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De la chica que sólo sobrevive a la vengadora: los personajes femeninos en el cine de terror

Laurie Strode. Halloween

Patricia López Arnaiz vestida de rojo apuntando con una escopeta a Darío Grandinetti en Nina (2024) y Jamie Lee Curtis huyendo de Michael Myers en Halloween (1978) son dos imágenes que, en principio, no tienen mucho que ver. Sin embargo nos pueden dar una idea de cómo ha evolucionado la representación de la mujer en el cine de terror. La chica que simplemente se salva en contraposición con la que regresa en busca de venganza evidencia ciertos cambios en este género y en sus personajes femeninos.

Mientras que Jamie Lee Curtis encarna a una joven adolescente que tiene que huir de Michael Myers, un psicópata que seis años después de matar a su familia regresa a su pueblo natal, Arnaiz personifica a Nina, una mujer que decide regresar al pueblo donde creció para vengarse de un famoso escritor que abusó sexualmente de ella cuando esta era menor.

Es lo que se conoce como ‘final girl’ y ya se puede ver en una de las pioneras del subgénero slasher, La matanza de Texas (1974). La cinta sigue a un grupo de jóvenes que, cruzando el estado de Texas en una vieja camioneta, se topa con una familia de carniceros psicópatas. La única superviviente del grupo es Sally Hardesty, una chica mucho más tímida y sobria que su amiga Pam. Además se intuyen ya ciertos mensajes aleccionadores, las primeras dos víctimas son una pareja, Pam y Kirk, que se aísla del resto para irse a dar un baño. Pese a que no es explícito como tal, hay una clara connotación sexual, y como veremos en infinidad de películas posteriores, es esta pareja, que vive su sexualidad de forma más libre y naturalizada que el resto, la que muere primero. 

Zinemakumeak gara! es un grupo feminista que se creó en 1996, a raíz del  Grupo Feminista Simone de Beauvoir, y se centra en visibilizar y teorizar sobre el cine dirigido por mujeres a través de la selección de obras audiovisuales de géneros, estéticas y temáticas diversas. Sus integrantes afirman que "paradójicamente, la superviviente es más víctima que las que mueren al principio. Que se lo pregunten a Sidney Prescott y Gale Weathers, de Scream, y a otras tantas".

La chica que sobrevive a la matanza en las películas de terror no es elegida de forma aleatoria, sino que sirve para enviar un mensaje al resto de mujeres jóvenes. No salgas de fiesta, no bebas, no mantengas relaciones sexuales. Sólo así sobrevivirás al enmascarado que está matando al resto de tus amigos. Este mensaje que nos advierte a las mujeres que “no nos salgamos del camino” está presente en la ficción desde hace mucho tiempo y nos acompaña desde niñas. En el cine de terror se evidencia en la figura de la ‘final girl’. Sin embargo, este mensaje no es algo que se ha creado conscientemente como tal, si no que es más bien fruto de la lógica comercial, en un ambiente en el que crecientemente se valoraba la construcción de personajes femeninos más complejos y activos en la historia. El mensaje está ahí, pero tal y como argumenta el colectivo Zinemakumeak gara!, que hace unos años, se convirtió en la primera en realizar un ciclo de cine de terror realizado por mujeres, "la teorización en torno a la figura de la final girl es posterior al nacimiento del personaje en sí, que puede rastrearse hasta los orígenes del género."

La ‘final girl’ por excelencia es Laurie Strode. La famosísima protagonista de Halloween (1978) interpretada por Jamie Lee Curtis ha servido como lienzo para muchas supervivientes posteriores. Casta y frágil, Laurie se toma su trabajo como niñera mucho más en serio que su amiga Annie, que se convierte en la primera víctima del grupo. La moral aleccionadora se puede intuir haciendo una re-lectura desde parámetros más actuales, ya que el primer asesinato que comete Myers es contra su propia hermana, después de que esta haya mantenido relaciones sexuales con su novio.

Llegamos a 1996, ya pasada la era de oro del género slasher, llega una película que lo revoluciona de nuevo. Scream, de Wes Craven rompió todas las reglas del género valiéndose de un conocimiento exhaustivo de estas. Los personajes hablan constantemente de las películas de este género y de las convenciones y reglas que siguen. Scream revierte las convenciones riéndose de ellas, y aunque mantiene la  figura de la ‘final girl’, rompe con ciertos aspectos. El personaje de Sidney parte de lugares comunes que ya vemos en La matanza de Texas, Halloween, o Pesadilla en Elm Street. Sin embargo, Sidney evoluciona para romper esas reglas: los guionistas hacen que Prescott pierda la virginidad justo antes de que el ‘villano’ la ataque, desmarcándose así de la clásica chica que sobrevive.

Para Elisa Puerto Aubel,  guionista, script doctor y directora, la ‘final girl’ siempre ha existido y, aunque mantiene muchos arquetipos misóginos, es también un ejemplo de la construcción de un personaje femenino complejo. 

Las integrantes de Zinemakumeak gara! creen que la moral aleccionadora, o los mensajes de este tipo de películas, se hacen desde un revisionismo posterior, y afirman que curiosamente "en el cine de terror clásico, y más si nos vamos a los períodos de guerra, donde el público femenino era masivo, por motivos obvios, encontramos personajes mucho más complejos y libres que en la actualidad". Aubel, experta en contenidos de género como terror, thriller y ciencia ficción, prefiere desmarcarse de términos como “aleccionador” o “cine de terror feminista”.

La 'final girl' como tal, no ha desaparecido, ni siquiera ha cambiado en exceso. Aunque para Aubel es cierto que “cada vez se insiste más en finales más constructivos para las tías”. En lugar de simplemente sobrevivir, vemos a una superviviente que pretende vengarse. Y es que el género de terror se ha valido durante años de la venganza.

