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El nuevo sistema de retorno de botellas reducirá en un 15% los residuos que van al contenedor amarillo

Basura junto a una grúa en la nueva planta de tratamiento de residuos 'La Campiña', a 20 de octubre de 2022, en Loeches, Madrid.

El Ministerio de Transición Ecológica confirmó el viernes lo que era un secreto a voces en el sector del reciclaje: que España lleva años publicando datos falsos sobre la recogida separada de botellas de plástico. Frente al 73,4% que cifraba Ecoembes (las empresas del plástico), en realidad es el 41,3%, una cifra muy inferior a la obligatoria en la Unión Europea (al menos un 70%), de manera que España tendrá que implantar antes de 2027 un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), en el que cada botella o lata vendida cuesta unos céntimos de más que se recuperan al devolver el envase. Esto provocará una disminución de los envases que acaban en contenedor amarillo de alrededor de un 14,7%, según cálculos de Francisco Peula, director de Rethinking, una ONG especializada en economía circular.

El experto, que asesora a diferentes comunidades autónomas en materia de residuos, afirma que el sistema de devolución y residuos permitirá alcanzar el objetivo de la UE que recoge la Directiva Marco de Residuos. En los 50 países que tienen un mecanismo SDDR, se recogen por separado entre el 90% y el 95% de las botellas de plástico y las latas, de manera que luego se pueden reciclar fácilmente, ahorrando dinero y materias primas. De lo contrario, como ocurre ahora, esos envases acaban enterrados en vertederos y su ciclo de vida apenas dura un día, lo que tarda una persona en beberse una botella de agua o una lata de refresco.

Teniendo en cuenta ese 90% de efectividad, Peula calcula que el contenedor amarillo recogería un 14,7% menos de toneladas de envases, porque ese porcentaje es el que la población devolvería al supermercado para recuperar el dinero que adelantó cuando compró el producto. Esa cantidad es normalmente entre 10 y 25 céntimos por botella o lata, en función de la cifra que acuerde la entidad que organice el sistema, y cuanto más alta sea, mayor será la implicación de los ciudadanos con el reciclaje.

Si la tasa de separación es del 90%, ¿por qué se reduce la recogida total solo un 14,7% en el contenedor amarillo? Porque el sistema SDDR se aplica solo sobre algunos tipos de envases: los más comunes y los más manejables, que serían fácilmente almacenables en casa para luego llevarlos al súper. El resto, se seguirán vertiendo en el contenedor amarillo. Peula ha utilizado en sus estimaciones las botellas de plástico PET de agua y refrescos, que suponen ahora alrededor del 11% de todo lo que acaba en este contenedor, las botellas de PEAD de lácteos (el 1%), las latas refrescos y de conservas de acero (el 1%) y las latas de refresco de aluminio (el 2%). 

En otros países donde ya hay implantados sistemas SDDR han incluido también otro tipo de envases del día a día para aumentar su efectividad. La mayoría de países de Europa con este mecanismo (Alemania, Suecia, Países Bajos, y cinco estados más) también incluyen las botellas de vidrio de hasta tres litros, desde cascos de cerveza a botellas de vino. La experiencia europea también revela que la población tiene una buena acogida del sistema: Finlandia y Suecia lo tienen desde los años 90, y el resto desde la década de los 2000. En Alemania, la tasa de retorno de envases alcanza el 98%, es decir, prácticamente ni una sola botella acaba en el vertedero.

Lo más determinante es establecer quién organizará el nuevo sistema de recogida de envases, el organismo que decidirá cuáles se introducen en el SDDR, cuánto se paga por botella o lata en forma de comisión, y dónde se realiza la devolución (supermercados, tiendas, edificios públicos…). La Ley recoge que tendrá que ser gestionado y costeado por las empresas que ponen ese plástico en circulación, aunque está la opción de que el Gobierno acompañe o forme parte de la entidad para garantizar que funciona correctamente, porque es el Estado el que se expone a inclumplir la directiva de Bruselas.

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A la vista de la experiencia reciente de Ecoembes, que lleva casi 30 años en activo y solo ha servido para incumplir reiteradamente la normativa y maquillar las cifras de reciclaje, los expertos del sector temen que las compañías de bebidas y plásticos vuelvan a intentar evadir sus obligaciones, que conisten en hacerse responsable de los envases que ponen en el mercado.

"La experiencia nos dice que las empresas tratan de alargar el proceso lo máximo posible. Te dicen que el calendario es demasiado apretado, que son objetivos inviables… lo que pedimos al Ministeruo de Transición Ecológica es que la fecha de puesta en marcha [antes de noviembre de 2026] se cumpla", opina César Sánchez, portavoz de Retorna, una ONG especializada en implantar sistemas de retorno de envases.

Desde Ecoembes, contestan que las cifras que aportaban hasta ahora de separación de botellas de plástico (73,4% para 2023) son radicalemnte diferente a la de Transición Ecológica (41,3%) "porque no hay una metodología unificada". "Llevamos años pidiendo al ministerio concreción sobre cómo contabilizar las botellas. Es la primera vez que se hace algo así en España y sin una metodología clara hay un riesgo de que haya diferentes interpretaciones", señala Álvaro Otero, portavoz de la organización. Ecoembes se organiza como una sociedad anónima y entre sus accionistas están gigantes como Coca Cola, Nestlé o Danone.

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