Hospitales sin oncólogos, centros de salud sin pediatras: el mapa de la sanidad vaciada en España

Imagen de archivo de una manifestación para defender la sanidad pública.

Pocas veces se han encontrado con el mismo médico. Algunas, incluso, ni siquiera se han encontrado uno. Los pacientes con cáncer tratados en el Hospital de El Bierzo (Ponferrada, León) llevan meses denunciando la falta de oncólogos que está poniendo en jaque su salud. Y reclamando unas soluciones que no terminan de llegar. Lo mismo ocurre con hasta 400.000 niños y niñas andaluces que no tienen ningún pediatra asignado. Algunos son atendidos por médicos de familia para adultos. Otros, en cambio, se ven obligados a desplazarse a otros centros. Lo mismo que les ocurre a los ciudadanos que recorren hasta 90 kilómetros en la sierra norte de Sevilla para poder ver a un dermatólogo. O a los que viajan hora y media en coche para ser atendidos por un cardiólogo en Galicia. O a quienes viven en pueblos de Aragón en los que la asistencia sanitaria se reduce a apenas dos horas a la semana.

De vez en cuando surge un nuevo caso paradigmático. Los vecinos de alguna zona de España salen a la calle para reclamar un derecho tan básico como el de salud. Ahora es sobre todo en el Bierzo, donde de cuatro oncólogos actualmente hay cero, lo que Pilar Carrasco, de la Plataforma en Defensa de la sanidad pública del Bierzo y Laciana tacha de "humillante" para los pacientes. "Son ellos mismos los que están pendientes de las pruebas que necesitan, incluso, porque nunca coinciden más de dos veces con el mismo médico", lamenta. Otras veces ha sido en Verín (Galicia), en Tineo (Asturias) o en Quintanar de la Sierra (Castilla y León). La despoblación sanitaria en España es un problema cíclico, pero siempre constante. Y que al contrario de lo que se pueda pensar no afecta sólo a lo que se conoce como España vaciada. En Madrid, sin ir más lejos, hay hasta 100.000 pequeños y pequeñas sin médicos en sus centros de salud, según estima el sindicato Amyts.

No es una cosa desconocida ni mucho menos nueva. Ya en 2018 el Ministerio de Sanidad alertó de que hasta 2030 se preveía que la demanda de médicos especialistas experimentaría un crecimiento del 8,9%, pero la oferta caería un 1,2%, lo que provocaría un déficit demasiado elevado que sufriría, sobre todo, la atención primaria. En su último informe, el departamento que ahora dirige Mónica García insistió en esa idea. En concreto, el estudio Informe Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos 2023-2035 concluyó que actualmente faltan 4.502 médicos de familia, un déficit que en 2029 crecerá hasta los 5.496 profesionales.

Si alejamos la lupa y observamos la falta de especialistas a nivel general, el documento publicado por Sanidad estima en un 3% el déficit de facultativos en España, lo que supone una falta de 5.874 profesionales. "En España no nos faltan médicos, nos faltan especialistas. La Formación Sanitaria Especializada se lleva planificando mal desde hace mucho tiempo", señala a infoLibre Rosa Atiénzar, secretaria general de la Federación de Sanidad y sectores Sociosanitarios de CCOO en la Comunitat Valenciana.

La atención primaria, la eterna ausente

Casi siempre que se habla de esto se pide poner el foco en el nivel asistencial que sostiene todos los demás, como defienden siempre desde el equipo de Mónica García. "En España no se consigue adjudicar todas las plazas de formación MIR en Medicina Familiar y Comunitaria. En 2023 quedaron 202 plazas sin cubrir en el llamamiento ordinario, y 131 tras el segundo llamamiento", recoge el informe. En 2024 la cifra ha sido todavía peor: 246 plazas han quedado desiertas.

Los médicos de familia y pediatras son los que más han salido a las calles desde que la pandemia de coronavirus evidenció que su especialidad agonizaba por la falta de recursos, lo que lleva tiempo provocando que muchos especialistas cuelguen la bata para siempre. O que rechacen de plano ocupar las plazas libres que quedan en muchos centros de salud de toda la geografía española.

