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'La loca y el feminista', la conversación de pareja pendiente en el hogar para que el señoro espabile

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"Quiero pedirte una cosa: deja de decir que eres feminista delante de los amigos". Ella (Pilar Gómez) ha citado a su pareja (Iñaki Ardanaz) para tomar un café después de trabajar y antes de ir a recoger a la hija de ambos a clase de guitarra. La sonrisa inicial rápidamente se torna en desconcierto, pasa a ser de incredulidad y termina dibujando un rostro que es puro agravio y ofensa. "Ya, bueno, pero es que soy feminista", replica él. "No, no lo eres", sentencia ella, insistiendo: "No vuelvas a definirte como feminista delante de los amigos, por lo menos si estoy yo".

Ese es el arranque directo al meollo de La loca y el feminista, una conversación sin retorno sobre lo que significa el ejercicio del feminismo y el uso que le damos, también entre los hombres. Una conversación de pareja –que puede verse ya en Filmin y en Movistar Plus+ y este jueves en Telemadrid– sobre el reparto desigual de las tareas del hogar, la carga de más que asume ella y la inconsciencia de él sobre lo que de verdad supone su actitud. Él, que dice ser un feminista comprometido, y ella, que se lo cuestiona con firmeza a partir de una petición que es un ultimátum: "Por favor, no vuelvas a decir que eres feminista".

Según resume Pilar Gómez, protagonista y guionista de este film dirigido por Sandra Gallego y ya profusamente premiado en todo tipo de festivales y que puede llevarse este sábado el Goya a Mejor Cortometraje de Ficción, en pantalla vemos una "conversación de una pareja heterosexual con hijos sobre su vida cotidiana y el peso de todo lo que necesita un hogar para funcionar".

"Es también la historia de una mujer que tiene conciencia feminista porque la aplica a su vida y que intenta hacer entender a su pareja que el feminismo no es solo una teoría o un tanto que apuntarse, sino una práctica diaria para de verdad intentar cambiar las cosas. Ella intenta que él haga una reflexión profunda después de que la noche anterior presumiera de ser feminista y usara ese discurso, cuando no hay discurso sin práctica. Al final hay muchos discursos feministas, pero la práctica siempre es la misma y está basada en los derechos humanos y la igualdad. Por eso es también el intento de que la palabra no pierda peso", explica a infoLibre.

Durante la conversación, que va tornando en discusión con reproches en una y otra dirección, él a la defensiva pregunta si se trata de una broma, mientras ella le acusa de presumir de falso feminismo. "Cuando dices que eres feminista me da vergüenza", lanza en un momento dado, animándole a que por lo menos admita que simplemente usa ese término para quedar bien, cuando en el día a día no lo ejerce en su relación de pareja. Se queja él y remarca que aunque su padre nunca fue un referente en todo esto de la crianza, la carga mental, la conciliación, él lo hace lo mejor que puede. Muchos asuntos bullendo una vez abierta la espita.

"Esta conversación nos interpela porque es la parte que a nuestra generación nos toca mover", afirma Gómez, recordando que del feminismo de los sesenta y setenta heredamos que nadie ponga ya en cuestión que las mujeres van a ser independientes económicamente, van a conducir, tener una cuenta en el banco, estudiar lo que quieran o vivir solas: "Nuestras madres no, pero nosotras que somos las siguientes no dudamos de eso. De esa herencia, lo que a nosotras ahora nos toca es la parte de dentro de casa. Porque nuestras madres, con conquistar todo lo de trabajar fuera y ser independientes ya hicieron una cosa muy potente, y no les quedaron fuerzas para hacer la de dentro de casa".

Pone también la guionista e intérprete el foco en la dificultad que encuentra su personaje para hacerse entender ante su pareja. "Hay una especie de cosa invisible que hace que él no vea lo importante que es su petición", lamenta, haciéndolo extensible a otras tantas relaciones igualmente condicionadas vitalmente para ellas al no dar ellos ese "pasito hacia delante" que haga más equilibrado el día a día familiar. "Ellos se mantienen en esa retaguardia donde las cosas funcionan, pero las que están saturadas son ellas", plantea, añadiendo que esta cinta habla también de "lo difícil que es perder privilegios".

