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Pilar Requena: "Alemania tiene la responsabilidad de parar a la extrema derecha y servir de ejemplo a otros"

Pilar Requena del Río analiza a la extrema derecha alemana en 'Populismo pardo'

Recuerda la periodista Pilar Requena del Río que cuando con 18 años visitó el campo de concentración de Dachau con sus compañeros del Colegio Alemán de Valencia salieron todos llorando, horrorizados. No duda por ello al afirmar que visitar un campo de concentración nazi "debería ser obligatorio para todos los europeos" a día de hoy. "Hagamos más Europa, este es el momento, hagamos más democracia, y hagamos una historia europea común, donde todos estudiemos el holocausto, la primera y la segunda guerra mundial. Hagamos memoria histórica de todos los lados, porque va a ser un horror si no recuperamos ese sentido común de la historia", plantea la reportera internacional y de investigación de TVE, actualmente directora de Documentos TV y también autora de Populismo pardo (Libros Catarata, 2025), un ensayo en el que analiza el auge de la extrema derecha en Alemania y que sirve de excusa para esta conversación con infoLibre.

¿Qué es Populismo pardo?

Es un retrato del auge de la extrema derecha en Alemania, sobre todo desde la unificación. Yo sí veo el punto de inflexión en el momento de la unificación porque considero que es justamente ahí cuando cambian las cosas en Alemania. Hasta entonces, lo tenían todo bajo control en referencia a la extrema derecha.

¿Por qué fue así? ¿Por cierto sentimiento de superioridad desde el lado occidental sobre el oriental?

Al principio es verdad que todo el mundo quería la unificación y una unificación rápida. Los del este, aunque no todos, querían el reflejo del maravilloso mundo capitalista que les habían marcado una y otra vez desde el oeste. No todos, porque muchos habían creado su pequeño nicho de libertad dentro del totalitarismo. Pero con la reunificación muchos en el este se sienten tratados como tontos, muchas familias se desestructuran, hay zonas que quedan completamente vacías y todo cae económicamente. Eso va creando un descontento, una desazón en la que desde el este no se sienten escuchados. Mucha gente empieza a sentirse perdida, sin expectativas, en paro, a lo que se suma que en el este no se hiciera nunca una revisión histórica del nazismo, un elemento que nadie ha tenido en cuenta, y que sí se tuvo en el oeste.

En ese caldo de cultivo se cuela la extrema derecha desde el oeste, a por los descontentos del este.

Los ideólogos de la extrema derecha del oeste, con partidos no significativos ni preocupantes entonces, descubren que en el este tienen el caldo de cultivo y dicen 'trasladémonos allí'. También se nos hizo creer que no había neonazis en el este de Alemania durante la República Democrática, algo que es mentira: sí que los había. Esa cultura juvenil neonazi era muy pequeñita cuando cae el muro, pero ante la falta de perspectivas va creciendo en el este. Esa época se caracteriza sobre todo por la violencia juvenil neonazi, que a mediados de la primera década de este siglo termina estando más o menos bajo control, aunque no deja de haber violencia, si bien no provoca los muertos de los noventa. En cualquier caso, los partidos de extrema derecha no tienen ninguna posibilidad de entrar en el Parlamento Federal pues esa es, digamos, la línea roja. 

Hasta que llega Alternativa para Alemania (AfD), ya en 2013.

No había pasado ni un año de la de la caída del muro y ya en el este empezaba yo a ver esa desazón. Yo pensé 'aquí falta que se les escuchen'. Pasaron los años y apareció AfD, que nace de nuevo en el oeste y no como extrema derecha, sino como un partido euroescéptico y antieuro, alternativos y descontentos con la política de Merkel para salvar el euro y el rescate a Grecia. Pero en esos momentos no hay nada que indique un una una radicalización o un camino hacia la extrema derecha como lo conocemos. En el 2013 se quedan cerca pero no consiguen entrar en el Parlamento y se produce un bajón, por lo que el resto mira hacia otro lado quitándole importancia. Luego entraron con un 12% en 2017, una señal de alarma que ya no se puede ignorar, después de toda la crisis de los refugiados. Porque estos partidos de extrema derecha viven de las crisis, cuidado. Han ido subiendo gracias a las crisis concatenadas que ha vivido Alemania. Volvemos a no escuchar al ciudadano que se encuentra perdido, que se cabrea, empieza a tener ira, que se considera de segunda clase... ese es un caldo de cultivo que con la crisis de los refugiados aprovecha perfectamente AfD, cuyo discurso empieza también a funcionar en el oeste porque hay problemas que, nos guste o no, hay que poner sobre la mesa y no ponemos.

¿Cuáles son esos problemas?

