Lola García: “Tener un enemigo común suele unir y eso se notará en la reacción europea ante Trump”

Lola García, (Badalona, 1967) es una de las mejores conocedoras de la política catalana. Directora adjunta de La Vanguardia, la periodista colabora también en varios medios como analista. Ha escrito además dos libros sobre el independentismo en los que analiza diferentes etapas del procès. Con El muro: España y Cataluña. El diálogo que nunca fue, publicado en 2022, la autora buscaba examinar los principales obstáculos en la relación entre Cataluña y España. García explica el momento de Cataluña con un gobierno socialista, una bajada en las encuestas del sentimiento independentista y las pulsiones de la extrema derecha a las que Cataluña no es ajena.

Sin presupuestos en el Congreso

“No va a haber presupuestos este año y es bastante difícil que los haya el que viene. Junts per Catalunya no estaba desde el primer momento por la labor de negociar los presupuestos con el Gobierno porque para ellos supondría prácticamente perder la llave que tienen para ir apretándoles en cada votación. No creo que sea el único factor. En el contexto actual, con el incremento del gasto militar, no veo posibilidades de que se pudiera apoyar un presupuesto en el que probablemente habría que introducir más partidas para armamento. Por tanto, era bastante difícil que se aprobara tanto por Junts como por Podemos”.

Situación actual de Junts

“La relación con el PSOE ha ido mejorando desde que se pactó la investidura, aunque sigue habiendo muchísimos recelos. Para Puigdemont los siete diputados del Congreso son esenciales para marcar la política española. Junts ha perdido casi todo su poder en Cataluña, retiene algunas alcaldías, pero no tienen ni Generalitat ni Diputación de Barcelona, por ejemplo. Por tanto, necesita que esos siete diputados sean decisivos. Respecto al PP, Junts no va a favorecer una moción de censura mientras esté Vox en la ecuación. Pero tienen intereses comunes en materia económica, lo que le sirve a Puigdemont para marcar distancias de vez en cuando con el PSOE y lanzar un mensaje a su electorado. Y después está Aliança Catalana, formación de extrema derecha independentista que está haciendo mucho daño a Junts. En el último barómetro de la Generalitat esta formación llega a tener entre nueve o diez diputados y casi todos a costa de Junts, que caería unos seis. La erosión es importante. Los temas que propone esa formación son inmigración, inseguridad, ocupación de viviendas y Junts también está intentando ponerlos sobre la mesa para combatir a Aliança”.

Salvador Illa como president de la Generalitat

“Salvador Illa ha tenido un comienzo fácil porque, aunque no tiene mayoría, la oposición de Junts o Esquerra Republicana está en una situación muy complicada, lo cual favorece que esta no se articule. Los inicios han venido marcados básicamente por intentar trasladar un mensaje de retorno a la institucionalidad en la relación con los poderes del Estado y a una recuperación de la seguridad jurídica, que la administración se vuelva más previsible. Pero es a partir de ahora cuando tiene los verdaderos retos. La población de Cataluña, en su mayor parte, está un poco cansada de los discursos épicos, de los discursos más a futuro y quiere hechos tangibles cuanto antes, quiere mejoras en los servicios, en Rodalies, en los trenes, ampliación del aeropuerto o mejoras en la vivienda. Resultados que deberían notarse en esta legislatura. Y no lo tiene fácil porque para hacer todo eso necesita el apoyo de Esquerra Republicana y de los Comunes. El apoyo de Junts es prácticamente imposible y eso complica bastante las cosas ”.

Situación de Esquerra Republicana

“Ha pasado por unos meses muy complicados en los que han tenido que decidir sobre un liderazgo con un partido dividido. La mitad querían a Junqueras y la mitad no. Ahora parece haber más estabilidad. Pero esos problemas internos siguen ahí, no se desvanecen y eso provoca que Junqueras tenga que hacer muchos equilibrios entre apoyar a Illa o no apoyarlo. Es decir, Esquerra Republicana tiene claro que en España tiene que apoyar al PSOE para que no lleguen al Gobierno el Partido Popular y Vox, pero en Cataluña necesita también hacer una cierta oposición a Illa para no acabar perdiendo diputados frente a Junts. Porque ahí, aparte del factor izquierda y derecha, hay que tener en cuenta también el independentista vs. no independentista, y eso le complica. Esquerra Republicana ha tenido históricamente este dilema. Ellos dirían que son las dos cosas y que no son incompatibles. Pero ha ido poniendo el acento en una cuestión o en otra en función del contexto social”.

