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La comunidad 'incel', el último reducto del patriarcado y la misoginia en el basurero de Internet

Varios jóvenes sentados frente a ordenadores en una imagen de archivo.

“En la vida real las mujeres prefieren a esos tipos malos, con tatuajes, piercings, cabello pintado, aretes, dr0g4dictos, violentos y agresivos, y a los estudiosos, románticos, amables, educados, los catalogan de tontos y aburridos y como basura”. Este es uno de los tantos mensajes que pueden aparecer en Twitter si buscamos el término Incel. A este se le suma: “Las mujeres disfrutan del dolor. Genéticamente transforman el dolor en placer, lo que las hace acercarse a hombres maltratadores y tener una tendencia notable a ser azotadas, golpeadas o simular violaciones”. 

Muchos de estos discursos incluyen términos como redpill o manosphere, pero, ¿qué es todo esto?, ¿quién es esta gente?. Incel es una abreviatura inglesa que significa celibato involuntario. “Es un término que se acuñó a finales de los años 90 y al principio pretendían agrupar a unas personas que tenían dificultades para encontrar relaciones amorosas, formar pareja, o parejas sexuales”, explica la sexóloga y psicóloga Laura Marcilla. Sin embargo, este colectivo ha ido variando a lo largo de los años hasta convertirse en un grupo exclusivamente de hombres jóvenes y adultos “que comparten la ausencia de pareja, la frustración y el odio hacia el mundo en general y especialmente hacia las mujeres”, añade.

Según el estudio La construcción de masculinidades mediante el lenguaje de la comunidad incel de la antropóloga María José Vargas Romero, este término no se limita a describir la vida sexual de alguien que se identifique como tal a esta comunidad, sino que también es un movimiento que está ligado a una forma concreta y particular de entender el mundo y las relaciones entre las personas. De hecho, una de estas formas de entender el mundo es culpar a las mujeres -siendo consideradas como objetos- de muchas de sus carencias, como la de encontrar una pareja sexual.

El recorrido de este movimiento no ha sido lineal. Ha pasado de discusiones masivas en foros –como 4chan, Voat o Reddit–, espacios importantes cuyos integrantes se resguardaban bajo el anonimato, a materializarse en asesinatos y actos violentos, como ocurrió en 2014 con dos atentados. El primero de ellos en California cuando Elliot Rodger, considerado como el máximo exponente, mártir y ejemplo a seguir por muchos de los jóvenes que forman parte de esta comunidad, mató a seis personas en el campus universitario de Isla Vista. Después se suicidó y dejó un vídeo subido en sus redes sociales en el que justificaba su matanza. El segundo de ellos tuvo lugar en Toronto, Canadá, cuando una furgoneta acabó con la vida de 10 personas –8 de ellas mujeres– y 15 resultaron heridas. El atropello fue llevado a cabo por Alek Minassian, un joven blanco de 25 años, que según las fuentes policiales del momento, no paraba de gritar que lo mataran. El joven dejó también un mensaje en sus redes sociales en el que decía: “¡La rebelión incel ya ha comenzado! ¡Derrotaremos a los Chad y a las Stacy! ¡Honra al Supremo Caballero Elliot Rodger!”. Fue con este acontecimiento cuando se empezó a hablar y conocer el término incel más allá de las redes sociales.  

Internet, redes sociales y la manosphere

Ambos jóvenes pusieron mucho interés en la creación y difusión de sus mensajes a través de las redes sociales. Y es que Internet es un elemento clave en esta comunidad ya que “permite que estén en contacto con personas de diferentes partes del mundo”, afirma a infoLibre Marcilla. El anonimato es otro punto esencial ya que les blinda “la protección para agredir a otras personas”, comenta Mónica Fraca Villar, psicóloga psicoterapeuta, que añade que las redes sociales favorecen “la manifestación de sus sentimientos de odio”. Es aquí donde muchos jóvenes comienzan a radicalizarse. 

Los incels cohabitan en la denominada manosphere: sitios y espacios web, blogs y foros que promueven la masculinidad, la hostilidad, el odio y la frustración hacia las mujeres. Para la sexóloga Marcilla este espacio funciona un poco como “secta” ya que a través de estos foros es por donde intentan reclutar a nuevos incels

En el último informe Jóvenes en la manosfera. Influencia de la misoginia digital en la percepción que tienen los jóvenes de la violencia sexual de la Fundación Adolenscencia y Juventud se afirma que una de las principales estrategias de la manosphere es la creación y puesta en circulación de los memes. Gracias a esta construcción multimedia se consigue banalizar la violencia sexual y las acciones para erradicarla. Los jóvenes incels acaban creando y difundiendo memes sobre la regulación del consentimiento, el acoso callejero y sobre el sesgo ginocéntrico de la justicia, elementos que al final acaban generando odio hacia las mujeres. 

