'Zero', la revista que sacó del armario a todo un país: "Había que sacudir los cimientos de la sociedad"

Imagen promocional del documental sobre la revista 'Zero'.

"Todo el mundo sabe que soy gay" (Nacho Duato en 1999). "La pasión de Jesús Vázquez, entrevista a un ídolo crucificado" (2000). "Soy guardia civil y gay" (Joan Miquel Perpinya en 2002). "El primer militar gay: el teniente coronel Sánchez Silva rompe el silencio en el ejército" (2000). "Doy gracias a Dios por ser gay" (José Mantero, sacerdote católico, 2002). Alejandro Amenábar, Boris Izaguirre, Gaspar Llamazares, Alberto Ruiz Gallardón, Miguel Bosé, Pedro Almodóvar y hasta en tres ocasiones el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Durante el cambio de siglo, la portada de la revista Zero se convirtió en una ventana al mundo desde el cuarto oscuro donde el colectivo homosexual se mantenía a duras penas encerrado, cada vez con más ganas de encender la luz y dejar que corriera el aire. España batallaba en los años noventa por modernizarse definitivamente y consiguió entrar en el nuevo milenio en la vanguardia mundial de los derechos civiles al convertirse en 2005 en el tercer país en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. 

"Hay una serie de hechos que ocurren a finales de los noventa y principios de los 2000 como es el boom de Chueca, los últimos años de José María Aznar y la llegada a la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, el boom del Orgullo... y también la aparición de la revista Zero como agentes de un cambio dinamizador que logró que España fuera diferente con hitos legislativos muy importantes", apunta a infoLibre Mario Suárez, redactor jefe de Zero entre 2003 y 2005 y productor ejecutivo de la serie documental sobre esta publicación que se estrena este 28 de junio en Movistar Plus+ coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+.

Con el título de Zero, la revisto que sacó del armario a un país, esta producción de Asimétrica Films cuenta, 25 años después de su nacimiento, cómo esta publicación fue fundamental en el debate de los derechos civiles en España, cómo fue su origen y su posterior éxito en una sociedad que permanecía anclada en el pasado. "España fue pionera y muy puntera, y creo que de verdad la revista fue un actor importantísimo en los tiempos en los que esto sucedió, como un acelerador de partículas. Zero fue un factor clave para transformar este país y convertirlo en un lugar mejor y más igualitario ", subraya también a infoLibre el director de la serie, Damián Ainstein, también a su vez productor ejecutivo junto al guionista Diego Sabanés y al mencionado Suárez, quien plantea que este proyecto surge de la necesidad de contar a las generaciones más jóvenes que "hubo un pasado muy reciente en el que había una revista que se dedicaba a hablar y a normalizar el hecho homosexual en una España que por entonces no era tan amistosa ni ton afectiva con el colectivo gay".

Muchos famosos hablaron abiertamente en las páginas de Zero, junto a representantes anónimos de la Iglesia católica, el Ejército o la Guardia Civil, revolucionando así instituciones donde la homofobia, a día de hoy, todavía es latente. El documental cuenta con entrevistas a los protagonistas de las portadas más famosas de la revista (Jesús Vázquez, Boris Izaguirre, Anabel Alonso, Nacho Duato, Eduardo Casanova, Alaska, Gaspar Llamazares), así como a algunos de sus columnistas habituales (Eduardo Mendicutti, Luis Antonio de Villena) o al equipo de creadores detrás de sus páginas, empezando por su fundador, Miguel Ángel López.

En el documental ocupan un lugar destacado también aquellos personajes anónimos que en su día contribuyeron a abrir debates con sus apariciones en Zero: Landher Iturbe, primer adolescente gay en salir en la revista, o el guardia civil Joan Miquel Perpinya. La serie cuenta también con testimonios del actual ministro de Cultura Miquel Iceta (primer político español en salir del armario), Mili Hernández (activista y fundadora de la librería Berkana, vinculada a la revista desde sus orígenes), y familiares y amigos de Pepe Mantero, el sacerdote católico que fue excomulgado por salir en la revista y que murió en 2018.

Todos los que salieron en la portada de la publicación, famosos o anónimos, fueron unos "valientes que sufrieron las consecuencias", en palabras de Suárez: "A todos hay que reconocérselo, desde Joan Miquel Perpinya hasta Jesús Vázquez. Todos pusieron su peldaño para una escalera que había que subir hacia la normalización y la consecución de una ley que nos amparara y que nos hiciera iguales". Esa fue la evolución que experimentó la revista desde su nacimiento en 1998 hasta su último número en 2009. Toda una década que alcanzó su culmen con la aprobación en 2005 de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo y durante la cual, destaca el que fuera su redactor jefe, "Zero creaba referentes a tutiplén para que las nuevas generaciones los pudieran coger y darse cuenta de que había gays y lesbianas en todos los ámbitos".

