La vaciedad del ornato

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Antonio García Gómez

“El peinado de mi madre ha sido inigualable”, aunque lo que quiso decir el nuevo rey Carlos III, probablemente, hubiera sido lo siguiente: “El reinado de mi madre ha sido inigualable”.

Y la trascendencia está sobrevalorada, desde el peinado inigualable de la reina extinta hasta la tontuna aludida al nuevo rey. Hablamos de la princesa que subió a un árbol y cayó del guindo hecha toda una reina, de por vida, “salvada por su dios particular”, se supone, ahora puesto a la tarea de salvar al nuevo monarca, al grito de “¡Dios salve a la reina!”.

Y todos tan felices, admirándonos ante los cuentos de hadas que nos explican a diario. El cuento, que es como la vida, que habremos de cumplir, como súbditos rendidos ante la nada imbuida y engalanada de armiños, condecoraciones, galas y engolamientos muy medidos, muy estrictos a merced de los “pequeños milagros”, obra y gracia de la buena Institución que habrá de pervivir por bien de la esencia del sistema, que habrá de permanecer inalterable por los siglos.

“El problema para Carlos III es que su nueva condición de rey lo obliga precisamente a hacer aquello con lo que su madre logró el respeto de todos los ciudadanos: nada.”

Incluso por encima de las contingencias, y no me refiero a las de a pie de calle, vía escándalos inadmisibles, y no me refiero a la decisión de nuestros egregios mentores, tal y como predicen, ahora que a la fuerza ahogan, sobre la penosa carga de “intervenir el mercado”. Mecachis, después de haber negado el pan y la sal por habérsele ocurrido a Yolanda Díaz la posibilidad de intervenir “la cesta” de la compra”, mecachis, con el 50% de la población en el umbral de la pobreza, con el encarecimiento imparable de las energías que “nos calentarán o enfriarán”, o ni eso, que a quién le importará, teniendo como tenemos a una retahíla de reyes y reinas que ocuparán el espacio primigenio, de orden natural, según se inventaron la relevancia de los pocos sobre los muchos, del rey abajo ninguno.

En tanto se sigue la parafernalia debida, muy adornada de ínfulas, boatos y tontería supina del cuento de hadas que llevan siglos presentando como han de presentarse, pese a todas las vergüenzas y desvergüenzas, perdonadas desde el punto cero sobre la multitud abandonada a su suerte.

Con súbditos prevalentes, bien pagados, sin duda, como ahora, de paradigma a la vista, encontrándonos al “pícaro” por antonomasia, patriota y cambiante, al señor Toni Cantó, tras haberse levantado 75.000 euros del ala, en un solo año sin hacer nada, como para haber encontrado otro más que posible chollo más rentable, sin duda, como para que todos estemos muy atentos, en el Reino Unido o en el Reino de España, con ejemplo debido a alumno tan aplicado, siempre a favor del viento, como para que tras la muerte de la reina corramos a gritar “viva el rey”, en posición de “prevengan”.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre

“El peinado de mi madre ha sido inigualable”, aunque lo que quiso decir el nuevo rey Carlos III, probablemente, hubiera sido lo siguiente: “El reinado de mi madre ha sido inigualable”.

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