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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Núñez Feijóo, ¿recauchutado de urgencia para el PP?

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Amador Ramos Martos

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. (Aristóteles).

La larga crisis desencadenada hace tiempo en el núcleo de poder del PP ha desembocado finalmente en la debacle del partido tras el duelo fratricida entre Pablo Casado y Díaz Ayuso. Una crisis cerrada en falso con la ejecución política de aquél a manos de ésta, con el beneplácito farisaico de todo el partido, adulador hasta el último momento del líder caído en desgracia. 

Un pinchazo político que venía gestándose desde hace tiempo fruto de la actitud incendiaria y la palmaria ineptitud de Pablo Casado. Alimentadas por el incomprensible silencio, y la complicidad pasiva o activa de los barones del partido; mutados en el último momento en sus verdugos, con la baronesa de “Madrid es España", Isabel Díaz Ayuso, encabezando la venganza.

Con el partido desinflándose, sin proyecto político articulado, y percibiendo el aliento de VOX en el cogote, urgía un recauchutado ideológico que permitiera al renqueante PP seguir circulando precariamente hasta el taller político del próximo Congreso de abril en Sevilla. ¿El emplasto unánime para vulcanizar el pinchazo?... Alberto Núñez Feijóo. 

El taimado, escurridizo e indescifrable presidente del PP gallego. Quien creyendo llegada su hora presentó, en Santiago, su candidatura a la presidencia del partido intentando salvar los muebles del PP, frente a la amenaza creciente de VOX en la lucha por liderar la extrema derecha. No nos engañemos… no hay de momento… otra derecha alternativa decente en España. 

A diferencia de lo ocurrido en junio de 2018, en que renunció al cargo al que hoy aspira. Feijóo da ahora el paso con el liderazgo del PP vacante, gozando, en mi opinión, de una precipitada y sospechosa unanimidad en torno a su persona. Aclamado como es por todos los barones del partido, y sin aspirantes alternativos de peso. 

Con la excepción, quizás, de la baronesa madrileña Díaz Ayuso. Que, ávida de poder y protagonismo, sigue esperando su oportunidad; pidiendo metafóricamente más sangre política contra los que han puesto en duda su honorabilidad y la de su familia, e intentando, además, retadora y desafiante, marcar, como hizo públicamente hace unos días, el paso y el ritmo político del gallego

De entrada, Núñez Feijóo, el improvisado y presunto salvador del PP, plantea reconstruir el partido, recuperar su sentido de Estado, la transversalidad ideológica, potenciar la libertad de decisión de las autonomías, moderar el tono frente a sus adversarios y sobre todo de marcar diferencias con VOX. 

La declaración de intenciones políticas de Núñez Feijóo constituye un “oxímoron ideológico” que, en el contexto político actual, va a exigir de una capacidad de contorsionismo que puede descoyuntar la legitimidad, credibilidad y congruencia de su discurso. Es difícil de justificar, ¡mal empezamos!, la volatilidad del ideario de Núñez Feijóo tras los frustrantes resultados electorales obtenidos en Castilla y León por Mañueco.

Insinuar que, si el PSOE se negaba a colaborar en la estabilidad del futuro gobierno, dejaba la puerta abierta a que Mañueco la buscara en connivencia con VOX, al que el recién estrenado líder del PP considera que no es bueno para Galicia… ni para los gallegos;  es una incongruencia de manual, difícil de justificar política y éticamente. 

Circunstancia que, de entrada, deja en evidencia el falaz desmarque del PP respecto a la formación de Santiago Abascal. Haciendo alarde como ha hecho Núñez Feijóo de haber impedido la presencia de VOX en las instituciones democráticas gallegas, afirmando, además, que la formación de ultraderecha es "un partido que está contra Galicia”, dinamita la credibilidad política y ética de su discurso. 

No es, o no debiera ser, democráticamente admisible que el presunto presidente del PP nacional y futurible candidato a la presidencia del gobierno alimente el discurso asimétrico, y anticonstitucional, de que lo que es bueno para Galicia manteniendo a VOX fuera de las instituciones democráticas gallegas no es defendible ni bueno para el resto de las comunidades autónomas de España

Pero lo más inquietante es que VOX, aprovechando la crisis actual del PP, al que presiona en su intento de consolidar la gobernabilidad compartida con aquél donde está, es viable; exigiendo su participación institucional al PP liderado por Feijóo y con el visto bueno de este, acaba de entrar en las de la Comunidad de CyL, de la que, como ocurre con todas, cínica y anticonstitucionalmente… reniega.

Núñez Feijóo reincide en el error alimentando el discurso excluyente, populista y anticonstitucional de VOX. Dando soporte institucional al partido y amplificando su discurso, se convierte en cómplice cuando no rehén del mismo. Con el riesgo añadido de que demoscópicamente, VOX sigue creciendo, condicionando el discurso del PP y amenazando su dominio del espectro ideológico de ultraderecha.   

Como decía Bertrand Russell, pero deben ignorar Alberto Núñez Feijóo y el PP, ¿para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?

Amador Ramos Martos es socio de infoLibre.

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. (Aristóteles).

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