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China, nada menos

César Moya Villasante

Hace 50 años en China todos iban en bicicleta. Los industriales occidentales se fijaron en que allí se podía fabricar de todo pagando precios muy bajos, porque eran chinos, para luego forrarse aquí, en estos países de gente inteligente y poderosa. Así fue durante muchos años. Todos conocemos que la ropa, las máquinas, distintos productos de tecnología, entre otros son made in china, pero los que los venden son gente capitalista inteligente que sabe que ese es nuestro sistema económico.

Se quitó de encima a los comunistas y pueden retozar por el mundo ganando millonadas sin ocuparse de esa pobre gente, o malvada para algunos, que no tienen donde caerse muertos o no saben progresar como ellos, con inteligencia que les hace crecer en riqueza y poder. Por ello, por ejemplo, Ayuso les dice que pueden poner el precio que quieran para alquilar sus pisos que para eso se lo han currado. Aunque ya no los puedan alquilar la mayoría.

Y ahí estaban, mientras tanto, los chinos inventando un sistema que se llama Comunismo capitalista o Capitalismo comunista, llámese como se quiera. Es el oxímoron de la economía. Pero contaban con un pueblo obediente que aceptaba a los que mandaban y, poco a poco, fueron creando ese país, que hoy, aunque muchos no lo quieren reconocer, es el más poderoso de la tierra. Ha hecho imposible competir con ellos en casi nada, o en nada. Pero es que, además, no se vislumbra crear nada parecido en este mundo inteligente capitalista

De aquel país en que todo el mundo andaba en bicicleta, vinieron muchos a Occidente a poner negocios de baraturas a los que vamos los occidentales a aprovecharnos porque tienen de todo en unas tiendas pequeñas llenas de cosas. A veces, hasta tenemos pan ahí porque ellos abren y los de aquí están descansando. O sea, que nos aprovechamos de sus formas. Unas formas que allí, en aquel país, los paisanos aceptaron buenamente porque vieron crecer el país a base de trabajo y hoy vemos esas ciudades transformadas en las que nos da envidia hasta dónde han llegado, siendo comunistas los pobres ignorantes.

Lo curioso no son esas ciudades, lo principal es que son capaces de fabricar de todo con lo que aprendieron en esos años en que nos aprovechamos de sus costes para forrarnos aquí, y que, incluso, son capaces de mejorarlo. Un gran comunicador, el coronel Baños, que sabe como nadie como funciona el mundo, explica qué es para quedar pasmado a donde han llegado y que competir con ellos se hace imposible, incluso por ese mundo inteligente capitalista que se cree el rey del mambo.

Cuando oímos y vemos un concierto de Yuja Wang, esa pianista maravillosa que viste sin complejos, pero que maneja sus manos de forma increíble tocando a Rachmaninof o a Chopin, nos quedamos asombrados. En China, millones de personas están estudiando piano y vemos salir de allí figuras que nos siguen dejando pasmados por su virtuosismo y sin hacer ruido para asombrar a nadie, porque simplemente son chinos. Pero eso no es solo en el piano o en cualquier instrumento, se da también en la ingeniería y en cualquier trabajo porque saben que están bien dirigidos y cumplen con su deber e ilusión de vivir mejor que sus abuelos.

Ahí están estos pobres chinos comprando media África o toda sin hacer ruido y con el agradecimiento de los africanos porque, aunque vienen a hacer negocio, sus formas son distintas

Todo ello se concentra en ese sistema capitalista comunista que a nosotros nos suena a chiste, pero que es fácil comprender. Ellos han aceptado que el capital es necesario para mejorar la vida, pero el comunismo, en su idea teórica, lo que trata es de que nadie se quede atrás y todo el mundo tenga un modo de vida lógico, aunque sencillo, en donde las necesidades prioritarias de todo ser humano estén cubiertas. Ahí han ido a aplicarlo en concepto. Sabemos que todo no será perfecto porque no soy un iluso y estoy seguro que existen abusos y habrá millonarios y pobres, pero en general, el pueblo vive mejor y esas situaciones que puedan existir no son la base del sistema como pasa en las democracias occidentales en donde ya la política vale solo para pequeños detalles porque el beneficio exagerado y sin límites lo ha generado ese mercado que manejan los grandes fondos y empresas para crear el sistema más desigual de la historia. En donde la política se queda solo para, como pasa en España, tratar de gobernar con votos, pero no para mejorar a la sociedad. Si alguien intenta hacerlo se le destroza con bulos, malas artes y comprando medios y judicatura. Es decir, perdiendo totalmente aquellos valores que nos hicieron prosperar y hoy nos conducen a un caos que vemos cada día. Con la pérdida de la educación, el respeto, la ética y todo lo que nos impida ganar mucho dinero. Lo vemos hasta en guerras organizadas para mejor no saber sus fines, que existen por encima de los posibles muertos de gente joven y no tan joven. 

Ahí están estos pobres chinos comprando media África o toda sin hacer ruido y con el agradecimiento de los africanos porque, aunque vienen a hacer negocio, sus formas son distintas. De momento, no vienen a llevarse los bienes naturales de cualquier país como hicieron los europeos en su día. No lo digo yo, lo dice también el coronel Baños, que está asombrado de lo que son capaces de hacer. Esos pobres chinos no están interesados en guerras que pueden acabar con la mitad o mas de sus clientes.

Somos muchos los que preferimos ese comunismo a este capitalismo. Siendo los dos positivos si se utilizan de manera sensata. Esa es la diferencia. Mientras tanto, aquí en España estamos dentro del gobierno comunista bolivariano y la llegada de gente que viene a trabajar, pero nos molesta, entre otras cosas así, que es lo importante.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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