Ni los partidos clásicos, ni los periodistas, ni la élite pone sobre la mesa la migración y el islam, y ahí es donde medra la extrema derecha. Estos son dos problemas que ahora preocupan mucho a nuestra sociedad, con razón o sin razón, y hay una parte importante que no lo entiende y que quiere respuestas. Si no se hace desde los grandes partidos, desde las élites, desde el periodismo, y si no se confronta esos problemas desde un punto de vista democrático, de derechos humanos y de valores, la extrema derecha lo va a aprovechar a lo bestia. Y cuando queramos ofrecer alguna solución, ellos ya la van a haber ofrecido, ya van a tener el discurso cogido, con lo cual los ciudadanos se van a ir al original, no a la copia. Por cierto, quien dice dice esos problemas dice todas las crisis que van sobrevenidas, la crisis de la pandemia, la crisis económica. Se van sumando crisis.

En el 2021 la AfD cae a un 10% en Alemania y se apagan las alarmas.

Se vuelve al 'no tenemos que preocuparnos' porque están a la baja. Pero sigue la crisis de la pandemia, la de la postpandemia, la provocada por la guerra de Ucrania... Todo eso afecta especialmente a Alemania, que es la primera potencia económica europea, que además está atravesando el horror del tripartito, cuyos miembros se pegan todo el rato. Es así como AfD consigue subir al 20,8% en las últimas elecciones de febrero como segunda fuerza política.

¿Este es el momento más crítico para Alemania, y también para Europa, desde la Segunda Guerra Mundial?

El propio canciller Friedrich Merz lo ha dicho: "Esta es nuestra última oportunidad". Son conscientes de que que están en el momento más crítico respecto a la crisis, que es económica y también de identidad. Eso sí, Alemania no es un desastre en estos momentos, tampoco exageremos, Alemania tiene resortes más que suficientes para superar la crisis y resortes y mecanismos más que suficientes para controlar también a la extrema derecha. Y no es la prohibición el principal resorte. Hay que controlarla sin prohibir porque tú no puedes prohibir a más de 10 millones de ciudadanos que han votado. Así de claro. Ya es tarde para una prohibición del partido. Es verdad que AfD ya está clasificado oficialmente como extrema derecha, lo cual es importante, porque eso permite vigilancia especial y se tienen que andar con cuidado porque les puede llevar al final a una petición de prohibición. Ese paso está dado. Pero Alemania está en una crisis generalizada de identidad, de todo. En cualquier caso, sí que es su hora de la verdad, que es también la hora de la verdad de los europeos, porque si Alemania renquea, nosotros gripamos. Necesitamos una Alemania estable, segura y fuerte.

¿Ha aprendido Alemania de su propia historia?

Han aprendido de la historia y no la van repetir. Segurísimo. Si hay una democracia ejemplar que funciona, con todos los problemas que quieras, es la alemana. Son capaces de ponerse de acuerdo incluso en los peores momentos. Todos tienen muy claro que es la hora de la verdad. Esta es la la la última oportunidad de Alemania, también para ser ejemplo para todos si saben controlar a la extrema derecha con la democracia, con los derechos humanos, con los valores por delante, superan la crisis y no dejan que la extrema derecha se haga con el parlamento. Porque ahora hay un riesgo muy grande ya que es el partido de la oposición. El problema es que sigue subiendo, por lo que hay parar esa subida como sea. Es el mayor desafío, yo creo, desde la Segunda Guerra Mundial porque porque se suman otras crisis, se suman se suma la guerra de Ucrania, se suma el tema de de la de la barbarie que está ocurriendo en Gaza y la relación especial que siempre tiene Alemania con Israel, con Trump por otro lado con el problema de la relación especial transatlántica que tiene Alemania con Estados Unidos. Es la hora de la verdad y es el momento clave desde la Segunda Guerra Mundial. Yo confío o quiero confiar en que van a ser capaces porque, si no, no quiero ver lo que puede pasar. 

¿La democracia puede todavía parar al autoritarismo de la ultraderecha y que así el siglo XXI no repita la historia del XX?

Es que lo tenemos que hacer, no nos lo tenemos que preguntar. La democracia es un camino que se está andando. Europa es un camino que se hace andando. Y tenemos que ir a más Europa, no a menos Europa. Porque somos el único nicho de valores, libertades, estado de bienestar que siga habiendo en el mundo. Tenemos como europeos la obligación y el deber de mantener ese nicho y hacerlo crecer frente a todo lo que está pasando. Tenemos que escuchar más a esa gran parte de sociedad que no somos nosotros que vivimos en el privilegio. Tenemos que escucharles, tenemos que tener en cuenta sus miedos, sus sentimientos porque, si no, no vamos a entender lo de Trump, Milei, Meloni, Vox u otros muchos tantos. No lo vamos a entender porque no estamos intentando entender a probablemente una gran mayoría de la población, que se sienten perdidos y sienten que no llegan. 

Supuestamente tenemos el mayor acceso a la información de toda la historia, pero tenemos probablemente las sociedades menos informadas y formadas de toda la historia

Se sienten excluidos, a pesar de esta conectividad casi diríase que total en la que convivimos en todo el planeta.

