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'Aunque es de noche' combate desde el cine la oscuridad en la Cañada Real: "La luz son los vecinos"

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La Cañada Real no está ni a 15 kilómetros de la Puerta del Sol. Pero el astro rey deja de brillar al llegar a ese límite, justo detrás del Ensanche de Vallecas, tras el último edificio de la ciudad. "Qué bonito es Madrid", dice en un momento dado Toni, protagonista de Aunque es de noche, contemplando desde el otro lado esos grandes bloques de urbanizaciones con piscina cerradas a cal y canto para marcar la diferencia entre los de dentro y los de fuera. 

Por eso la Cañada Real podría, de alguna manera, ser el nuevo kilómetro cero a partir del cual todos empezáramos a medir las distancias que nos excluyen a unos respecto de los otros. De alguna forma, de hecho, ya lo es. Y también justo por eso, es un lugar al que evitamos mirar aunque todos sabemos dónde está. Pero, por fortuna, sí hay quien se fija. "El arte en general ha de intentar mejorar la sociedad, desafiarla, ponerla en cuestión. Y, de alguna manera, trabajar en un entorno así y acercar un entorno así a una sala de cine permite que el público pueda reflexionar sobre ello y pueda cuestionarse su propia posición al respecto. Creo que es una forma de mejorar también la sociedad", plantea a infoLibre el cineasta Guillermo García López.

Él es el director de Aunque es de noche, nuevo cortometraje de ficción de este ganador del Goya a Mejor Documental por Frágil equilibrio (2016), que tuvo su preestreno recientemente en la Sección Oficial del Festival de Cannes a competición, nominado a la Palma de Oro, y compitió en la Sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián. Además, ha sido galardonado con el Premio del Público de la vigésima edición del Festival Curtocircuito y es, a su vez, candidato a la próxima edición de los Goya como mejor cortometraje. Y es, además de todo lo anterior, una historia que nos lleva hasta la Cañada Real, dónde está rodada y donde se acaban de cumplir tres años sin suministro eléctrico.

"Es uno de los mayores asentamientos irregulares de Europa y lleva más de mil días sin luz", remarca García López, quien defiende que ante semejante situación, "la luz la tienen ellos, la luz son los vecinos". "Yo no siento que ni yo, ni el equipo, ni la película, dé luz, pues la luz la tienen los seres humanos. La cuestión es ver si el cine consigue encontrarla y registrarla. Desde mi posición, yo intento ser un servidor que media entre la sala de cine y esa realidad", destaca.

Y aún continúa: "Me ha cautivado y me ha conmovido mucho cómo esa luz a veces está escondida entre la crudeza y la oscuridad. Y es interesante que el cine pueda capturar esa luz que se cuela entre las rendijas, sacarla de allí y llevarla a otros lugares. Pero mi posición en esto desde el primer momento, como cineasta, algo que me he cuestionado todo el rato, no creo que sea la de alguien que trae luz. La luz está allí, la luz está en cualquier parte donde haya un ser humano".

Aunque es de noche es, concretamente, un relato sobre la infancia perdida de Toni, un chaval de 13 años de la Cañada Real. De hecho, es una ficción interpretada por actores naturales residentes allí en el sector 6. La comunidad ha participado en el rodaje delante y detrás de las cámaras, en un proceso que bebe de los talleres de cine que el director Guillermo García López ha realizado con niños, adolescentes y adultos desde hace cuatro años allí. 

El cortometraje explora a través de la fábula y la mezcla de formatos (celuloide y digital) los días de Toni, que está preparándose para la despedida de su mejor amigo, Nasser, el cual va a mudarse de forma inminente a Francia. Combinando el realismo poético con los planos que los mismos protagonistas graban con un teléfono móvil, la cinta ofrece una profunda reflexión sobre la vida de las comunidades que viven aisladas y prácticamente vilipendiadas de la sociedad moderna a través de la inocencia y la pérdida de la misma al enfrentarse al futuro y al mundo adulto.

Una trama que va desde lo particular hasta lo general, en el que "un entorno tan local trasciende y puede llegar a lugares lejanos de una forma universal", explica el director, para quien resulta también interesante comprobar cómo "reciben lo que hay en la película" públicos tan distintos como los que hasta ahora han ido viendo el corto por ejemplo en esos festivales tan importantes como son Cannes y San Sebastián. "La película intenta también capturar esa mirada de Toni, que está transitando de la infancia al mundo adulto. Y no solo se enfrenta a la pérdida de su mejor amigo, sino también a la pérdida de la forma de mirar de la infancia", argumenta García López.

