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Ángel Martín: "Nos importa mucho la salud mental, pero nos da miedo hablar de ella"

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El 4 de junio de 2017, Ángel Martín (Barcelona, 1977) ingresó en el ala de psiquiatría del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Con esa revelación comienza Por si las voces vuelven (Planeta, 2021), un testimonio brutalmente honesto sobre la locura que desborda ingenio, humor y humanidad. Un relato en primera persona repleto de reflexiones sobre lo que supone perderse y tener que reconstruirse desde cero. "Después de contar algo así me siento extremadamente aliviado", asegura el cómico y presentador a infoLibre.

Hola, Ángel. ¿Cómo está?

Estoy bien, je je, muchas gracias. Extremadamente bien.

¿Cómo se queda uno después de contar algo tan personal? Por si las voces vuelven está siendo todo un éxito.

Vamos por la quinta edición, lo cual convierte todo el entusiasmo y todo lo que está sucediendo en algo ya abrumador. Después de contar algo así me siento extremadamente aliviado. Al principio uno tiene miedo por cómo será recibida la historia, pero de repente te das cuenta de que hay mucha gente que empatiza con algo así y que agradece hablar claro de estos temas.

¿Qué le gustaría generar en todas las personas que lean su experiencia? ¿Paz? ¿Empatía?

No sé si paz o empatía, aunque son dos emociones que estaría muy bien conseguir. La intención del libro era tener una especie de caja de herramientas que a mí me han servido para remontar después de una experiencia así, para perder menos tiempo buscando los puntos de anclaje si me volvía a suceder. Me gustaría pensar que a la gente que lo lea le va a servir de algo.

¿Ha temido en algún momento la posibilidad de ser en realidad un escritor de libros de autoayuda? Entre otras muchas cosas, entiéndase la broma.

No, jamás, no, no. Yo no me siento a escribir pensando en un género, sino en lo que quiero contar. Tampoco me asustaría. Si de repente me apeteciese mucho y mi sueño fuera escribir libros de autoayuda, imagino que me pondría con eso. 

Dice que puede presumir de haber estado loco. Qué afirmación tan potente y desconcertante para el principio del libro, que luego se desarrolla y explica en profundidad. ¿Sigue presumiendo de eso después de estos años y de escribir estas páginas? También asegura que estar loco es una paz inexplicable.

No es tanto presumir como hablar de que, cómo he estado ahí, puedo hablar de un lugar en el que a lo mejor otra gente no ha estado realmente. Por otro lado, hay momentos de ese estado en el que realmente sientes una paz que es maravillosa, porque no existe ningún ruido ni nadie que pueda molestarte ni sacarte de ahí.

No acudió al hospital por voluntad propia, por supuesto. ¿Por qué somos así con nosotros mismos?

En mi caso fue porque no estaba siendo consciente de lo que estaba viviendo. No sé si en caso de haberlo sido hubiera tomado la decisión por mí mismo. Pero yo no me di cuenta, fue mi chica quien dio la voz de alarma después de que publicara en las redes unos posts dándole la enhorabuena por el éxito de una película. 

Lanza reflexiones sobre la gente que nos rodea en los momentos difíciles, sobre cómo desaparecen y se quedan poquitos y sobre cómo se comportan. Supongo que no estamos educados para algo así, a pesar de que sea más normal de lo que pensamos.

No estamos preparados, imagino. Desde luego, no nos educan a quedarnos si sucede algo así. No se nos previene de que podamos vivir algo así. Cuando alguien se queda es porque es un amigo de verdad o alguien que te quiere de verdad y está dispuesto a enfrentarse a lo que sea. Cualquiera que huya cuando una persona cercana tenga problemas realmente es alguien al que no le importas tanto. Y no pasa nada, oye. Todos tenemos amistades en nuestro entorno que sabemos que son amigos pero no son amigos de verdad. Lo que sucede cuando pasa algo así es que la gente que te quiere de verdad se queda y los que a lo mejor no están muy preparados o les supera se largan.

Cuando pasas por algo así, vuelves a un nuevo estado de cordura: tus valores, intereses y prioridades cambian

¿Deberíamos recibir desde niños algún tipo de educación para afrontar problemas de salud mental?

Ayudaría probablemente que desde niños nos enseñaran que pueden pasar cosas así y que no pasa nada. Que se puede echar una mano y enseñarnos a enfrentarnos a esto cuando alguien de nuestro entorno pase por algo así. O enseñarnos, por lo menos, que es habitual que esas cosas sucedan.

¿Diría que nos importa como sociedad la salud mental? ¿La conocemos? ¿La respetamos? Lamentablemente, no se trata igual a alguien que se rompe una pierna, por ejemplo. Es algo que terminamos de comprender bien.