Y aún continúa: "A veces cuando planteamos cosas que son importantes y condicionan nuestra vida, se hace de menos esa conversación o se dice que estamos exagerando, que no hay que sacar las cosas de quicio... Es algo muy sutil y difícil de explicar, pero también es verdad que se lleva por delante a las parejas cuando esto no se ajusta. Lo he visto a mi alrededor y se articula el tema diciendo eso de 'estamos cansados, llevamos mucho tiempo, nos hemos desenamorado' y todo eso del amor romántico, pero hay mucha quemaera con esto, mucho de no sentirse entendidas ellas. Y ella, por cierto, en este corto está intentando salvar su relación y por eso le dice que si lo entendiera cambiaría todo".

Este cortometraje, de apenas trece minutos de duración, está producido por Malvalanda y Penélope Cristóbal PC. La fundadora de la primera productora, María del Puy Alvarado, resalta a infoLibre que se trata de una obra que da lugar a la reflexión entre quienes la han visto: "Las mujeres se sienten súper identificadas y comparten mucho el corto. A muchos hombres también les gusta, les hace reflexionar. De hecho, yo he recibido mensajes muy diversos de ellos, algunos de 'nunca más voy a decir que soy feminista', y también de 'oye, yo sí soy feminista'. La reacción en general es positiva. Hemos tenido algunos hombres que igual no lo comparten tanto, pero lo bonito de este proyecto es que da lugar a hablar".

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"Si el espectador hace un visionado honesto consigo mismo, creo que es fácil encontrar puntos para identificarse", asegura, poniendo el foco en una realidad en la que "a día de hoy todavía hay un desequilibrio en el reparto de las tareas del hogar y la carga mental". "Un mensaje que me envían mucho amigas o conocidas es el de 'parece que hayas puesto micrófonos en la cocina o el salón de mi casa'", desvela con humor, para luego pasar a defender el formato de cortometraje como una "gran herramienta educativa por ir al grano de los temas y dar lugar al debate". "Este corto nos lo están pidiendo ya mucho de programas educativos de colegios e institutos y de distintas instituciones", señala la productora.

Es por todo esto que la intención última de La loca y el feminista sería tender puentes de entendimiento que propicien avances, por pequeños que sean. "Moverlo es difícil, pero si lo entendemos existe la posibilidad. Si no lo entiendes, no escuchas o no haces una reflexión profunda sobre lo que significa el feminismo aplicado al día a día, podemos dejarnos la piel en discursos que no van a conseguir que nos movamos hacia un sitio mejor", argumenta Gómez, remarcando como cierto que los hombres ahora participan en la crianza de sus hijos de una manera muy diferente a la de sus padres: "El salto que ha habido ahí ha sido verdaderamente espectacular. De padres que ni cambiar un pañal a hombres que se implican mucho más, pero falta un paso más para allá, porque los hogares tienen que funcionar para que el sistema en el que vivimos funcione".

Por último, María del Puy Alvarado lamenta que términos como feminismo y feminista se hayan "puesto en entredicho" de un tiempo a esta parte, por lo que anima a acudir a la definición de la RAE, que dice que "el feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre". "Hay muchas sensibilidades en torno al concepto del feminismo, pero todos los caminos deberían llegar al mismo final, que es el de la igualdad", defiende, antes de que Pilar Gómez concluya: "Cada vez que alguien tenga una duda sobre el feminismo, que lo compare con el racismo y ya verá cómo se le aclaran bastante las ideas".

"Quiero pedirte una cosa: deja de decir que eres feminista delante de los amigos". Ella (Pilar Gómez) ha citado a su pareja (Iñaki Ardanaz) para tomar un café después de trabajar y antes de ir a recoger a la hija de ambos a clase de guitarra. La sonrisa inicial rápidamente se torna en desconcierto, pasa a ser de incredulidad y termina dibujando un rostro que es puro agravio y ofensa. "Ya, bueno, pero es que soy feminista", replica él. "No, no lo eres", sentencia ella, insistiendo: "No vuelvas a definirte como feminista delante de los amigos, por lo menos si estoy yo".

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