Segundo premio no es una película sobre Los Planetas, pero se le parece bastante. Es por ello que, nada más arrancar, se aclara que esta sí es una película sobre la leyenda de Los Planetas, conformando así una ecuación en la que aparecen también otros elementos tan potentes como la propia ciudad de Granada, Nueva York casi como un estado creativo y mental al que aspirar y la poesía de Federico García Lorca como verbo necesario que todo lo conjuga.
"Él es un leitmotiv explícito e inevitable de la película", asegura a infoLibre el director, Isaki Lacuesta, planteando acto seguido que "puede haber gente que piense que es un cliché, pero es que Lorca es inagotable", pues "hay más cosas que no conocemos de él que las que damos por consabidas". "Lorca forma parte de Los Planetas, no es nada forzada esa línea de tradición que va de Lorca a Val del Omar y pasa por el Omega de Enrique Morente con Lagartija Nick y empalma con ellos. Es una línea que nosotros percibimos y la que los propios Planetas reconocen como propia", explica, antes de que tercie el codirector, Pol Rodríguez: "Y todos siguen esa otra línea de artistas que no especulaban, que asumían riesgos y rompían moldes".
Haciendo un importante ruido a lo lejos desde hace largo tiempo, Segundo premio llega al fin este viernes 24 de mayo a los cines con el pedigrí de haber sido premiada en el Festival de Málaga con la Biznaga de Oro a Mejor Película, Dirección y Montaje. Y, aunque no sea una película sobre Los Planetas, nos lleva a un punto muy concreto: la Granada de la segunda mitad de los años noventa, cuando una joven banda local vive inmersa en todo tipo de turbulencias mientras trata de componer su tercer disco, que llevará por título Una semana en el motor de un autobús.
Este álbum, efectivamente, es el tercero de Los Planetas y vio la luz en la primavera de 1998, cuatro años después del aclamado debut del grupo con Súper 8, que tuvo continuidad en 1996 con Pop. Una época vivida con desbordante intensidad en plena efervescencia artística y cultural por un grupo de música indie que vive su momento más delicado: la bajista (May Oliver) se marcha buscando su sitio fuera de la música y el guitarrista (Florent) está inmerso en una peligrosa espiral de autodestrucción. Mientras tanto, el cantante (Jota) se enfrenta al complicado proceso de escritura y grabación de un tercer disco que, contra todo pronóstico, cambiará para siempre la escena musical de todo el país.
"Esta es una película musical como excusa para hablar sobre las relaciones personales", asegura Rodríguez, a lo que Lacuesta añade otros temas nucleares: el amor y el trabajo en equipo. "Cuando trabajas con alguien y necesitas al otro para terminar lo que quieres hacer, se crea una necesidad conflictiva. Son relaciones que trascienden lo profesional y se convierten en afectivas, lo cual es una fuente de amor pero también de potenciales conflictos", plantea el cineasta, reconociendo que cuentan la historia "a base de recuerdos que ya son leyendas". "Las que fomentan ellos mismos con sus canciones, las que han fomentado sus fans, sus conocidos, y las que nos hemos inventado nosotros", apunta.
La historia oficial siempre es mentira, porque lo que pasa es que a cambio de los derechos de las canciones te han obligado a contar una historia de santos que son maravillosos
Así las cosas, según el directo se pueden distinguir tres registros en Segundo premio: lo que ocurrió de forma literal, algunas cosas completamente inventadas y otras en las que se puede jugar a las siete diferencias". "Es que cada uno de ellos tiene una versión distinta de lo que pasó en aquella época", intercede divertido Rodríguez, dejando de nuevo la palabra a Lacuesta: "Esta no es una película literalmente sobre Los Planetas, no es un biopic que intente contar la historia oficial. Porque, además, la historia oficial siempre es mentira, porque lo que pasa es que a cambio de los derechos de las canciones te han obligado a contar una historia de santos que son maravillosos. Aquí lo bonito es que Los Planetas, pese a toda su mala fama, igual son los primeros que han dejado hacer una película cediendo los derechos no metiéndose en nada y dejándonos hacer lo que nos ha dado la gana", remarca.
Tanto es así que los miembros del grupo, que se encuentra este año justamente en gira celebrando los treinta años de Súper 8 -no sin enigmática polémica, como procede en ellos, al haber dejado Jota y Florent fuera inesperadamente y sin dar explicaciones al batería Eric Jiménez y al teclista Banin, quienes entraron precisamente en la grabación de Una semana en el motor del autobús y aparecen en el film-, "no han visto nada durante el proceso". "A Jota le enseñamos la película terminada y la ha visto dos veces", señala Lacuesta. "Eric la ha visto y nos mandó un mensaje muy cariñoso de que le había gustado mucho, pero Florent y May prefieren no verla", añade Rodríguez.