Empiezo a tener sensación de que nos importa mucho la salud mental pero nos da miedo hablar de ella. Nos cuesta mucho verbalizar cuándo estamos mal o cuándo alguien de nuestro entorno está mal. Probablemente sea porque la gente que tenemos cerca y a la que a lo mejor no le importamos tanto, siempre acaba quitándole mucho hierro o comparándonos con alguien para decir 'tú no estás tan mal'. Tenemos tendencia a no compartir lo que estamos viviendo por miedo a que nos hagan sentir ridículos. Probablemente es eso. Y a nivel visual es algo muy distinto porque no hay algo muy evidente que te dé una pista de cómo está la otra persona.

Esta es otra afirmación que da qué pensar: "Lo verdaderamente duro de volverse loco es la recuperación de la cordura. Los que nos volvemos locos jamás volvemos a un estado completo de cordura".

Creo que vuelves a un nuevo estado de cordura. Esto lo he comentado con otros periodistas. Cuando pasas por algo así, el hecho de reconstruirte y de haber vivido en primera persona lo complicado que es estar ahí y lo complicado que debe ser para la gente que acompaña a quien está ahí, te abre los ojos respecto a muchas cosas. Vuelves a un nuevo estado de cordura: tus valores, intereses y prioridades cambian. Es algo completamente distinto.

Le recomendaron mantenerse alejado de las redes sociales. Qué bien estarían si las usáramos bien, pero qué perniciosas son en nuestras manos. Al final, las convertimos en una fuente de problemas inéditos... o de los mismos problemas de siempre pero amplificados.

Entiendo que mucha gente tiene el discurso de que las redes sociales son peligrosas y son el infierno, pero es como todo. Si algo lo usas bien es positivo y si lo usas mal es negativo. Después de hacer un ejercicio muy grande de no prestar atención a la gente que claramente pueda venir a molestar, se ha ido limpiando. He descubierto que las redes sociales son lo que tú quieras construir en tus redes sociales. Conozco a mucha gente que de repente tiene las redes súper tranquilas y lo primero que hacen es entrar ellos a decir 'esto es Twitter, aquí venimos a quejarnos'. Pues el primero que ha abierto la puerta a que la gente se queje eres tú en tus propias redes sociales. Así que las redes sociales, al final, amplifican lo que tú quieras amplificar. El ejercicio de reconstruir tus redes es un trabajo muy complicado, pero no son tan malas si se utilizan bien.

¿Legalizamos la marihuana entonces como plantea en el libro?  

Tengo familiares cercanos que están pasando por un cáncer y los médicos le han recomendado consumirla, así que algo interesante tiene que haber ahí.

Una de las ventajas de haber muerto durante un momento en el brote psicótico es que mi cerebro ya ha procesado que hemos muerto. Así que ya está convencido de que el proceso de la muerte es lo que hemos vivido

También es interesantísimo esto, pues es una liberación total: "Una de las mejores cosas que me ha dejado el haberme vuelto loco es que ya no le tengo ningún miedo a la muerte".

Una de las ventajas de haber muerto durante un momento en el brote psicótico es que mi cerebro ya ha procesado que hemos muerto. Así que ya está convencido de que el proceso de la muerte es lo que hemos vivido. ¿Qué sentido tiene ahora que me ponga yo a hacer el esfuerzo de decirle 'es que a lo mejor no es exactamente así?' No, hombre, si se ha eliminado el miedo a la muerte es fenomenal, je je. Todas las cosas que se hayan instalado en mi cabeza y sean mejores para mí es mejor mantenerlas.

Al mismo tiempo, en contraposición, recalca que "hemos olvidado lo frágiles que somos". Eso lo relacionas con algo esencial: para cuidar la salud mental de uno hay que cuidar la de todos los que nos rodean. Cuidarnos unos a otros, algo que cada vez se hace menos porque los hábitos nos llevan a ser más individualistas.

Creo que al final tiene que ver con lo que te decía, que como no tenemos la opción de ver cómo está la persona de enfrente, si visualmente nos parece que desde nuestro punto de vista tiene que estar bien, descartamos la posibilidad de que esté mal y no préstamos atención. Realmente hemos convertido las preguntas como la que me hacías al principio, esa de 'cómo estás', en algo totalmente superficial porque no lo preguntamos de verdad. Las preguntas de este tipo se han convertido en un encabezado de email en la que nosotros mismos damos la respuesta a la otra persona. Es muy habitual encontrarse con un correo que diga 'Hola Ángel, cómo estás, espero que muy bien, te cuento'. Y te dices 'pues para eso no me preguntes, porque si me vas a dar la respuesta no te interesa'. No sé si hemos olvidado lo frágiles que somos o sencillamente no nos interesa saber si la otra persona está frágil o no.

Tras pasar por esto, se ha multiplicado su empatía por los demás. Hilando con la anterior pregunta, ¿nos iría mejor a todos con más empatía mutua?

