Como tengo memoria de pez, no soy dado a la nostalgia. Siempre me siento más cómodo viviendo el presente e imaginando el futuro -ensoñándolo- que reviviendo el pasado. Sé que ese pasado, disfrutado como una suma de momentos vitales -familiares, laborales- en tiempo presente, me ha traído hasta aquí y que en él me he construido, pero siempre me ha interesado más lo por-venir que lo ya pasadopor-venir. Y sin embargo...
Sin embargo, he vuelto a escuchar Els vells amants, de Serrat. Su letra y su música están en mi memoria desde hace 50 años, literalmente, desde aquel 1967 en que mi hermano Jose compró el LP, todo en catalán, y aprendimos sus canciones de tanto oírlas. Hoy la siento y la entiendo más y mejor: els seus cabells el temps ha tornat blancs…
Mi familia republicana -madrileños de y en Madrid- y antifranquista, parte de la naciente pequeña burguesía comercial heredera de tantas generaciones de obreros, se esforzaba en darnos la mejor educación con la ilusión puesta en la universidad. Madrid era entonces una ciudad provinciana con ínfulas de capital, una ciudad de goma lisa y negra, pero con boquetes de olor a vaquería, como avisaba Celaya -ilustre vecino de la Prosperidad -la Prospe-, nuestro barrio de siempre. La nova cançó que sonaba en el tocadiscos de nuestra casa olía a otra cosa. I ságafen las mans, el vells amants…
Serrat, Llach (¡ay, Llach!), Marina Rosell, Raimon, María del Mar Bonet… durante años nos enseñaron a entender y a amar el catalán. No sé recordar aquellos años de dictadura gris sin poner como banda sonora el cant dels ocells, de Bonet, o el Al vent, de Raimon o la emoción de aquel Gener de 1976 (amnistía, llibertat, estatut dáutonomía!), en buena armonía con el A Galopar, de Paco Ibáñez, en el Olympia, o el Al Alba, de Aute y de Rosa León. La ràdio antiga i el rellotge gran, i el cobretaula carregat de randes…
Duele sentir qué lejos está hoy aquella Cataluña sin fronteras que nos enseñó lo más dulce de su lengua. I es pregunten, estás bé? Avui no et fa mal res? _____________
Jesús Pichel Martín es socio de infoLibre
Como tengo memoria de pez, no soy dado a la nostalgia. Siempre me siento más cómodo viviendo el presente e imaginando el futuro -ensoñándolo- que reviviendo el pasado. Sé que ese pasado, disfrutado como una suma de momentos vitales -familiares, laborales- en tiempo presente, me ha traído hasta aquí y que en él me he construido, pero siempre me ha interesado más lo por-venir que lo ya pasadopor-venir. Y sin embargo...