Coincide con estas palabras Ainstein, para quien este documental "ilumina la historia de personas valientes que se dejaron la piel para construir un país mejor". Ese es el caso, por ejemplo, del guardia civil Joan Miquel Perpinya, quien "se puso al frente en un momento en el que no había ningún referente" dentro del cuerpo "y pagó al precio de su propia carrera". También es el caso del sacerdote Pepe Mantero, que fue "de alguna manera el click internacional, porque su portada tuvo un impacto global y llegó hasta televisiones de Japón y todas partes del mundo que querían asomarse a la historia de un cura diciendo en la portada de una revista 'gracias a Dios soy gay'".

"Había que sacudir los cimientos de la sociedad para construir y cambiar la imagen que se tenía de un colectivo que hasta ese momento no había sido tenido en cuenta y había sido mirado de otra manera", argumenta Ainstein, quien remarca que la portada se convirtió en uno de los "grandes impactos" que construyó la revista. "Nacho Duato fue el primero en ponerle voz a algo que hasta el momento muy poca gente había hecho saliendo en la portada de una revista diciendo 'todo el mundo sabe que soy gay'. También dice otra frase, 'el escándalo está en los ojos de los demás', que en la sociedad de aquella época era algo que la gente no estaba acostumbrada a escuchar", rememora el director, para quien "cada portada de Zero era un martillazo que ayudó a derribar el muro para construir una sociedad más integradora".

La de Pepe Mantero fue, según Suárez, una "portada dura para todos", si bien por supuesto especialmente para él, ya que tuvo unas "consecuencias terribles" al ser suspendido a divinis, es decir, que le dejaron "fuera de la Iglesia y le quedó una pensión de 70 euros". "Sufrió unas consecuencias brutales, pagó bien cara esa declaración, aunque estamos seguros de que no se arrepintió de haberlo hecho. Fue un terremoto que alguien desde un pueblo tan pequeño como Valverde del Camino (Huelva) dijera 'yo soy gay'. Era el cura de un pueblo, con lo que implica eso para la España más tradicional y más conservadora. No hay nada más arquetipo que el cura del pueblo", recuerda.

Igualmente controvertida y profusamente comentada fue la portada de Jesús Vázquez convertido en Jesucristo, "todo un hito y más desde donde venía él de una acusación absolutamente canalla y vil hacia su persona y en general también hacia el colectivo gay" en el caso Arny, del que fue absuelto en 1996. Para Suárez, esa portada fue "importante al vestirle a él como Jesucristo para contarle a todo el mundo que había sido crucificado de manera injusta y que esa era su realidad". "Como él bien dice, a partir de esa portada comenzó su carrera en ascenso ininterrumpidamente en beneficio suyo y de todos los que queríamos que hubiese más referentes gays en la televisión", señala Suárez, quien rememora que Jesús Vázquez era el "yerno perfecto, guapísimo, con un carisma especial", por lo que el hecho de que "contara abiertamente que era gay y todo lo que había sufrido fue súper importante y muy valiente".

Las portadas de la revista Zero se esperaban con cada nuevo número con una mezcla de morbo, curiosidad, interés y merodeo. No en vano, según Ainstein, eran "la mejor herramienta que la revista encontró para alzar la voz y generar un mensaje potente". Porque, a su juicio, "no se pueden cambiar las cosas con medias tintas", de manera que "si quieres cambiar algo tienes que llenarte de coraje y de valor y dar la cara, que es lo que hizo esta gente enfrentándose a las consecuencias que pudieran caer, y vaya si cayeron".

Consecuencias que también sufrieron los propios integrantes de la redacción de la publicación, pues "las amenazas eran constantes". Tirando de memoria, recuerda Suárez "las llamaditas de teléfono llamándoles 'maricones de mierda' para acto seguido colgar el teléfono de manera automática". Eso era "algo semanal" que se recrudeció más incluso con las portadas más mediáticas: "Con el militar y el cura las amenazas se acrecentaron. Ese acoso telefónico, de cartas o incluso debajo de la propia redacción, donde venían ciertas personas a ver quién salía de allí para ver si nos podían insultar o atacar. Nosotros únicamente hacíamos una labor periodística, desde luego con una visión social, política y personal, pero no estábamos preparados para que a través de nuestro propio oficio también recibiéramos agresiones".

Sea como fuere, continuaron. Por ellos, por los protagonistas de sus historias y por esos lectores que son los que en última instancia le daban sentido a la propia publicación y a los que les llegaba desde la redacción el mensaje de 'no estás solo' que necesitaban en una época en la que internet apenas estaba naciendo y no existían las redes sociales. "La revista era de alguna manera un nexo de unión entre un montón de gente que en ese momento se sentía muy sola, pues hay que recordar que no todos los lectores eran de Madrid o Barcelona, había gente de cualquier pueblito de España que recibían la revista como un soplo de aire muy fresco y un mensaje muy reconfortante", resalta Ainstein, poniendo en valor, al mismo tiempo, que una de las grandes diferencias de Zero con respecto a otras revistas de temática similar como Shangay es que se vendía en los kioskos y su alcance era nacional: "Al principio los kioskos la ponían detrás de otras, la escondían o la daban la vuelta, la ponían en la parte de porno... hubo que abrir muchas puertas de muchos armarios para llegar a la puerta final, que era la de la sociedad. Pero para abrir esa, hubo que abrir antes la del kiosko, la imprenta y un montón de actores dentro de la línea de la revista para que fuera abriéndose camino".

