversar con sus poemas, no solo significativas y enriquecedoras sino que reflejan el mundo cultural que le rodea, con el que convive.  Anotaré las tres que abren el poemario: Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica. ¿Dígale, por favor, a esta pequeña dónde está el lugar llamado mañana!, de Emily Dickinson. Y, Lo que ocurre es que la vida  esa es su secreta y terrible verdad es siempre histórica. Y toda historia tiene su principio y su fin. Solo que jamás un final histórico ha sido dulce, de Juan Carlos Rodríguez.

Es un libro que se estructura en cuatro partes y que ya desde el título Soñar con bicicletas (las bicicletas como signo de modernidad de una época que sueña con una vida mejor) es todo un símbolo. Escribe sobre la infancia,  habla de amor, de pérdida, de esperanza, de reivindicación feminista y de agradecimientos, por eso sus homenajes. Ángeles Mora a través de sus reflexiones poéticas y emotivas se adentra en las cosas que le importan. Por eso a través del paso del tiempo toma su palabra poética sobre este mundo “que nos hace y deshace.” 

Desde el primer poema, titulado Unbalanced, a modo de aviso, aparece ya su preocupación por el desorden y desequilibrio que vivimos: “Queriendo mostrar siempre/ la cara más brillante de la luna, /como mercurio derramado/ temblamos en las noches.” Esta imagen del mercurio derramado del termómetro evoca inestabilidad, nos trae recuerdos a una generación que la hemos vivido y recordado con emotividad. Recoge la idea de estar entre dos aguas: la soledad y la compañía de los amigos en un entorno nada propicio.

En la primera parte, Mi vida secreta trata de desenmascarar lo cotidiano, que en realidad es trascendente. Con su identidad, vida y escritura, Ángeles Mora construye una ética que trata de romper o distanciarse de lo anterior. Es una construcción del yo que tiene los ecos de su anterior libro Ficciones para una autobiografía, así propone una autoficción pendular como manera de superar esa otredad, más sombría y lejana, por eso este juego con la ficción y la realidad, esa obra de ingeniería del yo de la que hablaba Gabriel Celaya y Serge Doubrovsky, esto es, una forma de exponerse pero para buscarse, encontrarse a sí mismo y con esta forma de escritura encontrar a los demás: “Así rodó mi vida/ secreta,/ como ruedan los libros,/ los sueños, los cuadernos/ manchados de palabras/ robadas, letras que nos dicen/ lo que somos,/ lo que nos dejan ser.”.  Juega con el mañana, palabra recurrente en este poemario, no con el pasado, que se une en conversación con las citas de Emily Dickinson y de Rosario Castellanos, es un juego con el tiempo construyendo el tiempo presente, cito sus poemas, El olvido, Hoy es mañana, El tiempo, ay, el tiempo…, entre otros. 

En la segunda sección, La luz del poema es una reivindicación a las escritoras, se dirige en tercera persona a todas esas mujeres que han estado fuera del ámbito público. Hay homenajes a las Sinsombrero en el poema Flores de pensamiento. En, ¿Yo?, dedicado a María Zambrano, Flor de pasión, a Teresa de Ávila, y en Una mirada en el exilio, dedicado a María Teresa León. También les dedica poemas a escritores como Antonio Machado y Federico García Lorca.

Nos cuenta cómo todo se vive doble en las mujeres, en lo público y en lo privado, de las dificultades de estas, en donde el halo de la memoria y la melancolía están presentes. Es un libro que a pesar de estar atravesado por esta melancolía repleta de memoria y de evocaciones, nos deja una serena invitación al optimismo. Son recuerdos de infancia que buscan la luz. La intertextualidad, el cine, la música se aúnan, junto con la ironía, en estos relatos poéticos.

La tercera sección, Underworld, es una reflexión sobre una soledad cargada de futuro dentro de un mundo árido en donde no todo son derrotas (“Al igual que una gata/que se ha quedado sola/espero mientras vuelven/ los pasos de la vida.”). Estas preocupaciones y reflexiones que se evidencian en lo diario están producidas por el capitalismo y esta vida de prisas que llevamos. Así, entre las contradicciones que se producen y la construcción de sueños se balancean estos poemas. Es una constante inmersión en donde los miedos, las sombras que nos habitan conectan con nuestro vivir cotidiano y nos desestabilizan. Es su poemario más filosófico, su preocupación está más acentuada y revestida con un sabor agridulce. Su poesía rescata los gozos y las heridas, abriga el pasado que nos ha ido construyendo y en donde se reafirma.

La última parte, El largo adiós, está dedicada a Juan Carlos Rodríguez, es la parte más íntima: huellas del recuerdo, caducidad de la vida, hojas caídas, temores, pesadillas, tristeza… La pérdida es el denominador común de estos poemas de ausencia. Son “historias del corazón”, en donde pese a los tropiezos ella le pone luz.

Es un tratado en donde compartimos soledades, memoria colectiva, búsqueda de la identidad, por eso la poeta construye a base de una arquitectura de palabra sobre palabra. Su poesía emerge como salvavidas tanto en el yo poético como en el real, el de la vida vivida. Sin entregarse al escepticismo elabora como ficción la realidad.

Ángeles Mora ya nos tiene acostumbrados a que pasado y presente convivan en sus versos, y aquí junto al mañana muestran, también, su yo conversacional que irremediablemente no nos deja impasibles. Su forma de transmitir tranquiliza, percibimos las ausencias que caminan con nosotros, hace que se conviertan, con un lenguaje suave pero imparable, en historias que emocionan. Es extraordinaria y generosa la meditación intensa pero distendida que consigue con su palabra, nos lleva al misterio del vivir y del sobrevivir. Pedalea sin cesar y nos conduce a través de sus versos, unas veces, por caminos estrechos, que ella sabe ensanchar. Así, manillar en mano, cruza la vida y traspasa con sus poemas el día a día que tenemos que atender.

Cromatismos

Sabed que este poemario, Soñar con bicicletas, es razón y piel.

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Carmen Canet es crítica literaria y aforista. Su último libro, Cipselas (Polibea, Madrid, 2022)

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