Claro que sí, sin ninguna duda. Si fuésemos capaces de ponernos en la piel del otro... o aunque no fuéramos capaces, entender que el otro se pueda sentir mal o triste por los motivos que sean aunque tú no los entiendas, nos iría muchísimo mejor.

Cuando tengas ganas de llorar, llora

"Cada vez que tengas ganas de llorar, llora y punto". Otra cosa en la que no estamos educados es en expresar nuestros sentimientos. Al leerle, me da la sensación de que encuentra en la locura un componente profundamente humano con sentimientos que solemos reprimir sin darnos cuenta.

No los encuentras en la locura, sino en el análisis que haces después. Cuando pasas por algo así y lo ves con perspectiva, descubres que claramente vas a llorar. Yo mismo, en los momentos en los que he tenido ganas de llorar he intentado evitarlo para que no se me notara y he tratado de esconderme, me doy cuenta de que eso no es nada sano ya que al final lo que estás haciendo es acumular emociones e impedir que afloren. Y llega un momento en el que lo inteligente es sentir las emociones que tengas, fin de la historia. Cuando tengas ganas de llorar, llora. Porque, si no, vas a tener muchas más ganas de llorar dentro de un rato. Es igual que la risa, si te aguantas la risa mucho tiempo acabas estallando y hay un rato en el que no puedes parar de reír.

¿Cómo se vuelve uno otra vez loco aposta después de haber estado loco sin querer? Explica que eso es parte de la remontada, pero me parece tan complicado como peligroso.

Recuperas todas las emociones que sabes positivamente que te hicieron sentir bien mientras estabas loco. Tienes las herramientas suficientes. Básicamente, decides forzarlo y traerlo aunque sea falso. Quiero decir, en el momento que tienes la opción de traer las emociones que sentiste cuando escuchaste en directo a Mozart para volver a sentir algo real como es escuchar la música de verdad, te pones a tope con eso. Hasta que no tenga la sensación de que estoy en la sala donde está tocando Mozart no voy a parar. Y lo buscas. Y cuando lo encuentras, tienes una sensación extraña porque de repente te asusta pensar si estás volviendo a ir ahí.

"Y tan complicado es que tendrás que encontrar las respuestas a algunas de las preguntas más profundas que te hayas hecho nunca si de verdad quieres remontar". Si vivimos sin preguntarnos las cosas más básicas, como para preguntarnos las importantes... Pero en el propio libro avanza a base de hacerse preguntas.

Es muy individual lo que cada uno se pregunta. Creo que nos hacemos muchas preguntas básicas e importantes, pero lo que no hacemos de verdad es buscar las respuestas. O fingimos que no tenemos respuestas. O cuando encontramos las respuestas que nos dan miedo las cambiamos. Nos cuesta mucho ser honestos con nosotros mismos, esí lo creo. Nos hacemos las preguntas, pero algunas nos las hacemos medio en broma y en otras preferimos mentirnos en las respuestas.

Otra afirmación para reflexionar: "Volverme loco es una de las mejores cosas que me han podido pasar en toda mi vida. Si soy sincero, no descartaría que la mejor".

Efectivamente. Cuando sales del hospital esto no lo piensas, claro. Cuando estás en plena depresión es la puta mierda más grande que hayas vivido jamás. Esta reflexión y este descubrimiento lo haces a posteriori, cuando de repente te das cuenta de que lo que te ha sucedido te ha permitido reconstruirte de forma consciente. De manera que ya no tomas ninguna decisión, ni das un paso, simplemente por inercia. Te estás construyendo de forma consciente en dirección a lo que quieres construir, te obligas a eliminar algunas cosas de tu personalidad que claramente eran una mierda. Pasar por algo así te pone delante de un espejo que te enseña exactamente lo que eras, y tienes que decidir cuantas cosas recuperas o cuantas no. En el momento de recuperar cosas puedes decidir que las cosas en las que eras imbécil no las vas a incluir en tu nueva personalidad. Entonces, es una suerte poder pasar por algo así.

"Aprender el mundo desde cero porque te has reseteado". Ciertamente, cuando uno resetea el ordenador lo ve como una oportunidad nueva porque todo funciona como mejor. ¿Es mejor persona ahora que antes de 2017?

Sin ninguna duda. Soy muchísimo mejor ahora que antes de 2017. Fíjate que antes de 2017 me hubiese hecho el loco para no hacer esta entrevista. Esto debería darte una pista, amigo periodista. De repente, soy encantador.

El 4 de junio de 2017, Ángel Martín (Barcelona, 1977) ingresó en el ala de psiquiatría del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Con esa revelación comienza Por si las voces vuelven (Planeta, 2021), un testimonio brutalmente honesto sobre la locura que desborda ingenio, humor y humanidad. Un relato en primera persona repleto de reflexiones sobre lo que supone perderse y tener que reconstruirse desde cero. "Después de contar algo así me siento extremadamente aliviado", asegura el cómico y presentador a infoLibre.

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