Me sirve de motivo esta cabecera con el título que el gran escritor francés Sthendal dio a su primera novela (Le Rouge et le noir) para describir la realidad social de su tiempo, una época de romanticismo que dista mucho de la actual. Rojos y negros son los colores de los días en los calendarios, para distinguir lo festivo de los días hábiles. Rojo es el color de la sangre que desde octubre de 2023 viene tiñendo la tierra palestina, fruto del genocidio que el gobierno de Israel comete día tras día, asesinando a mujeres y niños, bajo el pretexto de represalia militar como eufemismo de una venganza bíblica para la que tienen licencia de Yahvé, como pueblo elegido. No olvidemos que las políticas genocidas de Hitler contaron en parte con la complacencia y en parte con el silencio del pueblo alemán que mira hacia otro lado. Aplíquese un silogismo en primera a ambas situaciones. Negra, femenino de negro es la conciencia de una humanidad que ya contempla estas atrocidades bajo el prisma de la normalidad diaria, como si no hubiera medio de parar este horror, que agacha la cabeza y admite la aceptación de lo insoluble. Ya señalaba en una columna titulada “Las trompetas de la muerte” el fondo de colonización sionista en origen. Ariel Sharon lo tenía claro: los palestinos no tendrán un Estado propio hasta que se conviertan en finlandeses.
Rojo también es el color de la sangre de las 47 mujeres asesinadas y nueve menores por la violencia machista. Esta es otra guerra que el patriarcado sostiene gracias a las cínicas posturas de la derecha
Rojo también es el color de la sangre de las 47 mujeres asesinadas y nueve menores por la violencia machista. Esta es otra guerra que el patriarcado sostiene gracias a las cínicas posturas de la derecha y la connivencia de la ultraderecha de Vox, que sigue abogando por una posición de la mujer al mejor estilo del franquismo, considerado como su modelo de perpetuar una de las facetas de la desigualdad. Negra, femenino de negro, debiera estar la sociedad española ante tamaña barbarie y sin embargo los informativos desgranan en sus sesiones de mediodía y noche los titulares de esta lepra corrosiva, mientras las cucharas y tenedores suben y bajan sin parar un segundo, y sólo lo hacen cuando en la sección de deportes su equipo favorito marca el gol que le da la victoria. Mientras, veo “nivolescamente”, término que utilizaba Unamuno, las medidas políticas y educativas que puedan conducir a la erradicación de este terrorismo de género. No hay más que ir a la universidad y contemplar cómo estas nuevas generaciones del ¿futuro? Ya están (ellos y ellas) infestados del virus patriarcal y ejercen como tales: unos por acción y otras por omisión. En mi percepción como parte de la generación boomer (eufemismo de la dictadura), la transición nos trajo la democracia, pero falta aún más educación democrática. Se acabó con los muertos violentos a manos de ETA, sin embargo, la mano del patriarcado sigue ejerciendo la violencia y sus víctimas son selectivas: todas mujeres. Creo que la cuesta de enero será mucho más larga que los 31 días que les tiene asignados el calendario gregoriano y se seguirán significando por estos dos colores mas allá de la impresión de los calendarios.
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José Manuel Arévalo Badia es socio de infoLibre.
Me sirve de motivo esta cabecera con el título que el gran escritor francés Sthendal dio a su primera novela (Le Rouge et le noir) para describir la realidad social de su tiempo, una época de romanticismo que dista mucho de la actual. Rojos y negros son los colores de los días en los calendarios, para distinguir lo festivo de los días hábiles. Rojo es el color de la sangre que desde octubre de 2023 viene tiñendo la tierra palestina, fruto del genocidio que el gobierno de Israel comete día tras día, asesinando a mujeres y niños, bajo el pretexto de represalia militar como eufemismo de una venganza bíblica para la que tienen licencia de Yahvé, como pueblo elegido. No olvidemos que las políticas genocidas de Hitler contaron en parte con la complacencia y en parte con el silencio del pueblo alemán que mira hacia otro lado. Aplíquese un silogismo en primera a ambas situaciones. Negra, femenino de negro es la conciencia de una humanidad que ya contempla estas atrocidades bajo el prisma de la normalidad diaria, como si no hubiera medio de parar este horror, que agacha la cabeza y admite la aceptación de lo insoluble. Ya señalaba en una columna titulada “Las trompetas de la muerte” el fondo de colonización sionista en origen. Ariel Sharon lo tenía claro: los palestinos no tendrán un Estado propio hasta que se conviertan en finlandeses.