La globalización es un tema maravilloso por un lado, pero que da miedo a mucha gente por otro. A eso le sumamos los bulos, la desinformación... Supuestamente tenemos el mayor acceso a la información de toda la historia y tenemos probablemente las sociedades menos informadas y formadas de toda la historia. Algo estaremos haciendo mal, y en eso es donde medran los populismos y los extremismos de todos los colores, y donde perdemos el pie los demócratas. La única salida que tenemos de verdad es acabar con la polarización, que se creen coaliciones de los partidos de centro con la izquierda y hacia la derecha, que se llegue al mínimo común denominador para sacarnos de la crisis. Que todos los partidos democráticos ayuden a eso. Se acabó se acabó polarizar. Se acabó sacar los escándalos de unos y de otros. Se acabó los bulos, se acabó la desinformación, no podemos seguir por ahí. No pueden seguir seguir por ahí los políticos. No podemos seguir por ahí los periodistas. Tenemos que recuperar el centro. Tenemos que recuperar los valores democráticos. Tenemos que dejar de pegarnos porque, si no, terminaremos muy mal. La democracia se hace andando, pero se pierde también andando. 

Visitar un campo de concentración nazi debería ser ya obligatorio para todos los europeos

¿Visitar un campo de concentración nazi debería ser obligatorio para todos los ciudadanos?

En Alemania, sin lugar a dudas. En Alemania se tiene que volver a que sea obligatorio. En la época escolar, pero no a los diez años, porque es duro. Yo estuve en Dachau y me impresionó, salimos llorando, a pesar de que íbamos vacunados, porque éramos todos del Colegio Alemán de Valencia. Para los alemanes debería ser obligatorio, pero es que creo que debería ser ya obligatorio para todos los europeos. Hay temas que deberíamos estudiar en toda Europa, dejémonos ya de mirarnos el ombligo regional y nacional, una parte de los estudios tienen que ser europeos, tenemos que saber lo que pasó en el siglo XX. Este es el momento de Europa. Dentro de todo lo terrible que está siendo Trump, creo que nos está poniendo en bandeja hacer más Europa y no menos. Hagamos más Europa, este es el momento. Hagamos más democracia. Y hagamos una historia europea común, donde todos estudiamos el holocausto, donde todos estudiemos la primera y la segunda guerra mundial. Hagamos un estudio común y visitemos los campos de concentración. Hagamos memoria histórica de todos los lados, porque va a ser un horror si no lo estudiamos y si no recuperamos ese sentido común de la historia. Casi un siglo después del desastre más desastre que ha vivido Europa, parece mentira que hayamos derrapado de esta manera. Parece mentira que hayamos perdido oportunidades históricas como las que hemos tenido. Cayó el muro de Berlín, era nuestra oportunidad, era la oportunidad de Europa, era la oportunidad del mundo porque se había acabado la Guerra Fría. Yo ya no sé si llamarlo guerra caliente, guerra fría o en qué estamos ahora mismo, porque esto no tiene ni calificativos. 

¿Qué nos puede enseñar Alemania como referente en este contexto?

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Cuando pasó el holocausto, los alemanes eran el pueblo más formado, más educado y más preparado del mundo. Es decir, ninguno estamos libres de que esto no pueda volver a pueda suceder y no debe volver a suceder. Alemania es la voz de alarma, por eso nos ha dado el susto. Alemania ahora puede servir de ejemplo. Yo creo que Alemania ahora tiene la responsabilidad no solo de salir ellos adelante, no solo de de de hacer una Europa más fuerte, de contribuir a hacer una Europa más fuerte haciendo que el motor franco-alemán vuelva a funcionar junto con todos los demás. Alemania tiene también la responsabilidad de parar a la extrema derecha y de servir de ejemplo a todos los demás. Y su extrema derecha es mucho más dura que las demás, no nos engañemos. La alemana tiene ya unos tintes pardos que no tienen las demás, es muy radical, aunque se sabe que están preocupados por ser calificados de extrema derecha por parte de los servicios secretos internos alemanes.

¿Servirá este libro para despertar conciencias?

Este es un libro muy revelador, y no necesitas conocer la historia de Alemania completa para entender cosas. También da una serie de claves que nos sirven a todos, no solo para los alemanes. Alemania es muy especial, porque tiene la historia que tiene, pero no creo que sea el sitio en donde más riesgo se corre, tienen mecanismos más que suficientes. Y tienen un sentido de estado cuando llega la hora de la verdad que, por desgracia, no existe en otros países, como en el nuestro, y lo estamos pagando también muy caro. Falta sentido de Estado. Hay momentos en los que hay que dejar la ideología a un lado y ponerse a remar en la misma dirección porque, si no, al final las 'no ideologías' son las que terminan cargándose la democracia. 

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