El acceso a la información electoral en una democracia es importante para la ciudadanía en general y, en particular, para investigadores, sociólogos, politólogos e historiadores, entre otros. También lo es para los políticos, porque sus cargos institucionales nacen, directa o indirectamente, de las urnas. Pero estos últimos son, además, los responsables de que esa valiosa información esté disponible y correctamente presentada.
Antes de seguir, debo precisar que estoy hablando de resultados electorales definitivos, es decir, no provisionales, que son de los que nos informan hasta que las urnas pasan de moda. Teniendo que bucear en los de las elecciones generales desde que recuperamos la libertad, recurrí al sentido común y me pregunté dónde podría encontrar esta información. La respuesta lógica fue que en el Congreso y en el Senado. Ni corto ni perezoso he accedido a ambas páginas de Internet y, a continuación, describiré lo que acabo de encontrar hoy mismo, 27 de julio de 2016.
En la página web del Congreso descubro lo siguiente:
1.- Que la ruta de iconos o textos con enlaces hasta los resultados es la siguiente:
'El Congreso entre 1977 y 2016' (en la foto aparece uno de los leones)
'Legislaturas' (seleccionar la legislatura que interese consultar)
'Resultados electorales' (de la legislatura seleccionada)
2.- Al llegar a esta pantalla, la información que aparece para las diferentes legislaturas es la que describo a continuación:
2.1.- Elecciones de 1977 y 1979. Enlace a la web del Ministerio del Interior. En 1979 hay un error y lo que aparece al hacer clic son los resultados de las elecciones de 1996.
2.2.- Elecciones de 1982. Se ha eliminado el enlace al Ministerio de Interior y en su lugar aparece una única pantalla con un cuadro sencillo que informa de los votos, escaños y porcentajes conseguidos únicamente al Congreso por cada partido. Todo en una sola página.
2.3.- Elecciones de 1986, 1989 y 1993. Al hacer clic aparecen en los tres casos documentos absolutamente ilegibles que son páginas del Boletín Oficial del Estado. Contienen las certificaciones de los resultados electorales aprobados cada año por la Junta Electoral Central. Son, respectivamente, 1, 24 y 22 páginas. Es interesante, aunque tampoco se puede descifrar adecuadamente, el cuadro resumen con los resultados definitivos y globales al Congreso. En ningún caso aparece ese mismo cuadro para los del Senado.
2.4.- Elecciones de 1996. Lo mismo que en 1989 y 1993, pero esta vez el documento del BOE se puede leer mejor. En total son 26 páginas.
2.5.- Elecciones de 2000 y 2004. Al hacer clic en los enlaces a 'Resultados electorales' de ambos años, los mismos que hemos abierto para las siete legislaturas anteriores, lo que aparece es el siguiente texto: "Error 404 -- Not Found. From RFC 2068 Hypertext Transfer Protocol – HTTP/1.1:…”. En este punto, me canso de reproducir aquí los textos de dos errores informáticos idénticos y bien documentados. Si se deciden a repararlos algún día, ya lo harán.
2.6.- Elecciones de 2008, 2011, 2015 y 2016. Siguen con las copias del BOE pero en estos cuatro casos la información es perfectamente legible. Se trata también de los resultados electorales certificados por la Junta Electoral Central, pero que siguen sin incluir los cuadros resumen del Senado. Para que quien esté leyendo esto pueda evaluar el equilibrio mental de nuestros políticos y la importancia que conceden a las diferentes informaciones que se derivan de un mismo proceso electoral pondré un ejemplo. La información publicada por el BOE correspondiente a las elecciones del pasado 20D, en 2015, ocupa 74 páginas. No les ha parecido necesario, tal como ya he repetido, reproducir el cuadro resumen del Senado pero si, por poner un ejemplo, dejar constancia de que la candidata al Senado doña Margarita Merino del Moral, de VOX, obtuvo 86 votos. Y así, decenas de páginas con informaciones del mismo tenor. Por cierto, en los casos de 2008, 2011 y 2015 y solo al final de cada página, como si les diera vergüenza, incluyen de nuevo el enlace al Ministerio del Interior, una costumbre que, tal como hemos dicho al principio, abandonaron a partir de las elecciones de 1982. En las más recientes de 2016 no está este enlace, pero debe ser porque en Interior todavía no han actualizado estos datos.
Me siento profundamente decepcionado por la falta de respeto que, hacia los contribuyentes y hacia la sociedad española, demuestran todos los políticos que han pasado por las Cortes democráticas y que no han hecho nada por arreglar tanto desastre sobre la información histórica más relevante en cualquier democracia, la que nace de sus denominadas “fiestas”. Cualquier político de cualquier partido y casi a cualquier nivel debería haber reaccionado, reclamando a sus jefes la solución a unos “errores” que, en realidad, esconden una desidia y abundan en la sensación de que solo se dedican a lo público para su beneficio privado. Solo me vienen malos pensamientos a la cabeza, pero los reservaré para la próxima entrega y de esta manera darle tiempo al frío, que es lo más aconsejable.
En resumen, lo que para mi tenía que ser una simple búsqueda de resultados electorales se ha convertido en el comienzo de una especie de auditoría sobre una parte del trabajo que se realiza a las órdenes de nuestros políticos. Espero que no subcontraten el arreglo de todo esto con alguno de sus amigos informáticos por un montón de miles de euros, pues todavía tenemos en la retina las informaciones sobre derroches similares y escandalosos. Permitan, señores diputados, que desde esta humildad les proponga que hagan ustedes lo mismo que han hecho sus colegas del Senado, que no viven en La Luna. Ellos han sido prácticos y han enlazado toda la información electoral desde la página web del Senado a las páginas de lo mismo en la web del Ministerio del Interior, que es lo mismo que ustedes han hecho para los años que se citan en 2.1 y en 2.6 de este artículo. Se trata de una información que, al menos, está normalizada. Además, estoy seguro que los funcionarios a sus órdenes lo dejarían resuelto en dos mañanas, porque saben hacerlo.
No obstante, no cantemos victoria. Hemos traído a colación el Ministerio del Interior porque en el mundo de los ciegos el tuerto es el rey. En la próxima entrega haré un repaso de la información electoral que está hoy bajo la autoridad funcional de Fernández, el ministro espiado y atrapado, y al que las lenguas bien informadas dicen que en El Vaticano no lo quieren de embajador, por si tal idea recorriera la cabeza de Mariano.
Mientras tanto, y para ir matando el tiempo, saben las lectoras y los lectores que pueden comprobar todo lo aquí escrito con solo acceder a las páginas de nuestros modernos próceres en Internet. Si todo estuviera arreglado, piensen que las casualidades existen y todos tan amigos, pero que también merece la pena denunciar las deficiencias. Si la cosa sigue tan impresentable pueden ayudar divulgando esto y manifestando su queja al político que tengan más a mano. Y ya que el próximo día, pronto, tocaremos la información electoral de Interior, a las personas más inquietas les pediría que accedan a esas páginas del Ministerio e intenten descubrir datos electorales que les parezcan incoherentes o sospechosos, a ver si coinciden con los mismos que yo he encontrado.
Ver másLos chiringuitos: paradigma de las contradicciones de Costas
Ánimo, porque continuará
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Domingo Sanz es socio de infoLibre
El acceso a la información electoral en una democracia es importante para la ciudadanía en general y, en particular, para investigadores, sociólogos, politólogos e historiadores, entre otros. También lo es para los políticos, porque sus cargos institucionales nacen, directa o indirectamente, de las urnas. Pero estos últimos son, además, los responsables de que esa valiosa información esté disponible y correctamente presentada.