Esta venganza como manera de empoderar a la que tradicionalmente hubiera sido la víctima, se ha visto reforzada en los últimos años con películas como Cerdita (2022) o Una mujer prometedora (2020). Más recientemente lo podemos ver en la película española Nina (2024) en la que Andrea Jaurrieta construye un personaje complejo, que regresa a su lugar de origen en busca de venganza. Aunque la etiqueta de cine de venganza se le queda corta a este largometraje, que podría ser considerado más bien un 'western dramático', sí que nos muestra una protagonista que responde a muchas características del término 'good for her'.

Aubel establece una diferencia entre la ‘final girl’, y la chica que se venga. El término ‘good for her’ popularizado en redes, hace referencia a esto. Puerto Aubel explica que “una cosa es la chica que se salva y nos deja esperanzas para una posible venganza y otra la que sobrevive simplemente. El 'good for her' sería la que lleva a cabo una acción final dando entender que se va a vengar o directamente vengándose”. Normalmente la venganza nace de un acto en el pasado de violencia sexual, tal y como pasa en Nina y en Una mujer prometedora. En parte, gracias a esto, el personaje femenino en terror ha ido cada vez empoderándose más en el ámbito de la violencia. "Violencia y mujer siempre se ha visto con malos ojos, por eso de alguna forma se justifica con un hecho que implica venganza”.

Para los miembros de Zinemakumeak gara!, "cuando la chica que sobrevive elabora un plan y toma plena conciencia de sus actos se le ha empezado a colocar la etiqueta del 'good for her'", aunque afirman que este término surge al calor de lecturas feministas, "en ocasiones tan simples como interesadas", y es que "muchos de los personajes que mejor sostienen esa etiqueta los puedes encontrar en películas que son la quintaesencia del exploitation (cine de explotación) bañado en testosterona: They Call Her One Eye, Ms. 45, Street walkin'..."

Cerdita (2022) es también un ejemplo del cine de venganza. Esta película es un slasher diferente a lo que nos tiene acostumbrados este subgénero y sin embargo es también muy tradicional, ya que mantiene muchos estereotipos. La película de Carlota Pereda mantiene la figura de la ‘final girl’, así como otras muchas convenciones, sin embargo les dota de un significado distinto. Sara (interpretada por Laura Galán), comienza siendo víctima de una ola de violencia, tanto física como psicológica, por su cuerpo. La venganza de Sara no es perpetrada por ella misma, sino por un desconocido y extraño asesino que despierta en la protagonista un sentimiento de deseo. Cumple sus más oscuros deseos a través de él y disfruta al ver el sufrimiento de aquellos que le han sumido en una espiral de violencia psicológica y de maltrato por su peso. Pereda otorga a su protagonista el placer de la venganza, lo aleja de la corrección moral y transforma la violencia extrema en una forma de reivindicación en favor de los cuerpos disidentes. 

En Una joven prometedora (2020), también se evidencia la predilección por la venganza en el género de terror. La protagonista Cassie rompe con la imagen de víctima a los pocos minutos de que comience el film. Para Aubel “esta película rompió muchos patrones. Recupera arquetipos pero los subvierte, es una mujer que viene a ajusticiar a potenciales abusadores y violadores, nunca se había narrado de esta manera” .

 Nina (2024) tiene ciertos paralelismos con Una joven prometedora, y se convierte en un ejemplo del cine de venganza y de la figura del "good for her". Pese a que puede ser considerada un thriller más que una película de terror per se, el terror psicológico está presente durante todo el film. La venganza de Nina se intuye desde el primer momento y con un montaje paralelo, saltando del presente al pasado, se nos revela lo que intuimos desde el principio: la protagonista fue víctima de violencia sexual en el pasado. Violencia y mujer, una vez más, se justifica con un acto que requiere ser vengado.

Tal y como exponen en Zinemakumeak gara! "el cine de venganza protagonizado por mujeres siempre ha existido. Sin ir muy lejos, todo el cine de Tarantino bebe de esos referentes, lo interesante es que ahora la mujer ha pasado a ser sujeto y no un simple títere en una representación hiper fetichizada"

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En los últimos años hemos visto cómo en nuestro cine hay voces femeninas muy potentes, en el ámbito de dirección y guion. Sin embargo, todavía es raro ver a directoras haciendo cine de género, y desmarcándose del cine intimista que solemos ver. 

Para Zinemakumeak gara! , "los cambios que se están produciendo en los últimos años responden a que poco a poco hay más mujeres dirigiendo y escribiendo películas de terror . Y estos cambios no solo se plasman en la revisión de los arquetipos, si no en el punto de vista con el que se miran viejos asuntos y se plantean nuevos temas: el duelo (Babadook), la maternidad (Prevenge), el cuerpo (The Substance), los cuidados (Relic), la sexualidad (Crudo)..." . Además afirman que sí es posible hacer un cine de terror feminista "con solo cambiar la mirada el giro en el planteamiento de una película puede ser radical".

Puerto Aubel, por otro lado, no se siente muy cómoda con poner etiquetas como "terror feminista", más que nada porque defiende que aún no hay suficientes mujeres haciendo cine de terror, “lo necesario es que las mujeres empiecen a hacer terror, ciencia ficción, etc. Que inviertan más en las mujeres cineastas, que las mujeres se limiten a hacer cine intimista, sobre relaciones sociales es limitarse y responde a que el cine de género es más caro y los que dan luz verde son tíos, y por eso las mujeres no hacemos ficción, terror, etc. El día que tengamos esto ya podremos hablar de un cine más feminista en el género de terror”.

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