La organización social de la comunidad incel

La comunidad incel se mueve principalmente de manera virtual, donde han desarrollado una jerga propia. Clasifican a los hombres en diferentes categorías, pudiendo ser alfa, chad -aquellos que son sexualmente activos y que representan los ideales físicos de masculinidad hegemónica- o normies -hombres que no pertenecen a la comunidad-. A los hombres feministas los tachan de aliades, manginas u hombroños. A las mujeres las nombran como Stacys o charos y en muchos de sus mensajes estas palabras van acompañadas de las siglas TDS PTS (todas putas) además del término awalt, utilizado para referirse a que todas son iguales.

La antropóloga Vargas Romero añade en su estudio que los incels se dividen en tres ramas principales: bluepill, redpill y blackpill. Con estos tres conceptos se agrupan y comparten ideas “sobre la sociedad y los seres humanos”. 

Estas ideas se crean mediante la palabra pill (píldora) y para entender mucho mejor estos términos es esencial recurrir a la película Matrix ya que tiene una relación directa, es utilizada por este grupo de hombres como un mito fundacional.

En esta película el líder rebelde, Morfeo, le ofrece al protagonista, Neo, la posibilidad de poder elegir entre dos píldoras: la roja o la azul. La primera representa un futuro incierto y el conocimiento de una verdad potencialmente inquietante, mientras que la segunda permite continuar viviendo en una ignorancia satisfecha, una especie de cárcel placentera.

En la manosphere existe un hombre redpileado –así lo denominan, haciendo referencia a aquel que se ha tomado la píldora roja– que considera que existe una conspiración ginocéntrica que es la culpable de sus fracasos amorosos. Es decir, este grupo de personas consideran la píldora roja a aquella “masculinizada” y ellos son los que poseen la verdad absoluta, mientras que la píldora azul es aquella que toman los hombres chads y aliades y es considerada una píldora “feminizada”. Dentro de esta comunidad existen otras píldoras como la blackpill, aquella que agrupa a los hombres que apoyan abiertamente la violencia, especialmente la dirigida hacia las mujeres. 

Misoginia y machismo: el combo perfecto 

Como indican las expertas, la comunidad incel se asocia de forma directa con el machismo y la misoginia. Marcilla argumenta que la misoginia junto con una sexualidad mal entendida forman “el combo y el cóctel perfecto”. “Consideran que las mujeres son menos merecedoras de libertad. Si culpan de su situación a la emancipación de la mujer, al feminismo, al surgimiento de los métodos anticonceptivos y consideran que se les debería de desproveer de esta libertad y derechos conseguidos, están, en última instancia, poniendo su satisfacción sexual por encima de los derechos de las mujeres”, concluye. 

La psicóloga Mónica Fraca añade que el objetivo principal de esta comunidad es “reivindicar el papel del hombre sobre la mujer, descalificarla, y de alguna manera, atacarla”. 

Mientras, la antropóloga Vargas Romero considera que se trata de un grupo de personas que “se ven a sí mismos como víctimas del sistema debido a su aspecto físico y resienten del feminismo por permitir a las mujeres la libertad de elegir con quién estar”.

Dificultades afectivas y problemas psicológicos de los incels

Fraca insiste en el papel que tienen los factores psicológicos ya que los considera “importantes y vinculares”: “Puede haber baja autoestima, inseguridad, problemas en la afectividad y una baja tolerancia a la frustración” añade, por lo que al final se resguardan en Internet y es, en este lugar donde “se encuentran más protegidos para ejercer la rabia y la violencia hacia la mujer”.

De igual modo la experta destaca varios elementos como denominador común: “una dificultad en establecer relaciones iguales, esto puede ser debido a algún trastorno emocional o también a dificultades en la interacción y por ello utilizan el celibato voluntario para sentirse protegidos ante un posible rechazo sexual”.

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Sin embargo, la sexóloga Laura Marcilla argumenta que no cree que exista un único prototipo de hombre incel con unas características psicológicas concretas. Además, añade a infoLibre que “intentar derivar la responsabilidad de sus actos hacia un posible trastorno mental realmente sería incorrecto e injusto para las personas que sí que padecen algún tipo de trastorno psicológico y que no por ello actúan de esta manera”. 

La creación de este tipo de comunidades es, sin embargo, el reflejo de la sociedad actual en la que nos encontramos, donde la cultura, el machismo, la misoginia y las redes sociales juegan un papel fundamental. 

En cuanto a la posible solución de esta situación la respuesta es clara: educación, educación sexual y más educación. De esta manera se podrá terminar con “los roles de género que sitúan al hombre como sujeto deseante en las relaciones sexuales y a las mujeres como objeto deseable”, argumenta Marcilla. 

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