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¡Looooocomía!: por qué nos gustan cada vez más los biopics musicales

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"La historia oficial siempre es mentira, porque a cambio de los derechos de las canciones te han obligado a contar una historia de santos que son maravillosos. Aquí lo bonito es que Los Planetas, pese a toda su mala fama, igual son los primeros que han dejado hacer una película cediendo los derechos de su música, no metiéndose en nada y dejándonos hacer lo que nos ha dado la gana". Así resumía el cineasta Isaki Lacuesta, director junto a Pol Rodríguez de Segundo premio, el espíritu de libérrimo que sobrevuela en el film que cuenta la historia de la banda granadina y que ha sido recibido con un aplauso unánime de público y, ojo, crítica.

"Esta no es una película literalmente sobre Los Planetas, no es un biopic que intente contar la historia oficial", aclaraba a infoLibre con motivo de su reciente estreno, justo una semana después de que llegara a las salas de cine Disco, Ibiza, Locomía, drama biográfico dirigido por Kike Maíllo que cuenta el nacimiento, al ascenso hasta el éxito y el consiguiente despeñamiento desde la cima hasta la más profunda de las simas, que mandó al grupo de los abanicos y los modistos al abismo del pasado y del paso del tiempo.

Siendo propuestas bien diferentes, tanto la de Los Planetas como la de Locomomía, estrenadas con siete días de diferencia, nos llevan hasta los años ochenta y noventa, cuando España conformaba su propia cultura pop. Reivindicación y nostalgia (y beneficios potenciales) con la perspectiva de los años coincidiendo en esta cartelera de 2024 en la que los biopics (no solo musicales) tienen también una presencia muy considerable en las plataformas audiovisuales de streaming. Porque ya se sabe que el letrero de 'basado en hechos reales' le da a una historia un plus de interés por desentrañar si realmente la realidad supera a la ficción. A poder ser, mientras suena aquella canción que nos lleva a un tiempo y un lugar que ya fue pero que de alguna manera vuelve a ser al regresar en parte a través de la pantalla. Es la conjunción del cine y la música con lo que lleve dentro cada cual: el efecto es poderosísimo.

A finales de febrero aterrizaba en los cines La estrella azul, otra cinta con excelente acogida por parte de los espectadores que cuenta la historia de Mauricio Aznar, líder del grupo Más Birras, fallecido con 36 años y autor de una de las canciones más versionadas de la historia del rock español, Apuesta por el rock and roll, popularizada por Héroes del Silencio y muy querida en Aragón. Un viaje a Argentina en busca de la inspiración después de la disolución del grupo convierte a nuestro protagonista en una especie de Sugar Man español que ha cautivado al público, casi también diríase que por sorpresa.

Más reciente todavía es Back to Black, estrenada el 31 de mayo y que, saltando ya a las marquesinas internacionales, se centra en la figura de la malograda Amy Winehouse, interpretada en la gran pantalla por Marisa Abela bajo dirección de Sam Taylor-Johnson con guion de Matt Greenhalgh. Eso sí, volviendo a lo de la historia oficial que decía Isaki Lacuesta, en este film con el consentimiento de los herederos de la cantante, sale demasiado bien parado el padre de Amy, Mitch Winehouse, que no era tan bonachón como queda para la posteridad retratado. La música, de alguna manera, queda en un plano secundario, eclipsada por las adicción, la asimilación del éxito y su problemática relación con Blake Fielder-Civil.

En esta lluvia constante de historias reales sobre músicos llegaba también a los cines Bob Marley: One love, convertido casi instantáneamente en uno de los biopics musicales más exitosos de los tiempos, actualmente con 179 millones de dólares recogidos en la taquilla mundial. Kingsley Ben-Adir hace un trabajo estupendo como el gran mito del reggae en una película dirigida por Reinaldo Marcus Green y con producción de Ziggy Marley, Rita Marley y Cedella Marley (y Robert Teitel y Brad Pitt). Cuatro décadas después de su temprana muerte, de nuevo, toda una generación de jóvenes entregada a la causa de paz y amor del ídolo de Jamaica.

Claro que Bob Marley queda muy lejos de Bohemian Rapshody (2018), el proyecto que revitalizó a lo grande el género contando la historia de Queen desde el punto de vista de Brian May y Roger Taylor, los dos miembros que siguen en el grupo más de treinta años después de la muerte de Freddie Mercury (con producción de Graham King y que fuera mánager del grupo, Jim Beach). Cuatro Oscar, dos Globos de Oro y dos Bafta, entre otros reconocimientos, con Rami Malek convertido en el actor de la temporada por su encarnación del emblemático y añorado cantante. 911,9 millones de dólares recaudados en taquilla no pueden (concedamos) estar equivocados.

