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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Mañueco, muñeco de Vox

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Ángel Lozano Heras

Ya es presidente, otra vez, de la Junta  de Castilla y León, el salmantino del PP Mañueco Y no ha aportado mucho concreto de lo que va a hacer por el bien de todos los castellanosleoneses. Por supuesto ha prometido mucho como siempre. Pero ya le conocemos de sobra: es un as en incumplir  u olvidar rápidamente sus promesas.

Recién elegido presidente nacional del PP, Feijóo ha gratificado a algunos líderes autonómicos y ha penalizado a otros. Destacamos por su relevancia política que haya quedado fuera Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, y su tropa de íntimos colaboradores. Los peperos castellanoleoneses interpretan que la comunidad no haya logrado un puesto en el primer escaño de poder como un “castigo de Feijóo a Mañueco”. Feijóo con la boca chica bendijo el pacto trueque con la ultraderecha de Vox en CyL, aunque ha recriminado a Mañueco por su acuerdo de Gobierno con ellos. Así, será el primer presidente autonómico que abre la puerta al poder para el partido de ultraderecha, una decisión que se ha criticado tanto a nivel nacional como internacional. Y es que el salmantino ha cambiado las siglas de los populares en CyL. Ahora se denominan Pepeox dcyl.

Algunas fuentes cercanas al PP de CyL aseguran que Feijóo ha dado varios toques de atención a Mañueco en privado, reprochándole que podía haber negociado mejor con la extrema derecha, porque cedió demasiado, como la Presidencia de las Cortes y en otros temas sociales. Pero como siempre se le caracteriza a Feijóo con esa manera de hablar tan suya galleguista –irónica ambigüedad–, felicita a Mañueco, y no deja de recordar que el salmantino triunfó hace un mes en las elecciones autonómicas castellanoleonesas, y por eso puede y tiene derecho a decidir su gobierno. Y claro, con ello está señalando sarcásticamente, como ustedes recuerdan, que Mañueco perdió esas elecciones en el 2019, y sin embargo no dejó gobernar al PSOE de Luis Tudanca que sí las ganó.

Fernández Mañueco obtuvo en los comicios de 2019 –y ahora en 2022– los dos peores resultados históricos del PP en Castilla y León en 35 años.

El ya presidente de la Junta castellanoleonesa ha concedido a Vox todas las peticiones que ha formulado hasta el momento: una vicepresidencia, tres consejerías -similar a la distribución que ya se hizo hace casi tres años, entonces con Ciudadanos-, así como dos puestos en la Mesa del parlamento autonómico, incluida su Presidencia. Las tres consejerías frente a las siete del PP son Agricultura y Ganadería, Cultura y Turismo e Industria y Empleo, manejando un presupuesto de unos mil millones de euros aproximadamente. 

Una antigua colega pepera –de los dos–, la exvicepresidenta de Castilla y León Rosa Valdeón tacha de “barbaridad” la “concesión política” del PP a Vox por cuestiones ideológicas “muy detestables”. Valdeón ha criticado el intento de Vox de poner otra cuestión, entre otras leyes sociales, la violencia intrafamiliar, al mismo nivel que la violencia de género, algo que ve “innecesario”.

Además, ahora para remachar aún más su influencia en este futuro gobierno autonómico, Vox prepara un vía crucis para la investidura de Mañueco con más exigencias a cambio de sus síes. Algunos analistas llaman a esto “el trueque más cobarde” del ´Pepeox dcyl´ de Mañueco. 

El acuerdo de mínimos entre PP y Vox, que se cerró rápidamente para permitir echar a andar la legislatura, fue hace un mes pero Castilla y León lleva más de tres meses con un Gobierno en funciones. Castilla y León no tiene Gobierno, no tiene presidente y no tiene presupuestos, debido a las peleas por los chiringuitos que están negociando PP y Vox.

Por esto, toda Castilla y León reclama a Mañueco “diálogo, estabilidad, valentía y sentido común”. Sindicatos, empresarios, economistas, hosteleros, sanitarios y representantes de diferentes sectores de Castilla y León exigen honradez y responsabilidad y un plan estratégico al presidente de la Junta en el inicio de la legislatura.

Los representantes de los diferentes sectores de la Comunidad le recuerdan que debe plasmar las promesas que lanzó en el transcurso de la campaña electoral. Y es que ya están muy hartos con ese prometer mucho de Mañueco y no cumplir ni una tercera parte de ello, como suele hacer siempre.

