Carta a Consuelo Ordóñez
Nunca pensé que tuviera que escribirte esta carta, pero tu sensatez y honradez personal me obligan a tenerte en mi recuerdo. Como he vivido la España más polarizada en la que me vi cercado por Falange y por ETA en diversas épocas de mi vida, ya en la tercera edad trato de estar en ese lugar que nadie entiende en este país, que es el centro verdadero, o sea, contra unos extremos y contra todos ellos.
He comido varias veces en La Cepa y cada vez que ahora paso por allí me acuerdo de tu hermano, hombre honesto en su pensamiento y sometido a ese exceso tan repugnante que vivimos siempre en un país llamado España, que considero un país maravilloso pero que lo estropeamos entre nosotros, entre todos los que estamos aquí.
Ya sé que para ti no será posible, pero vuestros gestos ayudan a creer que en esa sociedad se quiere abandonar aquel error gigantesco e irremediable
En este mismo periódico hice una vez un artículo alabando a Maixabel por su fuerza al querer pasar página. Ahora lo hago contigo, cansada de ese cinismo de algunos a los que nada les importa con tal de ganar votos, porque es lo único en lo que piensan. Pero te diré que solo en Euskadi he visto esas ganas de olvidar. Ya sé que para ti no será posible, pero vuestros gestos ayudan a creer que en esa sociedad se quiere abandonar aquel error gigantesco e irremediable. Sabiendo que, obviamente, el extremismo siempre existirá.
Pero en Madrid no veo lo mismo. En la capital el fango político agarrado a ETA es muy triste por lo que supone para aquellos que queremos empezar, a pesar de mi ya larga edad un país distinto, en donde quepamos todos, incluso esos 26 millones a los que alguien fusilaría, y dicho hace bien pocos meses. Quizá fuera de la capital sea distinto. Y ese país se debe construir con gestos que hagan olvidar lo de unos y lo de otros y nos dediquemos a avanzar cuando los cambios de la humanidad nos obligaran sin remedio a seguir el nuevo camino. Gracias a la sociedad que está mucho por delante que los políticos podemos hacerlo y, sobre todo, personas como tú que eres capaz de superar las tragedias y exigir a quien quiere revivirlas para su ganancia de votos que paren de su cinismo. Porque el cinismo parece que hoy es dueño de la política basura.
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Cesar Moya Villasante es socio de infoLibre