¿Para qué dimitir?

Verónica Barcina

El pollo sin cabeza que no es presidente de España porque no quiere profetizó la víspera, con el contador de las víctimas por encima de las 200: “la comparecencia de Mazón dejará ‘reconfortados’ a los valencianos”. El silencio de Miguel Ángel Rodríguez (lean de Ayuso) durante los diez días siguientes a la Dana es significativo de que el enésimo disparate del líder fallido del PP ha sido de su agrado y va en la dirección idónea para decapitarlo, para llevárselo pa’lante y aupar a la pelele a la presidencia nacional del partido y del país. 

Una inaudita tradición de gallegos al frente (Feijóo, Rajoy, Fraga, Franco…) ha modelado las señas de identidad del Partido Popular haciendo que en Génova 13 se acojan al dicho nunca choveu que non escampara cuando salpica el fango propio en su hábitat cotidiano. Devotos del santo Job, los populares han dado sobradas muestras de un extraordinario talento para capear con éxito cualquier galerna desatada que amenace con llevarse pa'lante a alguno de los numerosos delincuentes que medran en sus corruptas filas.

Esa habilidad no se debe a una facultad sobrenatural, ni siquiera responde a la protección de dioses inexistentes. La explicación es mundana, constatable a nada que se analice el modus operandi, siempre el mismo, tras sus escándalos más sonados desde la muerte del dictador: mentir, culpar a otros, dilatar y esperar. Cuentan con el sustento de gran parte de los medios de comunicación y la adhesión inquebrantable de las altas esferas de un Poder Judicial militante y controlado desde la puerta de atrás. Sin ellos, no son nada.

¿Para qué dimitir Mazón si no lo hicieron Aznar (11 M), Trillo (Yak–42), Rajoy (Prestige), Camps y Cotino (metro de Valencia), Ayuso (7.291 víctimas de covid) y tantos otros? En esas ocasiones se pudo comprobar que non choveu que non escampara: la prensa apoyó las mentiras del PP y manipuló con sus propios bulos, la justicia ralentizó los procesos, dictó polémicas sentencias y volvió a salir el sol para el partido corrupto por antonomasia.

¿Para qué dimitir Mazón si no lo hicieron Aznar (11 M), Trillo (Yak–42), Rajoy (Prestige), Camps y Cotino (metro de Valencia), Ayuso (7.291 víctimas de covid) y tantos otros?

¿Para qué dimitir si se pueden cargar los muertos a Ribera, a la AEMET, a la C.H. del Júcar, a la UME, al 112, a San Pedro, a Santa Bárbara y, en última instancia, a Sánchez? Todos son culpables del desastre, todos menos Mazón. ¿Por qué no mentir a un país que acepta y avala sus mentiras en las urnas? ¿Para qué dimitir si se puede cambiar la realidad que debe ver España, como hacía el NO–DO y hacen el ABC, El Mundo, La razón, Ok Diario, Voz Pópuli, El Español, El Confidencial, Libertad Digital, The Objective, Periodista Digital, Es Diario, los canales autonómicos, la COPE, esRadio, 13TV, Atresmedia, Mediaset y otros?

¿Para qué dimitir si lo que de veras importa a España son las cosas que cambian la vida como la crisis de Mbappé, la retirada de Nadal, el Benidorm Fest, el embarazo de Isa Pantoja, las novias de Sanz y Mejide, las fantasmadas de Bosé, el derroche navideño, dónde toca este año la cena nochebuena o cómo se desvestirá en nochevieja la Pedroche.

¿Para qué va a dimitir Mazón si es más necesario que nunca agora que en Valencia choverán millóns de euros? Es cruel pedirle que abandone a los valencianos que son y serán agraciados con contratos públicos a dedo. Ahora que escampó, ha premiado con 290.000 € a la empresa donde trabajó su jefe de gabinete hasta las elecciones y con 3.900.000 a la empresa de un donante de la Gürtel condenado por la Audiencia Nacional.

Mazón ha fichado un guardaespaldas. No ha recurrido a un portero de discoteca o a uno de desokupa. Ha fichado, ni más ni menos, a un teniente general curtido en Afganistán que ha declarado que es militar, como si no hubiera corruptos en el ejército. A ver quién les tose.

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Verónica Barcina es socia de infoLibre.

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