Unos Goya muy repartidos en una gala más bien sosa

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Este año, los organizadores de los premios Goya querían cumplir (por fin) la promesa de que la gala durase tres horas. Lograron conseguirlo, más o menos, pero lo hicieron de una manera bastante abrupta: cortando las intervenciones de los galardonados cuando todavía les quedaban parientes a los que dedicar el premio. Así, Natalia de Molina, que obtuvo un inesperado Goya por su papel en Techo y comida, se tuvo que marchar al backstage con medio discurso por decir. Y no fue la única. Aun con discursos interruptus, la ceremonia se extendió a las tres horas y cuarto, media hora menos que la de 2015.

La gala de la 30ª edición de los premios que otorga la Academia de Cine no han sido especialmente reivindicativa (este punto se esperaba); ni especialmente emocionante (a no ser Daniel Guzmán cuando recogió el Goya como director novel); ni tampoco graciosa, a pesar de Dani Rovira, que con su desparpajo habitual había conducido la gala de 2015 con bastante acierto. No obstante, los premios estuvieron muy repartidos: Truman, se llevó cinco de los galardones a los que optaba; Nadie quiere la noche, obtuvo cuatro premios, la mayoría en las categorías técnicas; A cambio de nada, dos; La novia, otros dos; y Un día perfecto, apenas uno de los ocho Goyas a los que estaba nominada.

El equilibrado reparto de premios era bastante previsible, por otro lado. Ya en las nominaciones las dos favoritas, La novia (12), y Nadie quiere la noche (9), estaban muy lejos de las 17 y 16 nominaciones con las que contaban La isla mínima y El niño, respectivamente, en la pasada edición. Sin embargo, la gran sorpresa de la noche fue que el filme de Paula Ortiz, La novia, apenas consiguiera llevarse a casa dos estatuillas. Cesc Gay, al recoger el premio a mejor dirección por Truman, se dirigió así a la realizadora aragonesa desde el escenario: “Paula eres muy joven aún y tienes mucho talento". Un comentario que sonó bastante desafortunado, teniendo en cuenta que a esas alturas del partido el filme de Ortiz ya tenía pocas papeletas para llevarse algún premio más. Por otro lado, Truman se llevó, además, el premio a mejor película, actor protagonista (Ricardo Darín), actor de reparto (Javier Cámara) y guión original (Cesc Gay y Tomás Aragay). Darín y Cámara ya habían sido galardonados exaequo en el festival de cine de San Sebastián.

Mujeres, las grandes ausentes en las nominaciones

Sin duda alguna, una de las intervenciones más destacables de la noche fue la de Natalia de Molina, a pesar de la interrupción, que recibió emocionada su segundo Goya, en esta ocasión por Techo y comida. De Molina hace una magistral interpretación de una joven madre soltera que lleva varios años en paro y tiene que enfrentarse a un desahucio. La sorpresa del premio para la actriz jienense no fue por su la calidad de su actuación; sino más bien porque los premios que acumulaban el resto de nominadas no la situaban en la mejor posición en las quinielas para alzarse con el cabezón. Junto a ella, competían por el Goya Inma Cuesta (La novia); Juliette Binoche (Nadie quiere la noche); y Penélope Cruz (Ma ma).

En su discurso, De Molina criticó la falta de representación femenina entre los nominados, con el consiguiente aplauso del público: “El cine también gana cuando se da más espacio a las mujeres, que somos muchas”. La última película dirigida por una mujer que ganó un Goya fue La vida secreta de las palabras, de Isabel Coixet. Y, a parte de ella, sólo otras dos mujeres -Icíar Bollaín, por Te doy mis ojos; y Pilar Miró, por El perro del hortelano- consiguieron un Goya en toda la historia de los premios. La talentosa actriz jienenese, que ganó su primer galardón con Vivir es fácil con los ojos cerrados, su debut en el cine, ya había sido entonces bastante crítica al recordar sobre el escenario una de las frases de su personaje -La vida secreta de las palabrasTe doy mis ojos El perro del hortelanoVivir es fácil con los ojos cerrados“yo no quiero que nadie decida por mí”-, en alusión a la restrictiva reforma de la ley del aborto que pretendía llevar a cabo el Gobierno del PP.

También muy emocionado Daniel Guzmán recibió el Goya a mejor dirección novel por A cambio de nada. "No sabéis lo que significa para mí después de 10 años de trabajo, habiendo dejado todo", confesó al borde de las lágrimas. En todo momento, el actor y director estuvo acompañado de su abuela Antonia Guzmán, de 93 años, que también estaba nominada a actriz revelación por un breve papel en la película de su nieto.

El resto de discursos más discordantes orbitaron en torno a los temas habituales: el IVA (que el Gobierno conservador subió del 8% al 21% en 2012); y la piratería. Así, Antonio Resines, presidente de la Academia de Cine tras suceder a Enrique González Macho en febrero del pasado año, hizo hincapié en la necesidad de una legislación más vehemente para frenar la descarga y venta ilegal de películas. "El cine sí es cultura, es muy sencillo, y como es cultura debería ser una cuestión de Estado, al margen del partidos y de ideologías. Por favor, que se luche en firme contra la piratería. Os voy a dar un dato: en 2015, se descargan 1.900 películas al minuto en España. Se han hecho cosas, pero hay que hacer más", dijo en un informal y sucinto discurso.