Un proceso de crecimiento y expansión que, desde unos inicios bastante artesanales, empieza a encontrar a todos los personajes que se convirtieron en referentes y que llevaron a cambiar el foco de la ambición de la revista para, según Ainstein "poder convertirse en una herramienta para transformar la realidad". Y prosigue: "Una de las grandes sorpresas que nos encontramos en el documental es la figura de Pedro Zerolo como de alguna manera director en la sombra de la revista, porque se dio cuenta de que a través de ella podía construir mensajes y generar alianzas con según qué personajes. Junto a Miguel Ángel López, que era el director de la publicación, empezaron en aquellos años previos a la aprobación del matrimonio igualitario a utilizar la revista como una herramienta estratégica para intervenir en política y conseguir poner en la agenda su aprobación".

Convertida en un artefacto transformador, la revista dio también cabida a personalidades heterosexuales, precisamente para demostrar que contaban con su apoyo. "Queríamos salir del gueto, mostrar que éramos plurales y teníamos mucho apoyo de la sociedad, porque las leyes se consiguen cuando hay un gran apoyo de la sociedad, y entonces la sociedad ya estaba preparada para una serie de cambios legislativos. Sacar a heterosexuales y a políticos en portada nos ayudaba a demostrar que así era. Por eso, el primer político heterosexual que apareció en portada fue Gaspar Llamazares, y luego salió tres veces el presidente Zapatero. Pasamos de la más absoluta marginación a ser portada demandada por políticos y personajes de todo tipo", señala Suárez.

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Una labor encomiable de la que en realidad desde la revista no fueron conscientes sobre la marcha pues, tal y como confiesa Suárez, él se ha dado cuenta "con los años", cuando constató que "las nuevas generaciones no tenían ni idea de todo aquello, aunque fue muy importante hubo muchas personas que arriesgaron sus carreras profesionales y sus vidas personales por una colectividad y por unos avances". "Nosotros lo que queríamos realmente era seguir construyendo referentes de verdad y seguir hablando de normalización, queríamos luchar haciendo un activismo periodístico. Este año se cumplen 25 años de su salida en 1998 y por eso hay chavales de esa edad que han crecido directamente ya con una serie de referentes que nosotros entonces no teníamos y estábamos construyéndolos", explica Suárez.

Con la entrada de la ultraderecha en las instituciones hay un discurso de odio que se ha legitimado y que ha calado en una parte de la sociedad. Por eso espero que este documental pueda abrir los ojos, ayudar a reflexionar y a pensarnos como sociedad

Damián Ainstein — Director y coproductor de la serie documental sobre 'Zero'

El estreno de esta serie documental llega en un momento de auge de la ultraderecha en los gobiernos locales y autonómicos, lo cual lleva al que fuera redactor jefe a recordar que "las luchas tienen que ser diarios y continuas, no hay que bajar la guardia porque los derechos conquistados en cualquier momento te los pueden arrebatar". "Ese peligro no existía pero ahora ya sí existe. Por eso es importante recordar todo lo que se ha luchado. Los jóvenes creo que no son muy conscientes de lo que hubo que luchar para conseguir aquello de lo que hoy están disfrutando", defiende, planteando: "Nosotros ya vivimos la discriminación de una manera mucho más explícita. No hay ni un solo gay que a lo largo de su vida no haya sido agredido verbal o físicamente desde pequeño, y eso se tiene que decir y que contar, porque eso el mundo heterosexual no lo sabe, lo mismo que no hay ni una sola mujer que no se haya sentido acosada en algún momento de su vida. Es muy importante que sigamos luchando, porque a los niños les siguen llamando maricones en el cole como si fuese un insulto. Es terrible que siga ocurriendo eso que a mí me pasaba hace cuarenta años".

Para terminar, el director admite que empezaron con este proyecto hace dos años y nunca imaginaron que "a punto de estrenar iba a ser un momento tan oportuno para lanzar este mensaje". Y concluye: "Con la entrada de la ultraderecha en las instituciones hay un discurso de odio que se ha legitimado y que ha calado en una parte de la sociedad que se resiste a ver y a entender que la sociedad ha cambiado mucho y es integradora, diversa, más justa e igualitaria. Por eso espero que este documental pueda abrir los ojos, ayudar a reflexionar y a pensarnos como sociedad. Con toda humildad, nuestra ambición es que pueda perforar ese muro y ser visto por la mayor cantidad de gente, por toda la sociedad, porque esto no es algo que solo afecta al colectivo, sino que afecta a la sociedad entera".

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