May es la bajista que abandona el grupo justo en el momento en el que arranca Segundo premio. El nexo de unión necesario entre los dos amigos que lo pusieron todo en marcha, Jota y Florent, y que decidió alejarse de la música, convirtiéndose así en otra de esas leyendas que rodean a la banda. "He hablado con ella pero tampoco le he querido preguntar por cosas muy íntimas. Ella es la que se fue y se iría por algo", comenta a infoLibre la actriz que la da vida, Stéphanie Magnin, quien defiende que en la vida "hay que ser consciente de lo que uno quiere y perseguirlo, algo que no tiene por qué ser lo que la mayoría piense o los demás te digan".
Coincide la intérprete en que a partir de la leyenda de Los Planetas (y de sus canciones, que por supuesto suenan durante la historia, interpretadas por los propios actores, no en sus versiones originales) se abordan multitud de asuntos con los que "todos nos podemos sentir identificados" al tratarse de un "grupo de jóvenes persiguiendo un sueño y que tienen una amistad muy fuerte". Y apostilla: "Los Planetas son la excusa para hablar de otras cosas como la amistad, que es muy importante para que nos podamos desarrollar en la vida, porque la interacción con los demás nos muestra a nosotros mismos quienes somos. Lo que te dan los demás también te nutre para que puedas avanzar para convertirte en la persona que acabarás siendo. Por eso, Los Planetas son la excusa para hablar de otras cosas. Una excusa muy importante porque tiene que ver con un momento vital de una generación, con una música que tocó a mucha gente".
Y es que, sin estar nunca comercialmente de moda, su influencia en generaciones posteriores está fuera de toda duda. Algo que se debe a las canciones, por supuesto, lo más importante de todo, pero que tiene también que ver con una actitud honesta de "no esconder sus defectos y ser de verdad". "Eso es muy bonito, porque va paralelo con el sonido que hacen. No es casual que cuando aparece en los noventa el sonido digital surja la necesidad de que el ruido y la distorsión sean una forma de transmitir emociones. Así, del mismo modo que hacen ruido expresivo te enseñan sus defectos y sus fans son los primeros que dicen qué hijos de puta son, cómo me gustan. Con cada muerte y resurrección suya transmiten mucha verdad y por eso sus fans admiran y aprecian sus defectos", explica Lacuesta.
Los fans van a disfrutar especialmente de Segundo premio, pero como esta no es una película sobre Los Planetas, resulta que no hace falta ser especialmente fan para conectar con la historia. "Intentábamos que el público que conoce a Los Planetas se encuentre un montón de guiños y juegos, y que el que no los conoce de nada piense que pueden ser personajes de ficción y disfrutar así de la película", resume el director, que cuenta que durante el proceso de montaje se la fueron enseñando a diferentes grupos de gente, seguidores y no, para comprobar si funcionaba independientemente de su gusto musical. "Se ha confirmado que ocurre", asegura, mientras Rodríguez comenta que estuvo hace poco en Seattle y "entendían perfectamente la película sin conocer a Los Planetas, porque flipaban con esa Granada y esa movida que había en los noventa como tenían ellos en su ciudad" con los años dorados del grunge.
Sea como fuere, treinta años después Los Planetas siguen en ruta convertidos por derecho propio en clásicos contemporáneos de la cultura española. Escribiendo su propia historia en un momento en el que confluyen la gira de treinta aniversario de su primer disco y este Segundo premio que les convierte en leyenda cinematográfica. ¿Se pondrán de moda como ocurre después de tantos biopics? "Ellos en su momento querían ser mainstream, como Nirvana entonces. Luego cada uno es lo que es y tiene su público. Ahora están con la gira de Súper 8 y nosotros con la película, con lo cual creo que todos nos retroalimentamos de alguna manera", destaca Rodríguez. Y termina Magnin, defendiendo el estatus legendario del grupo: "Muchas veces no nos damos cuenta de lo que tenemos en el momento porque vivimos mucho en el pasado, que tiene que ver con la melancolía, y vivimos mucho en el futuro. Pero Los Planetas viven de su éxito, no han sido como Van Gogh y tantos otros. Siguen aquí y seguirán".
Segundo premio no es una película sobre Los Planetas, pero se le parece bastante. Es por ello que, nada más arrancar, se aclara que esta sí es una película sobre la leyenda de Los Planetas, conformando así una ecuación en la que aparecen también otros elementos tan potentes como la propia ciudad de Granada, Nueva York casi como un estado creativo y mental al que aspirar y la poesía de Federico García Lorca como verbo necesario que todo lo conjuga.