Diez películas para hacer memoria y no caer en la trampa de la "concordia" de las derechas
"No podemos convertir la memoria y la Historia de este país en una sarta de mentiras", decía a infoLibre el escritor Alfons Cervera, quien además alertaba de la próxima aprobación de la nueva Ley de Concordia en su Comunitat Valenciana. "Tendría que llamarse Ley de Discordia, precisamente porque persigue legitimar una vez más el golpe de Estado de 1936", advertía sobre esta nueva norma autonómica que viene en camino de la mano de PP y Vox. Una legislación que se extiende a otros territorios con otros textos, como el que ha sido ya aprobado en Aragón y otro igualmente en proceso en Castilla y León (aún proposición de ley, como en Valencia).
La memoria democrática vuelve así al epicentro del debate político hasta el punto de que el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha anunciado ya este lunes que el Gobierno llevará al Tribunal Constitucional las leyes autonómicas de estas tres comunidades al considerar que van contra la ley estatal que regula esta materia por, entre otros preceptos, retirar la condena del franquismo. Para el ministro es "inadmisible" pues considera que el PP, "obligado por Vox", intenta "blanquear la dictadura e igualar cuatro décadas de ausencia de libertades, de privación de derechos, de desapariciones y torturas" con un periodo democrático.
Un momento propicio, tan bueno como otro cualquiera aunque un poquito más por el mandato de la actualidad, para recordar algunos de esos trabajos audiovisuales que cuentan nuestra historia, que están ahí a nuestro alcance y que no se pueden tergiversar retorciendo el lenguaje o, directamente, mintiendo. "No fue una guerra entre hermanos, sino entre quienes defendían la legitimidad republicana y quienes dieron el golpe de Estado contra la Segunda República. Tampoco había un ejército nacional en aquella época, no, había un ejército fascista o como mínimo franquista frente a las milicias republicanas. La dictadura franquista no solamente nos robó las palabras, sino que las corrompió. ¿Y qué está pasando hoy? Una corrupción del lenguaje, una corrupción de las palabras", planteaba certero Cervera.
Uno de los éxitos de taquilla más recientes y quizás más inesperados fue El maestro que prometió el mar (2023). Una película con cinco nominaciones a los Goya que cuenta la historia de Antoni Benaiges, un profesor republicano de Mont-Roig del Camp (Tarragona) que antes de la Guerra Civil fue destinado a la escuela de Bañuelos de Bureba, un pequeño pueblo de Burgos perteneciente al partido judicial de Briviesca. Allí, en Castilla y León (casi un siglo antes de que llegara a vicepresidente con Vox Juan García-Gallardo con sus ataques al cine español) se hizo con el cariño de los niños y destacó por su enseñanza innovadora basada en la metodología de Freinet, si bien tuvo un final trágico al ser asesinado por soldados franquistas en los primeros días de la Guerra Civil.
Reivindicable también es el documental Estos muros (2021) en el que el cineasta Alberto Pascual cuenta la historia de los trabajos forzosos durante el franquismo a partir del poema escrito en roca que encontraron unos niños de principios de los años setenta en unas ruinas en Soto del Real (Madrid), que en su día fueron un destacamento penal que dio cobijo durante los primeros años del franquismo a más de 2.000 presos políticos y comunes condenados por un delito inexistente pero una misión obligatoria: construir la línea ferroviaria Madrid-Burgos, iniciada por Miguel Primo de Rivera y retomada por Franco.
Un episodio bastante olvidado a pesar de su singularidad es el que narra Apaiz Kartzela (La cárcel de curas) (2021). Un lugar que existió, en Zamora (de nuevo Castilla y León), y en el que entre 1968 y 1976 estuvieron recluidos por sus ideas contrarias al dictador medio centenar de curas del País Vasco, Cataluña, Galicia y Madrid. Otra más de las anomalías franquistas, pues por su condición a los religiosos no se les podía juzgar en tribunales civiles ni encarcelarles, a pesar de lo cual Franco, utilizando el concordato firmado con el Vaticano, creó esa Cárcel Concordatoria, la única del mundo específicamente para religiosos. Cuatro de ellos regresan al sitio medio siglo después, ya ancianos, en un ejercicio de memoria sorprendente por desconocido.
