Hace 15 días Vargas Llosa dijo que “lo importante de unas elecciones no es que haya libertad, sino votar bien” y, cuando muchos ofendidos comenzaban a olvidarse, Pandora se lo ha impedido. Estoy de acuerdo con las críticas al Nobel, pero son cínicas, pues lo que hizo fue enseñarnos el espejo.
En los años 40, las potencias que derrotaron a Hitler pensaban que nuestros abuelos no sabrían “votar bien” y elegirían otra vez Frente Popular, así que decidieron mantener en el poder al dictador español de la División Azul.
En los años 70 y ante las urnas ya inevitables, los “héroes de la Transición” supieron, gracias a encuestas que ocultaban, que no “votaríamos bien” y elegiríamos República. Entonces decidieron no convocar el único referéndum que hubiera certificado la libertad con mayúsculas.
Desde entonces, con financiaciones ilegales y otras trampas que de Gürtel a Filesa completan varios abecedarios, todo ha sido tergiversar la voluntad popular para que “votemos bien” cada vez. Un objetivo al que contribuyen los muchos votos que en cada recuento van a la basura gracias a la Ley Electoral.
Vargas Llosa no expresaba un deseo porque sabía que la democracia que tenemos es como la que describió con esas 13 palabras. En cambio, no puedo aceptar que en solo cuatro años un intelectual de 85 haya cambiado su concepto de democracia, que es lo que defienden quienes hoy se escandalizan, pues nada le criticaron cuando se juntó con Borrell, Iceta y muchos ultras de derechas para renegar de aquellas urnas que, gracias a dos millones de amenazados pero valientes, figurarán entre las más democráticas de la historia.
Domingo Sanz es socio de infoLibre
Hace 15 días Vargas Llosa dijo que “lo importante de unas elecciones no es que haya libertad, sino votar bien” y, cuando muchos ofendidos comenzaban a olvidarse, Pandora se lo ha impedido. Estoy de acuerdo con las críticas al Nobel, pero son cínicas, pues lo que hizo fue enseñarnos el espejo.