La competición por la Palma de Oro en Cannes se ha enriquecido este viernes con la presencia del filme I, Daniel Blake, del británico Ken Loach, I, Daniel Blakeen la que el veterano representante del cine europeo más social ataca por segunda vez la insensilidad del Estado y su entramado burocrático frente a los problemas de esos ciudadanos a los que presuntamente debería servir. Una de las obras más emotivas del autor de Tierra y libertad, tuvo una calurosa acogida que hace pensar en premio. Más difícil sería ver en el palmarés del próximo día 22 a la excesiva comedia francesa Ma Loute, de un Bruno Dumont que parece haber encontrado una veta creativa en este género después de oscuros y filosóficos dramas de hace no tanto. Fuera del apartado oficial, ha brillado la primera película en español de esta edición, Neruda, del chileno Pablo LarraínNeruda, relegada injustamente a la Quincena de los Realizadores.
Ken Loach es uno de los fieles de la competencia en Cannes, ya sea con dramas o comedias. Este festival fue el que le consagró internacionalmente y le erigió como uno de los máximos representantes del cine social europeo, movimiento al que luego se han apuntado unos cuantos más. Siempre de la mano de su fiel colaborador Paul Laverty (que acaba de estrenar en España junto a su pareja, la directora Icíar Bollaín, El olivo, otra película que bien podía haber estado dignamente en este festivalEl olivo), Loach regresa al certamen de la Costa Azul con una historia emparentada con uno de sus primeros e impactantes films, Ladybird Ladybird, en el que una mujer humilde y sin suerte para el amor veía como el Estado, a través de sus servicios sociales, le quitaban a sus hijos sólo por sospechas y sin querer investigar realmente su situación.
De nuevo, en I, Daniel Blake nos encontramos con individuos maltratados por el sistema. El protagonista que da título a la cinta es un carpintero viudo de mediana edad, con problemas de salud que le provocan una incapacidad para trabajar, pero que no le salvan de tener que enfrentarse a una burocracia británica que se alía con la crisis para restringir las ayudas sociales. En esa larga lucha por sus derechos, Daniel se cruza con Rachel, madre soltera de dos niños, otra naúfraga dañada por el mismo oleaje de indiferencia y austeridad ciega. Juntos intentarán colaborar para conseguir sus objetivos.
Loach y Laverty conocen muy bien las claves de su trabajo, como el espectador está famirializado con este cine "con mensaje" que huye de cualquier atisbo panfletario. I, Daniel Blake ha emocionado y seducido en Cannes, y merece estar en las primeras agendas de premio en esta edición. Hace justo una década que obtuvo aquí mismo la Palma de Oro por El viento que agita la cebada.
Bruno Dumont cambia de registro a las antípodas de sus dramones pasados (Camille Claudel 1915, L'Humanité...) para en un tono vodevilesco contar una intriga criminal bastante desmadrada, en la que sobresale como de costumbre Fabrice Luchini, acompañado por otros reconocibles rostros del cine galo como Juliette Binoche, y Valeria Bruni Tedeschi.
Estamos a principios del siglo pasado. Ma Loute es el nombre de un poco agraciado muchacho perteneciente a una familia de pescadores que —en casa del herrero...— prefiere la carne... humana, el cual mantiene una apasionada relación con la hija de una familia burguesa venida a menos. Unos policías llegan a esta zona costera del Norte de Francia (la de Calais, misma donde nació Dumont), para investigar unas extrañas desapariciones de turistas que tienen que ver con la dieta de los primeros citados.
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Fue a partir de su experiencia en la miniserie del canal Arte El pequeño Quinquin que el antes profundo y sesudo Dumont descubrió la comedia. En muchos aspectos, Ma Loute es una especie de secuela fantasiosa de aquella otra historia detectivesca y costera, y seguramente ha sorprendido a muchos de los habituales de Cannes, donde el género de la comedia no es precisamente el más apreciado. Aunque la cinta tenga momentos divertidos, su caracter de farsa caricaturesca en la que todo exceso parece permitido, que se hace más insoportable en su parte final, acaba por cansar.
Fuera del apartado oficial, ha brillado este viernes la primera cinta iberoamericana del año, Neruda, de Pablo Larraín, que sigue la huída del poeta chileno de su país, perseguido por un gobierno anticomunista. Muchas han sido las voces que se han preguntado públicamente por qué la nueva obra del autor de El Club y No ha sido relegada a la Quincena de los Realizadores en lugar de concursar, después de recibir excelentes criticas. El único que puede responder es el delegado general del Festival, Thierry Frémaux.
La competición por la Palma de Oro en Cannes se ha enriquecido este viernes con la presencia del filme I, Daniel Blake, del británico Ken Loach, I, Daniel Blakeen la que el veterano representante del cine europeo más social ataca por segunda vez la insensilidad del Estado y su entramado burocrático frente a los problemas de esos ciudadanos a los que presuntamente debería servir. Una de las obras más emotivas del autor de Tierra y libertad, tuvo una calurosa acogida que hace pensar en premio. Más difícil sería ver en el palmarés del próximo día 22 a la excesiva comedia francesa Ma Loute, de un Bruno Dumont que parece haber encontrado una veta creativa en este género después de oscuros y filosóficos dramas de hace no tanto. Fuera del apartado oficial, ha brillado la primera película en español de esta edición, Neruda, del chileno Pablo LarraínNeruda, relegada injustamente a la Quincena de los Realizadores.