Y la redacción volvió a sonar como una redacción Virginia P. Alonso

El miedo hace que algunos entierren la cabeza y que otros, necesariamente, la asomen. Miguel Ángel Rodríguez ha tardado un mes en asomar la suya. El jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso ha atacado desde Twitter al ministro Oscar López. Lo ha hecho también contra la ministra Pilar Alegría. Saber aparecer y desaparecer forma parte del arte de la distracción. MAR lo hace después del “colocón” ecuatoriano de la presidenta Isabel Díaz Ayuso en el mitin de Noboa de la semana pasada. Ella también sabe aparecer y desaparecer pero los dioses no le han brindado el don de la oportunidad.
MAR ha visto en el asedio al exministro José Luis Ábalos un flanco descubierto por el PSOE donde poder atacar y hacer daño. Ábalos es una buena cortina de humo para Díaz Ayuso. Ciertamente, en estos momentos, el diputado valenciano es un hombre que infunde un terror erótico a los sueños de la república, devorado por la luz de neón que trata de mantener encendida la fachosfera a costa de lo que sea, incluso a costa de la vida del propio Ábalos, quien está siendo un feroz superviviente político capaz de habitar en regiones extremas, humedecido por los acres recuerdos que conserva de su experiencia en el Gobierno.
El socialista viaja en estos momentos a través de ese espacio gris pavimentado con autos, diligencias, querellas e informes de la UCO que no definen una dirección, no prueban nada en relación al exministro, pero sí trenzan una fama oscura alrededor de su silueta tejida por conjeturas que sólo conducen a la destrucción del individuo. Ábalos ya elevó a finales de febrero un recurso de apelación al magistrado instructor donde acusaba a la UCO de realizar las filtraciones sobre su vida. Afirmaba entonces que era "la inquina y la venganza" lo que las había motivado. Conviene recordar que Ábalos ya advirtió en 2020 al ministro del Interior, Grande-Marlaska, de la existencia de "una policía patriótica" que trascendía Catalunya y Podemos. «Es una policía patriótica en la Guardia Civil» —me dijo—. «Marlaska ha perdido al menos cuatro años. Lo advertí en 2020 durante la pandemia. Les alerté de lo que se estaba cocinando y me desoyeron. No me hicieron caso». Si el gobierno de Mariano Rajoy había iniciado una operación contra independentistas y podemitas, investigada estas semanas por una comisión del Congreso, por qué no iba a ser el PSOE de Sánchez también objeto de un golpe blando. La semilla de la desconfianza de Marlaska germinó en su ministerio con el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos y la posterior dimisión de otros mandos.
Cinco años después, el exministro, imputado por cohecho, tráfico de influencias, malversación y organización criminal, ha solicitado este mes al magistrado instructor de la sala segunda del Tribunal Supremo que acuda a declarar el ministro Fernando Grande Marlaska. En los informes de la UCO se explica que el ministerio del Interior adquirió una importante cantidad de mascarillas a Soluciones de Gestión, la mercantil de Víctor de Aldama. El exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE también ha reclamado que declare como testigo el Secretario de Estado de Interior, Rafael Pérez Ruiz, así como Belén Villar Sánchez, directora de organización e inspección del ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, promocionada en tiempos del ministro Rafael Catalá, el mismo que advirtió a Isabel Díaz Ayuso que su hermano acabaría siendo investigado.
El último informe de la UCO, hasta la fecha, sólo nos habla del chalaneo que se traían Víctor de Aldama y Koldo García con Javier Hidalgo. La investigación de la UCO no aporta nada sobre las actividades de Ábalos, convertido en Germán Areta, detective de sí mismo, obstinado en que declaren todos, a golpe de denuncia ante el juzgado. En los próximos días habrá que prestar atención a la auditoría que elaboró el ministerio de Transportes en 2023. Conviene volver a ella. Todavía se tiene que aclarar la imparcialidad de ese informe que provocó muchas destituciones. Conviene también despejar si existe un sesgo político o partidista por parte de quienes lo redactaron y firmaron. Apunten el nombre de Belen Villar y el de Belén Roel de Lara. Sobre este aspecto, es muy posible que haya cambios sustanciales en la interpretación que se ha hecho hasta hoy de esa contratación de mascarillas durante la pandemia.
La fama de unos puede ser una buena cortina de humo para otros. Ábalos es una buena cortina de humo para Díaz Ayuso
La fama, al menos, esta modalidad, se alimenta del escándalo y de una histeria política canalizada a través de medias verdades, noticias falsas y mentiras, puestas en circulación en una sociedad del espectáculo alimentada con litigios grotescos, traiciones desmesuradas, pandemonio y muchos cigarrillos. La fama de unos puede ser una buena cortina de humo para otros. Que se lo pregunten al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, que se lo pregunten a Pedro Sánchez.
Y detrás de esa cortina de humo se encuentra la pareja de Isabel Díaz Ayuso. González Amador habló el pasado jueves por primera vez ante la jueza instructora María Inmaculada Iglesias desde que se abrió la investigación, en marzo del año pasado. En su declaración de más de dos horas respondió a preguntas de sus abogados, de la jueza y del fiscal. El empresario fue citado para declarar por un presunto soborno de 500.000 euros a un ejecutivo del grupo sanitario Quirón, pero el interrogatorio abarcó también otros negocios, como la compra del ático. Y es que la jueza no rechazó que se preguntara por este asunto, lo que no deja de ser llamativo (podía haberlo hecho), pues deja abierta la posibilidad a que se amplíe la investigación y, sobre todo, los investigados.
El diablo está en los detalles. De esa pregunta se puede inferir, en primer lugar, la posibilidad de que acudan a declarar los antiguos propietarios de ese ático. También se puede prever la comparecencia de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al menos, como testigo. Conviene estar atentos. El miedo hace que unos entierren la cabeza bajo tierra y que otros, necesariamente, la asomen.
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