“Creo que Esquerra Republicana probablemente irá avanzando en una mayor colaboración con el Partido Socialista en Cataluña, pero con menos implicación de la que sería entrar en el Gobierno. Irá hacia ahí porque tiene dos compromisos muy importantes con el Govern de Illa, que son el tema del traspaso de las cercanías y el tema de la financiación autonómica singular. A ambos les convienen resultados favorables, tienen intereses comunes. Illa porque está gobernando, pero también a Esquerra Republicana, porque así podría demostrar que su política de "poco a poco y negociando" es más efectiva que la de Junts. Que es más efectista, más llamativa, pero que los republicanos consideran que es menos práctica y sin resultados. Esquerra Republicana siempre ha competido con Junts en demostrar que ellos también saben gestionar, conseguir cosas, negociar. Y esta es la gran oportunidad de demostrarlo. Por tanto, en los próximos dos años tiene intereses comunes con el PSC.

Horas bajas para el independentismo

“El último barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO) dice que el independentismo está en el 38%. Es uno de los valores más bajos que hemos tenido en los últimos años. Yo creo que en la sociedad catalana no es que haya dejado de haber independentistas, ni mucho menos, pero no se pone ahora como prioridad la independencia, su prioridad es resolver todo aquello que ha quedado estancado durante muchos años. Hay sensación un poco de cansancio, de cierta frustración por no haber conseguido los objetivos que tenían. Y lo que es transversal a todos ellos, independentistas o no independentistas, es la sensación también de que se tiene que recuperar un cierto tiempo perdido, la pujanza de la economía catalana, que se han perdido algunas oportunidades, que hay que poner los servicios públicos a tono, los trenes, la sanidad...”.

Agenda reformista y agenda independentista

“La gran recesión del 2008 crea una tormenta perfecta. Muchas de las quejas que ahora se producen, por ejemplo Rodalies o los debates sobre la ampliación del aeropuerto o el tema de la vivienda, estaban hace 12 años, cuando empezó el procès. Lo que ocurre es que se mezclaron también con un auge de los populismos, de un lenguaje político más extremo, con esa tremenda recesión que afectó a muchas clases medias. La sociedad catalana tiene un grueso de clase media que en aquel momento considera que se está rompiendo el ascensor social. Un montón de factores, aparte de los históricos y de identidad, hacen que en ese momento el independentismo suba. El independentismo no desapareció durante el franquismo. No creo que desaparezca ahora en democracia. Ahora, creo que es una cuestión de prioridades. Hay un momento en el que el 52% de la población de Cataluña considera que la independencia es una manera de solucionar problemas y ahora se considera que no es la manera de solucionarlos de momento”.

La extrema derecha en Cataluña

“Los movimientos de extrema derecha están en pleno auge en todo el mundo. Suponen un discurso de soluciones fáciles a problemas muy complicados. Creo que las redes sociales también contribuyen a simplificar los discursos. En el caso de Cataluña se une que este partido, Aliança Catalana, además se nutre de la frustración por no haber conseguido la independencia durante el procès. En una zona de la Cataluña interior, donde se nota la globalización, se nota también la inmigración que va a trabajar a empresas agroalimentarias muy potentes en la zona; se nutre de todo eso, pero además también de la frustración de pensar que sus líderes se acobardaron en el momento crucial en que se podía conseguir la independencia. Vox y Aliança Catalana en el Parlament de Cataluña podrían coincidir en muchas votaciones sin ningún problema si no fuera por un elemento diferencial: Vox redacta todos sus comunicados e iniciativas parlamentarias en castellano, y Aliança Catalana dice que no va a apoyar absolutamente nada que esté escrito en castellano. O sea, el elemento nacional o identitario es el que marca la diferencia entre las dos formaciones”.