Es la primera coalición de Gobierno entre el PP y Vox, primera coalición que abre las puertas a la ultraderecha y le otorga capacidad de gestionar, un antes y un después no solo en España, sino también en Europa.

El Partido Popular ha cedido a las últimas peticiones exigidas por Vox para asegurar su investidura: la tramitación de una Ley de Violencia Intrafamiliar antes del 31 de julio y la sustitución del Decreto de Memoria Histórica por una "ley de concordia" antes del 30 de junio. Así se ha especificado en el comunicado conjunto de PP y Vox que, por otro lado, deja en el aire la derogación de la ley autonómica de violencia de género, punto exigido por la extrema derecha.

Por otro lado, Vox ha renunciado a ciertas pretensiones de participar en el nuevo Gobierno. Juan García-Gallardo será vicepresidente sin consejería, renunciando a presidir la Comisión de Secretarios Generales, encargada de la preparación de las sesiones de la Junta, a la que podrá acudir de todas formas como miembro del gobierno. 

La formación de ultraderecha renuncia así a la Dirección de Comunicación, pero García-Gallardo tendrá la presidencia y la representación en varias comisiones (Gobierno, Simplificación Administrativa, Víctimas del Terrorismo, Consejo Consultivo, Procurador Común…).

Así, la extrema derecha renuncia  –a última hora– a parte de sus peticiones de presidir órganos de gobierno a cambio de ejes ideológicos, presentes en el acuerdo suscrito el pasado 10 de marzo que establece 11 ejes y 32 acciones que ya adelantaban la gran claudicación del PP ante Vox.

Con estas perspectivas, veremos cómo se hace la ultraderecha de Vox con la vicepresidencia (con un Gallardo, novato en política y gestión que va a ser vicepresidente menos de la Junta de CyL).

Aquí los voxeros manipulan como a un muñeco a un pacato Mañueco que no ha sabido imponerse a sus chantajes y que está arrodillado a los tiempos y exigencias que marca Vox y su presidente, Santiago Abascal.

De momento, solo asustan los ultra Vox, pero mucho nos tememos que el nuevo Pepeox dcyl va a da mucho qué hablar y no va a ser para bien.

Otra cuestión es el actual y desprecio del presidente Mañueco por su anterior vicepresidente Paco Igea, de Cs. Hasta hace poco los dos eran uña y carne. Y se dejó engatusar por Mañueco hace tres años. Y hay que recordarle a este olvidadizo señor que en CyL era tradicional sellar los acuerdos, los tratos, con una palabra y un apretón de manos. Era así hasta que él apareció en política por la tierra castellanoleonesa, cual cid campeador salvador de pacotilla de la moralidad política. Este tal Paco Igea hablaba, cacareaba, alardeaba de ser el adalid de la regeneración  política y del gran cambio socioeconómico de CyL. También mantuvo mucho tiempo sus "serias dudas sobre la voluntad real del PP para admitir el cambio y la regeneración que las urnas han solicitado". Y decía esto hasta que se le acercó Mañueco y le arreó un envite de órdago de padre y señor mío. Le abdujo; le llevó a las mieles de las componendas secretas entre bambalinas, a los carguitos y poltronas, y a las prebendas pecuniarias que llevan consigo, a las suculentas mordidas en contrataciones y otros menesteres  económicos.

Y aquí se acabó la caballerosidad fingida de Igea; le bautizaron con las aguas de la corrupción y del amiguismo. Eso pasa a los pánfilos que van a negociar con el PP, “una organización criminal, un sistema clientelar, aranero y corrupto”.

Pero ¿cómo es posible que en la izquierda y en el centro haya todavía gente tan cándida y tan estulta que creía firmemente que Igea iba a doblegar los órdagos peperos de Mañueco y cía? 

A nadie le deseamos un mal, pero Paco Igea se lo merece y en su soledad política está la penitencia por tanta estulticia (o tonta soberbia).

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

Ya es presidente, otra vez, de la Junta  de Castilla y León, el salmantino del PP Mañueco Y no ha aportado mucho concreto de lo que va a hacer por el bien de todos los castellanosleoneses. Por supuesto ha prometido mucho como siempre. Pero ya le conocemos de sobra: es un as en incumplir  u olvidar rápidamente sus promesas.

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