Hasta Málaga viajamos para rememorar el esplendor del Caleta Palace (2023), el hotel donde se alojaban novelistas, traficantes y espías en vísperas de La desbandá, otro de esos terribles capítulos que la derecha y la ultraderecha se empeña en esconder por omisión como si nunca hubiera ocurrido. Pero ocurrió. Y a los días previos nos llevan Miguel Rellán, Pepe Viyuela, Pedro Casablanc, Miguel Hermoso o Nadia de Santiago, cuando al no conseguir tomar Madrid tras el golpe militar de julio de 1936, los sublevados pusieron sus ojos en Málaga, un puerto estratégico a orillas del Mediterráneo que debía convertirse en la primera victoria para Franco. Así fue el 8 de febrero de 1937, cuando la ciudad terminó cayendo, perpetrando acto seguido las tropas fascistas (con gran apoyo italiano) una de las barbaries más horrorosas de la Guerra Civil, la Masacre de la carretera de Málaga a Almería, convertida en única vía posible de escape para una población en desbandá totalmente indefensa.
Durante la guerra y la dictadura, las mujeres republicanas fueron doblemente represaliadas y borradas. Eso es lo que nos recuerda Mujeres olvidadas (2023), largometraje documental dirigido por J. Echevarría-Torres que retrata los caminos de diferentes mujeres que irrumpieron en el escenario político, social y cultural del primer cuarto del siglo XX. Narrada por Rosa Villacastín, esta película se centra en la situación de desamparo que vivieron las mujeres al comienzo del siglo XX, en especial de un grupo de ellas que demostró su talento y perseverancia; también sus ansias de libertad y su vocación transgresora.
Herederas (2023), de Silvia Venegas, obtuvo una nominación a Mejor cortometraje documental en la última edición de los Goya, que quisieron así hacer un homenaje al legado desconocido de las mujeres europeas que lucharon por los derechos de la mujer, como por ejemplo ese voto femenino que las reconocía al fin como verdaderas ciudadanas y ponía fin a leyes injustas que provenían de tiempos inmemoriales. El eco de aquellas antepasadas resuena hoy con fuerza en las mujeres que ocupan las calles para reivindicar sus derechos, denunciar la violencia y defender juntas una igualdad que el franquismo nunca les quiso dar y que aún en la actualidad la derecha se empeña en negar.
Memoria no olvidada (2018) es un documental independiente de Isabel Ginés y Carlos Gonga centrado en la represión franquista y en las fosas comunes de fusilados en las cercanías del cementerio de Paterna (Valencia), conocido como Paredón de España, donde fueron asesinadas más de 2.000 personas. El film retrata la lucha silenciada de las víctimas de la dictadura durante la represión franquista entrevistando a 18 de ellas, mayoritariamente hijas de fusilados que ya rondan los noventa años, así como a arqueólogos, antropólogos y médicos forenses que exhuman las fosas y analizan los cuerpos.
También retrata la lucha silenciosa de las víctimas de la dictadura El silencio de otros (2018), premiado documental dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar. Filmado a lo largo de seis años, la cinta acompaña a supervivientes y víctimas de la dictadura franquista involucrados en la llamada 'querella argentina', que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen. La búsqueda de la justicia en la memoria a través de personas que no han podido localizar a sus difuntos asesinados para darles sepultura o mujeres cuyos hijos recién nacidos les fueron arrebatados, así como aquellos que protestaban ante la dictadura y fueron torturados. En todos los casos se ponen nombres, rostros y lágrimas a todas estas personas.
En Gurs, historia y memoria (2018), Verónica Sánez nos habla sobre las huidas por el Pirineo aragonés y los campos de concentración en el sur de Francia. Este documental se convierte así en un punto de encuentro de personas anónimas que soportaron el exilio y las represalias de una guerra que para ellos se convirtió en eterna. Haciendo memoria, los participantes comparten sus vivencias y nos llevan a los campos de refugiados franceses del 39, a la huida por la frontera montañosa y a la historia de la que no pudieron hablar durante mucho tiempo.
Fruto de nueve años de investigación es Maquis (2020), un homenaje del cineasta Rubén Buren a las mujeres de la posguerra. Una película que quiere utilizar la ficción para hablar de una época olvidada y de un contexto complejo: la rebelión en los montes y la red de ayuda que se creó entre los guerrilleros y las mujeres de los pueblos. Una situación que de alguna manera se recrea en la actualidad en las despensas solidarias pues, no en vano, la cinta ejerció una labor social en su paso por los cines tras la pandemia al destinar su recaudación a ayudar a las colas del hambre del Barrio del Pilar y Aluche (Madrid).