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¿Por qué faltan Médicos de Familia?

Francisco Escobar Rabadán

Un año más han quedado sin cubrir plazas MIR de Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC). Llamativamente, desde las sociedades científicas de atención primaria (AP) la estrategia ha sido “negar la mayor”, argumentando que es una especialidad tan “cotizada” como las hospitalarias. 

Negar el problema no nos va a llevar a solucionarlo. Enfrentarse al mismo requiere un enfoque múltiple.

En primer lugar es preciso determinar hasta qué punto se apuesta por la defensa del Sistema Nacional de Salud. Su continuidad pasa por una AP fuerte y resolutiva, para frenar el desorbitado gasto que genera un hospitalocentrismo descontrolado. Si realmente existe este compromiso, las siguientes serían algunas de las cuestiones que habría que abordar urgentemente.

Falta de vocación

El sistema de acceso a la universidad induce a estudiantes con buenos expedientes a estudiar medicina, ya sea por propia iniciativa o estimulados por su entorno familiar y académico. Así, muchas personas sin interés por la profesión copan las limitadas plazas de las facultades en detrimento de quienes podrían aportar unas actitudes más favorables.

Es preciso favorecer el desarrollo profesional, facilitando la capacidad resolutiva, con tiempo para atender adecuadamente a los pacientes

Cambiar el acceso a las facultades

En consecuencia sería necesario cambiar el sistema de acceso a las facultades de medicina, de forma que la selección de los aspirantes se base en criterios relacionados con vocación, empatía, preferencia por el trabajo en zonas rurales… 

Reducir plazas MIR innecesarias 

La falta de previsión en cuanto a las necesidades de especialistas no se limita a la escasez de MFyC, y también pediatras, en AP. Concomitantemente existe un exceso de titulados en muchas especialidades. 

Mejorar las condiciones laborales en AP

La mejora en las condiciones del trabajo en AP puede tener un “efecto llamada” sobre los MFyC que han optado por otras salidas laborales, tanto en España (especialmente en las puertas de urgencia de los hospitales) como en otros países. Despertar el interés por opciones laborales que implican cierta “penalidad” (como en ciertas zonas rurales) puede implicar incentivos diversos, también económicos.

Pero no todo está en el sueldo o el número de pacientes adscritos, entre otros condicionantes laborales. Es preciso favorecer el desarrollo profesional, facilitando la capacidad resolutiva, con tiempo para atender adecuadamente a los pacientes, así como acceso a pruebas diagnósticas y tratamientos. Hay que romper la dinámica de tantos años en los que se han desarrollado servicios (equipos de soporte de atención domiciliaria, unidades de continuidad asistencial AP-medicina interna…) que han ido mermando competencias a los MFyC. 

El dinero debe entrar por la AP

Es imperativo cambiar el flujo del dinero, para que las inversiones entren por la AP y desde ahí según necesidades se distribuyan a los demás niveles. Solo así se podrá romper con el hospitalocentrismo que corroe nuestro sistema público de salud.

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Francisco Escobar Rabadán es socio de infoLibre.

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