Pasa por ejemplo en Cantabria, donde la comarca de Liébana se ha tenido que movilizar después de meses teniendo que desplazarse hasta 50 kilómetros para encontrar un pediatra en San Vicente de la Barquera. "Esta zona es preciosa, pero está muy apartada. Nadie quiere venir y en urgencias, a veces, nos hemos visto con la falta completa de estos médicos", lamentan desde CCOO. En Galicia pasa algo parecido. "Es crónico. Siempre ha costado mucho cubrir las plazas de pediatría en los lugares que están más lejos de las ciudades. Tenemos las plantillas de pediatras tan ajustadas que al final nos hemos visto este verano con muchos centros sin uno solo", lamenta Marián Rodríguez, pediatra en el Hospital do Barbanza. Según publicó Praza.gal, en ese periodo llegó a haber hasta 200 municipios sin un sólo especialista para los más pequeños. Pero es que ahora en lugares como A Mariña tan sólo hay dos.

La realidad de Andalucía tampoco es demasiado diferente, lamenta Luis González, de CCOO. "Algunos niños son atendidos en otros centros; otros, por otros especialistas", denuncia. Y en Madrid, aunque la cifra de perjudicados es menor, el problema es el mismo. Allí, según estima Amyts, son 100.000 los pequeños que no pueden ser atendidos siempre por la misma persona. "En el centro de Carabanchel (un barrio al sur de la ciudad) hemos estado hasta hace poco sin un sólo pediatra. En Las Águilas (en La Latina), también ha pasado. Es una cosa dinámica, cada vez le ocurre a un ambulatorio", lamenta Dora Bejarano.

La ciudad ha llegado a tener hasta 40 centros "caídos" en esta especialidad, pero también en la de medicina de familia, donde el sindicato cifra en 18 los que están en una situación crítica. Y eso perjudica, por su parte, a otras 483.774 personas.

Otras tantas también sufren la falta de médicos de familia en Aragón. Sobre todo en sus áreas rurales, explica Elena Lahoz, de UGT. "No hay una presencia física permanente, sino que un mismo facultativo tiene que ir rotando de un centro a otro. Eso hace que haya pueblos donde la cobertura sanitaria se limite a un sólo día de la semana durante dos horas", lamenta. Pasa en Belchite, en Almonacid de la Cuba, en Lécera o en Letux, zonas donde casi todos los habitantes son mayores que tampoco pueden desplazarse con demasiada facilidad. Aun así, lamenta la sindicalista, la zona urbana tampoco tiene demasiados motivos para el optimismo. "Zaragoza, por ejemplo, ha cerrado un montón de centros de atención continuada", explica.

Pero en cualquier caso la problemática no es exclusiva de nuestro país. Como recoge el Ministerio de Sanidad, la OCDE asegura que "la preocupación sobre la escasez de médicos en muchos países se concreta específicamente en la falta de médicos generales, particularmente en regiones rurales y remotas". No faltan intentos para intentar solucionarlo, pero no siempre se emplean las herramientas adecuadas. O así lo entienden los expertos, que han criticado duramente la medida empleada por ejemplo en Castilla y León y que consiste, básicamente, en contratar a médicos sin MIR, una práctica que "desprestigia" la especialidad.

Sin cardiólogo en A Mariña, sin radiólogo en Madrid

Más allá de la medicina de familia también hay situaciones parecidas. Lo dice Sanidad, lo dicen los expertos y lo dicen los profesionales. Según los datos de la OCDE recogidos en un documento de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, España es el sexto país del mundo en número de médicos. Son, según sus cálculos, 192.484, lo que supone una ratio aproximada de 406,13 por 100.000 habitantes en el año 2021. Los países de nuestro entorno, en 2018, tenían una ratio de 346,7 por cada 100.000 habitantes. El problema es que las plazas MIR han sido muy deficitarias durante muchos años y que, por tanto, muchos de los titulados no se transforman luego en facultativos en ejercicio.