Pese a la falta de reivindicaciones políticas, fueron muchos los representantes de diferentes partidos los que asistieron a la gala. Iñigo Fernández de Vigo, ministro de Educación, Cultura y Deporte en funciones, acudió acompañado de su esposa, y rió cuando Dani Roviraparafraseó una frase del presidente del Gobierno en funciones: “Es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde", a la vez que le recordaba al titular en funciones del ministerio de Educación, que era “su jefe”. También asistieron a la gala la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que recibió un caluroso aplauso de los presentes; Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid; Patxi López, presidente del Congreso; y los líderes de diferentes partidos políticos (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Alberto Garzón), a excepción de Mariano Rajoy, que este año tampoco acudió a la cita anual con el cine español. Entre los políticos invitados destacó el secretario general de Podemos, que asistió ataviado con un traje y una pajarita, además del lazo naranja en una de las solapas de la americana, en apoyo a los trabajadores del RTVE que protestan contra los recortes en la televisión pública.

Pasadas la una de la madrugada terminaba una gala (celebrada en el hotel Auditórium de Madrid) más bien sosa, en el fondo y en la forma. A pesar de que Resines quiso destacar en su discurso el buen estado del cine español, la cuota de pantalla del pasado 2015 descendió de la cifra histórica del 25,5% al 19%, según la federación de productoras audiovisuales (FAPAE). Un dato nada desdeñable si se tiene en cuenta que otros años, como en el 2013, apenas llegó al 14%; pero que se podría matizar, ya que buena parte de la taquilla de este año se debe al éxito de la secuela catalana de Ocho apellidos vascos. Sin ninguna nominación, por cierto, en esta edición de los Goya.

Todos los ganadores de la noche:

Mejor Película Truman, Cesc Gay

Mejor Dirección

Cesc Gay por Truman

Mejor Dirección Novel

Daniel Guzmán por A cambio de nada

Mejor Guion Original

Cesc Gay y Tomás Aragay por Truman

Mejor Guion Adaptado

Fernando León de Aranoa por Un día perfecto

Mejor Actor Protagonista

Ricardo Darín por Truman

Mejor Actriz Protagonista

Natalia de Molina por Techo y comida

Mejor Actor de Reparto

Javier Cámara por Truman

Mejor Actriz de Reparto

Luisa Gavasa por La novia

Mejor Actor Revelación

Manuel Burque por Requisitos para ser una persona normal

Mejor Actriz Revelación

Irene Escolar por Un otoño sin Berlín

Mejor Música Original

Lucas Vidal por Nadie quiere la noche

Mejor Canción Original

Palmeras en la nieve de Lucas Vidal y Pablo Alborán por Palmeras en la nieve

Mejor Dirección De Producción

Andrés Santana y Marta Miró por Nadie quiere la noche

Mejor Dirección de Fotografía

Miguel Ángel Amoedo por La novia

Mejor Montaje

Jorge Coira por El desconocido

Mejor Dirección Artística

Antón Laguna por Palmeras en la nieve

Mejor Diseño de Vestuario

Clara Bilbao por Nadie quiere la noche

Mejor Maquillaje y Peluquería

Pablo Perona, Paco Rodríguez H. y Sylvie Imbert por Nadie quiere la noche

Mejor Sonido

David Machado, Jaime Fernández y Nacho Arenas por El desconocido

Mejores Efectos Especiales

Lluís Castells y Lluis Rivera por Anacleto, agente secreto

Mejor Película De Animación

Atrapa la bandera, de Enrique Gato

Mejor Película Documental

Sueños de sal, de Alfredo Navarro

Mejor Película Iberoamericana

El clan, de Pablo Trapero (Argentina)

Mejor Película Europea

Mustang, de Deniz Gamze Ergüven (Francia)

Mejor Cortometraje De Ficción Español

El corredor, de José Luis Montesinos

Mejor Cortometraje De Animación Español

Alike, de Daniel Martínez Lara y Rafael Cano Méndez

Mejor Cortometraje Documental Español

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Goya de Honor

Mariano Ozores

Este año, los organizadores de los premios Goya querían cumplir (por fin) la promesa de que la gala durase tres horas. Lograron conseguirlo, más o menos, pero lo hicieron de una manera bastante abrupta: cortando las intervenciones de los galardonados cuando todavía les quedaban parientes a los que dedicar el premio. Así, Natalia de Molina, que obtuvo un inesperado Goya por su papel en Techo y comida, se tuvo que marchar al backstage con medio discurso por decir. Y no fue la única. Aun con discursos interruptus, la ceremonia se extendió a las tres horas y cuarto, media hora menos que la de 2015.

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