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Por qué triunfa el coche eléctrico en Navarra: deducciones fiscales y un plan Moves bien ejecutado

Cargador eléctrico de coche, en una foto de archivo.

La venta de coches eléctricos ha perdido impulso en España en los últimos dos años, aunque en algunas regiones tienen más éxito que en otras y sus políticas podrían servir de ejemplo para el resto del país. Navarra se sitúa este año como la provincia donde más peso relativo tienen los turismos completamente eléctricos sobre el total de las ventas: el 6,9% frente al 3,7% de media en España. 

La estadística rompe los mantras del sector automovilístico y de los críticos de los vehículos eléctricos, que habitualmente apuntan a que el problema de España es la escasez de puntos de recarga, ya que es la segunda comunidad autónoma que menos cargadores tiene. También demuestra que la movilidad sostenible no debe ser solo una aspiración de las grandes ciudades. 

"El gráfico es muy llamativo porque destruye muchos mitos y demuestra que la venta de eléctricos responde a multitud de razones", explica Luis Valdés, un analista de datos que ha elaborado por primera vez un registro provincial de venta de turismos eléctricos. El objetivo es demostrar que las grandes ciudades, que dominan las ventas absolutas de vehículos verdes, también pueden aprender de las políticas que llevan a cabo las pequeñas. 

El principal ejemplo es Madrid, que puso en circulación entre enero y noviembre casi 10.000 coches eléctricos, uno de cada tres de los vendidos en España, pero solo porque ahí se vendieron muchísimos más vehículos que en ningún otro sitio. En realidad, entre las 50 provincias españolas, ocupó el puesto 33 en el ranking de mayor penetración del turismo eléctrico. 

Según los expertos, la clave que ha llevado a Navarra a liderar la lista serían una combinación de políticas acertadas con factores sociales, y muchas de ellas podrían exportarse a otras zonas de España. Francisco Falcone, director del Instituto Smart Cities de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), centra su éxito en los incentivos fiscales y su buena gestión del Plan Moves, una ayuda a la compra que tienen el resto de comunidades, pero que aquí funciona particularmente bien. 

La comunidad foral cuenta hasta ahora con un presupuesto de 23,4 millones para el Plan Moves, del cual el 66% ya ha sido transferido a los consumidores. Según afirma el gobierno navarro, el Ministerio de Transición Ecológica —a través del IDAE— reconoció en verano a esta comunidad como la que mejor estaba gestionando estas ayudas.

Como Navarra tiene transferidas las competencias de Hacienda, también permiten desgravar entre el 30% y el 35% del coste de un vehículo eléctrico. Según los cálculos de Mikel Irujo, consejero de Desarrollo Económico y Empresarial del territorio foral, un turismo de este tipo que cueste 35.000 euros puede recibir una ayuda de 5.500 euros y acceder a una desgravación de 7.950 euros, lo que fija el precio final en 21.550 euros, casi un 40% menos. Además, los vehículos eléctricos no pagan allí impuesto de matriculación. 

Otra clave, señala Falcone, es por supuesto la riqueza de los navarros, la tercera comunidad con mayor PIB por habitante. El coche eléctrico es todavía sustancialmente más caro que el de motor de combustión y muchos de los modelos que se comercializan pertenecen a marcas de alta gama. 

En esta región también tiene un fuerte peso la electricidad renovable, que representa el 73% del total, por lo que supera ya los objetivos fijados por la Unión Europea para 2030. “El saber que somos un referente renovable cala en la ciudadanía", apunta Falcone.

Su compañero, Daniel Lopatnikov, sociólogo especializado en movilidad sostenible en la misma universidad, añade que la comunidad foral también tiene particularidades que hacen popular al coche eléctrico, como que la industria del automóvil sea el principal sector económico de la región. La fábrica de Volkswagen en Pamplona está muy arraigada en la ciudad y sus alrededores —donde viven tres cuartas partes de la población de la provincia— y la cultura de esta marca apunta ahora muy fuerte hacia los vehículos cero emisiones. 

"Navarra está muy asociada a Volkswagen y la marca ha apostado muy fuerte por pasar del motor de combustión al eléctrico, cosa que no ha pasado con otros fabricantes". No obstante, la factoría pamplonesa todavía no produce ningún coche eléctrico y no lo hará hasta 2026, cuando comenzará a producir dos modelos.

Otras de las claves, según el sociólogo, son la baja densidad de población y la distribución de las zonas urbanas, que evitan los atascos y convierten al coche en un medio muy interesante incluso para cortas distancias. "Aunque no tiene por qué ser algo positivo, porque hace que la gente no utilice formas de transporte más eficiente para las ciudades, como el autobús", apunta Lopatnikov.  

Navarra también ha presentado este año un plan para expandir su número de puntos de recarga y quiere llevarlos a zonas rurales para que en 2024 haya uno al menos cada 50 kilómetros. Además, los coches eléctricos están exentos de pagar parquímetro en Pamplona. 

España pierde fuelle frente a Europa 

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La penetración del coche eléctrico en España no termina de despegar, mientras el resto de Europa avanza a gran velocidad para cumplir con los objetivos fijados para 2030. Si hasta noviembre el coche de batería supuso el 3,7% del total de las ventas en España, en la Unión alcanzó el 11,9% de media, según los datos de la patronal de fabricantes europeos. El abismo se debe principalmente a la diferencia de riqueza entre países, aunque también al impulso político. 

En los próximos años España deberá impulsar como nunca su comercialización si quiere alcanzar los cinco millones de eléctricos en circulación en 2030, meta que figura en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Actualmente apenas ruedan 100.000, según el conteo de Luis Valdés. 

El analista destaca cómo Alemania estaba a la altura de España hace apenas dos años, cuando la penetración del coche de batería era del 3%, mientras que hoy alcanza el 20%. También señala el caso portugués, un país mucho más cercano en cultura y con menor PIB por habitante: allí el peso del eléctrico es tres veces superior a España y tienen un número similar de estos turismos en circulación. El caso portugués se explica, según Valdés, por las deducciones que reciben las empresas por prestar coches eléctricos a sus empleados, una medida que no funciona en España.

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