Lo critica Carlos Ateca, responsable de acción sindical en CCOO Cantabria. Sabe de lo que habla porque en el hospital en el que trabaja, el de Laredo, hacen falta profesionales de prácticamente todas las especialidades. "Es un hospital comarcal, pequeño, con una plantilla total de 160 facultativos y problemas en muchos servicios que ya incluso son unipersonales", lamenta. Pasa con los anestesistas, con los neumólogos, con los neurólogos, con los radiólogos, con los médicos de urgencias y con los otorrinos. Nunca se han quedado sin poder dar asistencia, pero si algún compañero o compañera está de baja, es imposible garantizarla. Al menos de forma adecuada.

Lo mismo pasa en Galicia, donde el hospital de A Mariña ya no puede realizar ingresos de pacientes en cardiología por la falta de médicos de esta especialidad, lo que obliga a hora y media de coche hasta Lugo, explica Adolfo Corral, delegado de CIG-Saúde. "Hay tres plazas que son totalmente insuficientes para las 72.000 personas que tenemos que atender, pero es que ahora mismo dos están desiertas. El médico que queda lleva todo el año sin vacaciones y sin permisos", lamenta.

En Barbanza pasa algo parecido, pero en su caso con los radiólogos. "Para nosotros quedarnos sin estos compañeros fue traspasar una línea roja, pero la verdad es que algunos hospitales ya habían tenido que vivir algunas guardias sin estos especialistas", lamenta Rodríguez. A kilómetros de allí, en Madrid, ya están por su parte acostumbrados.

Ni el Hospital del Henares, ni el Infanta Cristina de Parla, ni el Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, ni el Infanta Leonor de Vallecas, ni el Hospital del Sureste en Arganda, ni el Hospital del Tajo en Aranjuez tienen este servicio en las urgencias. Es decir, si llega un paciente entre las 15.00 horas de la tarde y las 8.00 de la mañana del día siguiente, no hay quien le pueda hacer esta prueba. ¿Cuál es la solución? Ir a otro centro o esperar, explica una enfermera de uno de estos centros. "Al final estamos toda una noche ocupando una cama que podría estar vacía", denuncia. También pasa en el Hospital de La Plana, en Castellón, o en el de Sagunto (Valencia), aunque esto tampoco es excepción, porque la realidad de toda la Comunitat Valenciana también refleja un panorama similar.

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Así lo explican desde CCOO, que informan que en Torrevieja faltan digestivos y dermatólogos. Y que en en el Hospital General de Castellón hacen falta anestesistas y médicos de urgencias, que tampoco son suficientes en Elche o en el centro de Marina Baixa. "Estas situaciones ocurren sobre todo en los comarcales, que además de tener una cartera de servicios menos amplia ven más dificultades para cubrir las plazas", explica Atiénzar, que lamenta que las condiciones que se ofrecen en la autonomía provocan que muchos especialistas trabajen en otras autonomías cercanas. "Las plantillas están tan ajustadas que los pocos que quedan no pueden más", lamenta la sindicalista.

La situación en Cataluña por su parte la recoge el propio Institut Català de la Salut, que detalla tres hospitales con un déficit que se pretende paliar de aquí a 2026. Son en concreto el Hospital Universitari Dr. Josep Trueta de Girona, el Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona y el Hospital de Viladecans. Médicos internistas, cardiólogos, neumólogos, digestivos, cirujanos vasculares, anestesistas, urólogos, geriatras, etc. El listado es casi inagotable.

Y la principal beneficiaria de toda esta situación es la sanidad privada, que factura ya más de 6.000 millones al año, según los últimos datos de la patronal Unespa, que recoge la facturación de los seguros hasta junio de este año. Los últimos datos publicados por el lobby de la sanidad privada Fundación IDIS hablaban de que en 2022 ya superaban, y lo hacían por primera vez, los 12 millones de personas, acumulando una tasa de crecimiento desde 2017 que ya roza el 4%.

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