Esta pasión por las vidas de los músicos no es nueva, pero cuenta con otro título reciente que también resultó ser todo un triunfo en términos económicos. Hablamos de Rocketman (2019), la biografía de Elton John, que alcanzó los 195 millones de dólares en venta de localidades en cines de todo el planeta. El propio músico inglés forma parte de la producción porque, suponemos, nadie va a contar mejor que él su propia historia y, las cosas como son, el film no es tan laudatorio ni complaciente como muchos pudieron temer. En búsqueda del mayor público posible no es casualidad que el cineasta Dexter Fletcher, encargado de finiquitar Bohemian Rhapsody tras el despido de Brian Singer, sea el director de esta película en la que fue especialmente aplaudido el trabajo interpretativo como protagonista de Taron Egerton.

Medio siglo tuvieron, hasta 2022, que esperar los muchos fans de Elvis Presley para tener en la gran pantalla una película sobre el Rey del Rock. Un proyecto que tardó casi una década en materializarse bajo la dirección de Baz Luhrmann a partir de un guion escrito por él mismo y Craig Pearce. Austin Butler se convierte en Elvis y goza del habitual aplauso generalizado del público, claramente con una querencia especial por este tipo de papeles miméticos. Tom Hanks pone el contrapunto con su papel del Coronel Parker y los espectadores respondieron hasta la suculenta cantidad de 287 millones de dólares de recaudación.

Las cifras dan la razón a los productores y ya sabemos que están en camino aunque todavía sin fecha biopics sobre otros grandes de la música de nuestro tiempo: Bruce Springsteen (Deliver me from nowhere, con Jeremy Allen White interpretando al rockero), Bob Dylan (con el rostro de Timothée Chalamet en A complete unknown), Michael Jackson (de título simplemente Michael, porque no hace falta más presentación y protagonizado por por uno de sus sobrinos, Jaafar Jackson, con previsión de estreno para abril de 2025) o la vida de Maria Callas con Angelina Jolie dando vida a la gran diva de la ópera.

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Un pequeño chaparrón en el horizonte que indica una tendencia en una industria que siempre acogió estupendamente este tipo de historias, pero nunca con tanta sensación de camino a seguir. Ejemplos taquilleros importantes hay retrocediendo en el tiempo, como Straight Outta Compton (de 2015, con 201 millones de dólares en la caja registradora), que lleva a la pantalla al influyente grupo de rap N.W.A., integrado por leyendas del género como Dr. Dre, Ice Cube, Eazy-E, MC Ren y DJ Yella. Y recordemos el pelotazo que fue el film sobre Johnny Cash, Walk the line (2005, 186 millones en tickets), con el que ganaron el Oscar a mejores actuaciones Joaquin Phoenix como el mito del country y Reese Witherspoon como su esposa June Carter.

Incontables son a lo largo de los años los biopics musicales, con mayor o menor fortuna. También de 2005 y regresando a suelo español encontramos Camarón, dirigida por Jaime Chávarri con una interpretación que le valió a Óscar Jaenada el Goya a Mejor Actor Protagonista (su compañera, Verónica Sánchez, encarnando a La Chispa, se quedó en nominada). En su primer fin de semana recaudó más de un millón de euros (terminó superando los tres millones), lo cual es indicativo de la expectación en torno a esta producción.

La ficción televisiva ha encontrado en las plataformas idóneas aliadas para contar la vida de las grandes estrellas de la música en castellano de las últimas décadas. Cuatro casos muy concretos: El amor después del amor, sobre Fito Páez (2023, Netflix), Bosé (2023, Paramount+ y Sky Showtime), Camilo Superstar (2023, Atresplayer) o Luis Miguel (2018, Netflix y Telemundo, precisamente de nuevo con Jaenada como padre del Sol de México). Definitivamente, un filón esto de convertir una canción en película o serie de televisión.

"La historia oficial siempre es mentira, porque a cambio de los derechos de las canciones te han obligado a contar una historia de santos que son maravillosos. Aquí lo bonito es que Los Planetas, pese a toda su mala fama, igual son los primeros que han dejado hacer una película cediendo los derechos de su música, no metiéndose en nada y dejándonos hacer lo que nos ha dado la gana". Así resumía el cineasta Isaki Lacuesta, director junto a Pol Rodríguez de Segundo premio, el espíritu de libérrimo que sobrevuela en el film que cuenta la historia de la banda granadina y que ha sido recibido con un aplauso unánime de público y, ojo, crítica.

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