Gibraltar ha vuelto al primer plano de la actualidad informativa en los primeros días de agosto. La crisis comenzó cuando España denunció el vertido de 70 bloques de cemento con púas en el mar, que impiden faenar a los pescadores españoles, aunque las autoridades del Peñón defienden que el objetivo es crear un arrecife artificial capaz de regenerar la vida marina. A partir de entonces, Madrid y Londres se han enzarzado en una escalada diplomática, con amenazas cruzadas de medidas legales.
Ver másEl Gobierno y Londres entran en una guerra de declaraciones por los controles en Gibraltar
El conflicto fronterizo emerge justo en vísperas de la declaración en la Audiencia Nacional de los ex secretarios generales del PP Francisco Álvarez-Cascos y Javier Arenas (el martes 13 de agosto) y de la actual número dos, María Dolores de Cospedal, al día siguiente. Todos comparecerán como testigos ante el juez Pablo Ruz para explicar la existencia de una supuesta caja B en el PP, como revelan los papeles del extesorero Luis Bárcenas. La oposición ha dejado caer que el Gobierno embosca una crisis política que mancha directamente al presidente del Gobierno con la guerra diplomática con el Reino Unido a cuenta del Peñón. ¿Es así, el Ejecutivo de Mariano Rajoy usa la disputa de la Roca para desviar la atención sobre el caso Bárcenas?
Gibraltar ha vuelto al primer plano de la actualidad informativa en los primeros días de agosto. La crisis comenzó cuando España denunció el vertido de 70 bloques de cemento con púas en el mar, que impiden faenar a los pescadores españoles, aunque las autoridades del Peñón defienden que el objetivo es crear un arrecife artificial capaz de regenerar la vida marina. A partir de entonces, Madrid y Londres se han enzarzado en una escalada diplomática, con amenazas cruzadas de medidas legales.