La película también intenta, en palabras del cineasta, "capturar esa idea del asombro" que se tiene en la niñez para a su vez trasladársela al espectador y que pueda así asomarse a la vida en la Cañada Real con esa mirada: "En esta película el protagonista tiene todavía esa cosa tierna de la infancia que es la capacidad de asombro y sorprenderse. Me interesa mucho que la película pueda también transmitir eso y que el espectador al asomarse a ese mundo lo haga con asombro, que se deje maravillar por los misterios que puede haber como lo hace Toni con esa mirada infantil".

Una mirada infantil que no se puede olvidar que también existe en este lugar tan desplazado de la ciudad y que es la que lleva a Toni a decir aquello de "qué bonito es Madrid" viendo los edificios del Ensanche tan cerca pero, al mismo tiempo, tan lejos. "Él dice eso, pero luego también dice que la Cañada Real es cien por cien, es decir, existe un orgullo, un sentimiento de pertenencia al barrio que es también real", subraya García López, quien añade: "Ahí hay una paradoja, porque se puede hablar de barrio en construcción desde hace muchísimos años. Las familias quieren vivir allí, viven en una situación entre lo urbano y lo rural en un lugar en el que los niños tienen su sensación de identidad y pertenencia. Pero si les quitas el suministro eléctrico, evidentemente las condiciones de vida cambian radicalmente porque se les está negando un derecho básico".

El cine puede acercar, aproximar, abrazar, puede convertir en humano un concepto, puede humanizar esos números que vemos en la prensa a veces de toda la gente que vive en ese lugar

"La pregunta es cómo preservar un lugar así, esa manera de vivir en la que por ejemplo las familias están muy cercanas y el tema de los cuidados está muy repartido. Existe un sentimiento de pertenencia, una idea de este es mi barrio, aquí es donde vivo yo. Y no olvidemos que la Cañada es un territorio amplio de quince kilómetros. Nosotros hemos rodado en el sector seis, pero hay más lugares y con otras distintas condiciones y diferentes aspectos y también diferentes edificaciones", apunta el director, quien a través de esta historia busca también lograr cierto tipo de empatía hacia los vecinos: "Si alguna manera podemos empatizar con el protagonista y entender sus sentimientos, deja de ser un número, deja de ser un concepto y los personajes pasan a ser personas".

"Creo que el cine puede actuar a ese nivel", defiende puesto que, a su juicio, "el cine puede acercar, aproximar, abrazar, puede convertir en humano un concepto, puede humanizar esos números que vemos en la prensa a veces de toda la gente que vive en ese lugar". "Yo creo que al final la película lo que quiere es asomarse a los sentimientos y a lo íntimo. Por eso también me parecía importante contar momentos desde la sencillez de lo cotidiano", señala, para acto seguido rematar: "Intento que la película pueda llegar al espectador de maneras muy distintas, no necesariamente una única, ni intento dejar un mensaje específico y un sentimiento concreto. Es más que él se pueda asomar libremente gracias a la poética del cine a un lugar que le es ajeno".

En ese camino sigue esta cinta en su actual recorrido de festivales a nivel internacional y nacional que en España próximamente tendrá nuevos pases. "Estamos acompañando la película, siempre intentando que tanto el equipo como la comunidad de gente de allí de la Cañada que ha participado pueda estar presente y expresar lo que ellos sienten. Estamos intentando componer un recorrido en el que todos podamos estar presentes", recalca, mostrándose muy agradecido por todo el periplo transitado: "Permitir que la película viaje de esta forma permite que lo que estamos filmando, el mundo que estamos retratando, llegue lejos y viaje también con la película. Eso es maravilloso".

Aunque es de noche es una coproducción entre España y Francia de Sintagma Films, Les Valseurs y Salon Indien Films. 

La Cañada Real no está ni a 15 kilómetros de la Puerta del Sol. Pero el astro rey deja de brillar al llegar a ese límite, justo detrás del Ensanche de Vallecas, tras el último edificio de la ciudad. "Qué bonito es Madrid", dice en un momento dado Toni, protagonista de Aunque es de noche, contemplando desde el otro lado esos grandes bloques de urbanizaciones con piscina cerradas a cal y canto para marcar la diferencia entre los de dentro y los de fuera. 

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