El sistema de devolución de envases funciona en parte de Europa con una tasa de eficiencia de hasta el 98%
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) de envases de bebida que tiene que implantar España antes de noviembre de 2027 transformará la manera en que los hogares tratan los residuos, pero ese cambio radical lleva décadas funcionando en el continente. Suecia fue el primero en instaurarlo en 1984 y desde entonces se han sumado otros 14 países de la Unión Europea, mientras que otros tantos van camino de adoptarlo. El sistema SDDR ha logrado que se recojan por separado en Alemania el 98% de los envases, o el 96% en Finlandia, con una media de éxito 90% en la Unión Europea.
Esas cifras tan elevadas permiten que prácticamente todas las latas y las botellas de plástico de un solo uso (agua, refrescos…) que se utilizan cada día puedan reciclarse para ahorrar recursos y generar ingresos con la venta de esas materias primas. La clave está en que el consumidor paga un pequeño sobrecoste al comprar una botella de plástico o una lata de bebida (el depósito), que se le reembolsa cuando el envase es devuelto (la devolución) de tal forma que se asegure su recuperación y reintroducción en la cadena de producción (el retorno).
Los países que ya tienen un sistema SDDR, además de tener una gestión más eficiente de sus residuos, se evitan mandarlos a un vertedero, donde cada tonelada de basura que entra tiene fuertes impuestos, y donde además se genera una importante contaminación atmosférica y de aguas subterráneas. Una eficiencia cercana al 100% en la separación de los plásticos también permite a estos países cumplir con la Directiva Marco de Residuos de la UE, mientras que España, entre otros, incumple la normativa y se expone a futuras multas.
Según el dato publicado el viernes por el Ministerio de Transición Ecológica, solo se recogió el año por separado el 41,3% de las botellas de plástico, mientras que la normativa comunitaria establece un objetivo del 70%. Incumplir la directiva implica de facto la imposición de un mecanismo SDDR en un plazo de dos años (noviembre de 2027) para garantizar que la cifra se corrige. "Los resultados de otros países con un sistema de depósito y devolución son muy buenos, y no creo que podamos cumplir con la directiva si no lo implantamos", opina Ignasi Puig, Doctor en Ciencias Ambientales y fundador de la Fundación ENT, especializada en residuos.
Países Bajos, Dinamarca o Finlandia llevan más una década con este mecanismo, y este año se han sumado Irlanda y Hungría. En total hay 14 países europeos con el sistema SDDR, además de otros externos a la UE como Islandia o Noruega. Reino Unido, Portugal o Grecia ya tienen aprobada su creación y empezará a funcionar entre 2026 y 2027.
César Sánchez, portavoz de Retorna, una ONG especializada en implantar sistemas de retorno de envases, explica que la clave del éxito en España estará en la tarifa que se cobre. Lo normal es que cada envase que forme parte del mecanismo cueste entre 15 y 20 céntimos de más, que luego recupera el cliente cuando devuelve al supermercado las latas y las botellas. "Lo que definirá el éxito del SDDR es que el depósito sea el más alto posible, para incentivar a la gente a devolver el envase", afirma. La cuantía final la decidirán las empresas, que son las que tienen que poner en marcha el sistema, pero el Real Decreto de Envases de 2022 ya fijó un coste mínimo de 10 céntimos por cada botella o lata para el futuro sistema de SDDR. "También es clave el dónde se devuelven las botellas, y el real decreto también dice que será en supermercados. Eso es bueno porque facilitará a la gente depositarlo donde lo ha comprado", añade Sánchez.
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La diferencia entre el sistema que se plantea en España y el de otros países, es que por ahora no se contempla ampliarlo para incorporar las botellas de cristal, principalmente los cascos de cerveza y las botellas de vino. El Real Decreto de Envases recoge que el futuro mecanismo de depósito y devolución se aplicará sobre botellas de plástico de un solo uso de hasta tres litros de agua, zumos, bebidas refrescantes, energéticas, isotónicas y bebidas alcohólicas. También para latas y envases de cartón (tetrabriks) de estos productos, pero no dice nada sobre vidrio.
En todo caso, será la industria del plástico (empresas como Coca-Cola, Alcampo o Danone) la que tendrá la oportunidad en los próximos meses de incluir las botellas de cristal, puesto que el real decreto es la base sobre la que trabajar, pero las compañías pueden decidir ser todavía más ambiciosas.
César Sánchez explica también que el sistema SDDR permite recoger todas las botellas "juntas y limpias", en vez de mezcladas con otras basuras, de manera que es mucho más fácil su reciclaje. "Ahora mismo, cuando se habla de reciclar plásticos en España, no es crear nuevas botellas con las antiguas, sino triturarlas para hacer fibras para ropa o recubrimientos de goma para parques infantiles. Lo que permitiría el sistema de retorno es recuperar un plástico de calidad y lograr una circularidad real: fabricar botellas con botellas", apunta. En todo caso, añade que lo idóneo sería popularizar los envases de vidrio, que se pueden devolver a la tienda, limpiar, y reutilizar fácilmente, con un impacto mucho menor.