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Un maestro pedófilo, un médico negligente y un periodista mentiroso

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Paco Ochoa

Imagina una escena de tocamientos de un maestro de escuela. Humbert Humbert, de unos 37 años, licenciado en poesía francesa, acaba de llegar a la escuela y se ha enamorado “románticamente” de una nínfula llamada Lolita, caracterizada por su carácter demoníaco, su naturaleza no humana y la habilidad de fascinar a estos varones maduros.

¿Qué pensaría si Humbert Humbert fuera la figura referente de un grupo de niños/as, el maestro de su hijo, de su sobrina…? ¿Estaría cómoda? Si usted conociera la situación de Lolita, ¿lo denunciaría? ¿Lo señalaría con el dedo? Venga, venga, tampoco es para tanto, solo va a influir en 20 niños cada año y no creo que haga lo mismo con todos, tendrá un poco de cordura el señor Humbert Humbert.

Tranquilidad. Cada acto tiene consecuencias y estos son muy graves. Los maestros/as tienen que entregar su certificado de antecedentes por delitos sexuales. Respira despacio. Le echarán y no volverá a ejercer nunca ni a hacer daño a ningún niño ni niña. ¿Qué? ¿Que le ha apremiado la directora y va a seguir ejerciendo? ¿Cómo? ¿Que me están señalando por ir diciendo que Humbert Humbert es un pedófilo? ¿En serio? ¿Que las familias van a seguir llevando a sus hijos a la clase de ese sádico?

¿Y tú, qué harías? ¿Señalarías a Humbert Humbert o crees que estarías atacando a la libertad de cátedra y enseñanza?

Hospital Gutiérrez Ortega, Valdepeñas (Ciudad Real). Octubre de 2012. Una niña sufre prolongada falta de respiración que le convirtió en gran dependiente de por vida. Negligencia médica. En la actualidad, la menor sufre numerosas complicaciones que le ocasionan un 97 % de discapacidad; encefalopatía hipóxico-isquémica con parálisis infantil grave de predominio distónico, convulsiones, alimentación mediante PEG (sonda de gastrostomía endoscópica).

"Tiene una parálisis muy grave, le impide hablar, comer, moverse y respirar. Lo que más me duele es verla cuando se empieza a ahogar. Cuando se pone mala tenemos que salir corriendo al hospital de Albacete, pidiéndole a Dios que no le pase nada en el camino", relata la madre de la pequeña.

Consecuencias: delito de lesiones por imprudencia profesional para la matrona y el ginecólogo.

¿Qué te parece razonable? ¿Estar y apoyar a la familia de la niña o/y señalar a los médicos negligentes? ¿De verdad te parece razonable señalarlos?

Las mentiras de los líderes de audiencia y de los canales de referencia no se deberían pasar por alto. Debería haber una ley que condene la mentira en este oficio y una sociedad civil organizada para exigir consecuencias ante estos actos

Reino de España. Negligentes campan a sus anchas y mienten. Controlan la opinión pública y difaman. Son sus maneras de influir. Nadie los para porque han creado un estado de las cosas y de la opinión pública consistente en que si los señalas estás atacando a humildes periodistas que solo hacen su trabajo, dicen. Uno de ellos es Don Antonio, que se confabulaba de matar a Juan Carlos junto con Eduardo para deshonrar a Pablo. Y por no hablar de Ana Rosa, Susana, Carlos y Francisco, que denigraban poniendo en la diana del odio diariamente a Irene junto con Joaquín. Por ello les han dado premios y hasta a Don Antonio entradas para las finales de Champions del Real Madrid. ¡Qué bueno es ese señor oculto que llaman Florentino!

Las mentiras de estos líderes de audiencia y de los canales de referencia de nuestras televisiones privadas (Atresmedia y Mediaset) no se deberían pasar por alto. Debería haber una ley que condene la mentira en este oficio en horas bajas y una sociedad civil organizada en la calle para exigir consecuencias ante este tipo de actos, la expulsión de la profesión, básicamente.

La educación es un servicio público para la ciudadanía y cualquier maestro pedófilo debería ser expulsado y no volver a pisar un aula. La salud es un servicio público para la ciudadanía y cualquier médico negligente debería ser expulsado y no volver a pisar una consulta. El periodismo es un servicio público para la ciudadanía y cualquier periodista que mienta adrede debería ser expulsado y no volver a pisar ni una redacción ni un plató. Ferreras, Inda, Susana Griso, Ana Rosa Quintana, Marhuenda o Joaquín Prat no deberían estar nunca más en el oficio de la comunicación.

¿Te parece bien señalar con el dedo al pedófilo y que jamás entre en una escuela? ¿Te parece bien señalar con el dedo al médico negligente y que jamás intervenga a un paciente (según la circunstancia)? ¿Te parece bien señalar con el dedo al periodista mentiroso y que jamás pase a una redacción?

Yo digo sí a las tres, por razonamiento y sentido común.

No hace falta ser de Podemos ni de Pablo Iglesias para dar un sí en la última. Las pruebas expuestas en los enlaces anteriores son irrefutables. Es una cuestión democrática. Quien da el no o duda, está en el sendero del sesgo cognitivo que estos medios han ido construyendo pico a pico y pala a pala, segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora y día a día en sus tertulias matinales y vespertinas, mientras las verdades fluyen por las zanjas y cunetas de los márgenes del camino sin que se dé cuenta.

Estaría bien que hubiera habido un poquito de ruido de Sumar cuando se sacó a Podemos y Monedero del Caso Neurona hace un par de meses. Por solidaridad. Porque sin ellos no existirían.

Imagina una escena de tocamientos de un maestro de escuela. Humbert Humbert, de unos 37 años, licenciado en poesía francesa, acaba de llegar a la escuela y se ha enamorado “románticamente” de una nínfula llamada Lolita, caracterizada por su carácter demoníaco, su naturaleza no humana y la habilidad de fascinar a estos varones maduros.

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