La nueva Europa tras Trump

“Es pronto para saber cómo va a afectar el discurso de Trump y sus actuaciones sobre la política europea. Es posible que haga más europeístas a los europeístas, pero no creo que haga europeístas a los que son euroescépticos. Eso sí, cuando tienes un enemigo común, eso suele unir y probablemente eso se notará en el funcionamiento de las instituciones europeas. Pero también es verdad que habrá mucha gente que compre el discurso de la inoperancia europea ante situaciones como las que plantea Trump. Hasta dentro de unos años no podremos saber cómo influye eso”.

Futuro de Europa

“Yo creo que el principal problema de Europa, aparte de su dificultad para tomar decisiones conjuntas y rápidas, es sobre todo económico, por su competitividad. Es decir, Europa tiene que conseguir ser más competitiva frente a potencias como Estados Unidos o China. Puedes diversificar tus relaciones comerciales con China, con India, con el Mercosur, pero China también practica un capitalismo bastante proteccionista, subvenciona a sus empresas, limita las importaciones, pone muchas condiciones a las empresas extranjeras para instalarse allí. No podemos pasar de depender de Estados Unidos a depender de China, por ejemplo. Lo más difícil para Europa es conseguir que su competitividad aumente, sobre todo en materia tecnológica. No tenemos grandes corporaciones tecnológicas como tiene Estados Unidos. Y para eso se necesitan dos cosas: inversión, mucho dinero y agilizar la burocracia”.

El dilema de Vox ante el nacionalismo de Estados Unidos

 “Vox iba de aliado de Trump. Ahora es más un embajador de Estados Unidos en España que un partido español. Con estos aranceles habrá que ver si eso influye en la perspectiva de voto de Vox. Tendremos que verlo. Las consecuencias económicas que tengan las medidas de Trump sí que pueden influir bastante en el electorado en España. Así como en otros países europeos, sobre todo del norte y del este, hay una mayor concienciación de lo que supone este cambio geopolítico respecto a temas militares, creo que en España eso no influye tanto. Puede hacerlo más el tema económico. Si los aranceles nos causan un perjuicio, si la inflación sube, todo eso puede dejar a Vox muy descolocado. Yo creo que el Partido Popular confía en eso también, en que se pueda criticar de Vox ese alineamiento con Trump. Todavía es pronto para saberlo”.

 Pedro Sánchez y el aumento de gasto en defensa

“Pedro Sánchez, en este debate actual sobre el rearme, está más incómodo. No solo porque es una cuestión que divide a la izquierda, incluso a los votantes del Partido Socialista, también porque en el marco europeo no tiene tantos aliados como antes. Entre los líderes europeos no hay tantos socialdemócratas. Europa se ha escorado a la derecha. Aunque él ha cultivado relaciones con líderes que no son de su mismo color político. Por ejemplo, Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión, se está escorando un poquito más hacia la derecha, sabiendo que la mayoría parlamentaria está más hacia ese lado. Por tanto, Sánchez tiene que moverse de manera más cautelosa. En España el rearme provoca muchas complicaciones. Por eso él busca atenuar la palabra hablando también de ciberseguridad, de seguridad de las fronteras. No limitándose simplemente a destinar dinero a armamento. Lo tiene que articular garantizando que no va a haber merma del gasto social. Lo que ocurre es que cuando todos los recursos se movilizan en Europa para el rearme, de alguna manera no los estás movilizando para otras cosas”.  

Estado de salud de la democracia

 “Yo veo muchas amenazas para la democracia, pero confío en que se abrirá camino. Sin embargo, veo amenazas importantes, sobre todo derivadas del uso de las nuevas tecnologías. Creo que el salto de la inteligencia artificial en todo lo que es la creación de opinión pública va a ser determinante. Hasta ahora hemos tenido unas redes sociales que pueden influir en la conformación de la opinión pública, pero creo que con la inteligencia artificial se logra una inundación. Se puede producir tanto contenido en favor de una determinada opción que sea prácticamente imposible para el usuario navegar en contra o remar en contra. Esa capacidad tecnológica para crear opiniones masivas anula el pensamiento crítico. Y el pensamiento crítico es esencial en democracia. Hoy en día ya es difícil en las redes sociales manifestar opiniones diferentes a las que algunos consideran que tienen que ser las mayoritarias, porque tienen bots sociales, porque tienen la capacidad para inundarnos con esas opiniones, pero creo que eso va a ir a mucho más. Y en las democracias, al fin y al cabo, la conformación de la opinión pública es esencial para su funcionamiento”.

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