Con Puigdemont vivíamos mejor
¿Y ahora, qué, madrileñitos (…) os guarde Dios?
Tanto que nos habéis criticado por haber armado la Independencia, y ahora que se acaba, viene Trump y os ponéis serios. Si no fuese por Borràs y por Comín que os están echando una mano, ya no nos podríais criticar.
Tantas ganas que teníais de leer los periódicos y ver la Tele durante el Procés para dar rienda suelta a vuestros odios contra mi país.
Hago un inciso: Albert Soler, del diari de Girona, autor de Barretinas y estrellas, Puigdemont, el regreso del vivales y Un botifler en la villa y corte...(ojo, os doy los títulos traducidos al castellano).
Bueno, por dónde iba: ah, sí. Lo de Botifler lo dice por él, porque argumenta que sus antepasados en el paleolítico ya restregaban las piedras con tomate de tan catalán que es. Y eso mismo me ocurre a mí. Pero, bueno, al lío.
Anda que no he recibido palabras de castellanohablantes que me acusaban de ser catalana, aunque jamás he huido en un maletero ni mucho menos he tenido una estelada. Y yo, con los ochenta y pico apellidos catalanes a cuestas, me hartaba de pedir perdón o de decir que era murciana.
O nos pedís perdón por llamarnos de todo, o borramos a Puigdemont del mapa y os dejamos frente a Trump y sus matones, además de condenaros a ver las imágenes de Gaza
Un día, en Extremadura, no me pude comprar un jersey: me delató mi acento. Y al preguntarme de dónde era, no caí y contesté la durísima verdad. Las arrugas en la frente de la vendedora me declararon persona non grata. Y yo me quedé sin un jersey bueno, bonito y barato.
Ahora el procés casi ha desaparecido y han llegado Trump y sus ricachones, que no dan para chistes ni hacen gracia.
Ante tan grave situación, ahí va mi ultimátum.
O nos pedís perdón por llamarnos de todo, o borramos a Puigdemont del mapa y os dejamos frente a Trump y sus matones, además de condenaros a ver las imágenes de Gaza, con niños yendo de aquí para allá que tanto recuerdan a los judíos de las películas de nazis.
Pensad que el asunto Comín y Borràs está goloso… y que tenemos otros.
Hala, nada más. La amenaza sigue en pie: o dejáis de llamarnos el Nom del Porc o convertimos al Vivales en una persona normal, más aún ahora que un bienhadado cirujano plástico de allende los Pirineos le ha quitado el tupé.
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Mercè Carandell es socia de infoLibre.