Silvia Intxaurrondo: "Es muy fácil colar un bulo que arruine la reputación de una mujer"

Silvia Intxaurrondo debuta en la novela con 'Solas en el silencio'

Todos guardan secretos y sienten culpa. En especial, un grupo de mujeres que susurran en silencio el miedo, el desamor y la soledad. Vidas cruzadas y castigadas con el peso de la culpa, hasta que unos terribles acontecimientos que todas intuían despertarán su venganza y convertirán a la localidad vizcaína de Sopuerta en poco menos que las puertas del infierno. Solas en el silencio (Harper Collins, 2025), el debut como novelista de la periodista Silvia Intxaurrondo (Barakaldo, 1979), parte de una pregunta sin fácil respuesta: ¿Hasta dónde estarán estas mujeres dispuestas a callar? "El manto de silencio que cubre esta historia y que da impunidad a esa violencia silenciosa todavía la sigo notando hoy en día", asegura a infoLibre. Entre otras muchas cosas.

Se mete uno en Sopuerta y le cuesta salir de semejante ambiente, tan denso y asfixiante...

La verdad es que sí. Yo quería partir de un ambiente conocido, porque Sopuerta es el pueblo de mi padre, y necesitaba un entorno verosímil y verídico con sus calles, plazas, su iglesia, su bar... Partir desde el principio de un lugar imaginado me resultaba muy difícil, así que opté por Sopuerta, porque es una localidad que controlo bien. Ahí pude crear un ambiente absolutamente asfixiante. Solas en el silencio nació más a partir del escenario que de la historia, que luego fue desarrollándose poquito a poco, con el objetivo de que el lector no pudiese parar de leer porque la historia de la novela fuera más interesante y apasionante que lo que estaba pasándole en su propia vida. Y hay gente que me ha confesado eso, que no podía parar de leer porque lo que le pasaba era mucho más interesante en el libro que en la vida.

La trama nos lleva a Sopuerta en los años setenta.

En concreto en 1975 y 1976. Toda la historia es una ficción pero todos los detalles que aparecen son verídicos en esas fechas. Lo digo por las descripciones e incluso de las colonias de las que hablo. Por eso, mucha gente me ha dicho que esta historia le resulta extrañamente familiar, porque le ha conectado con su infancia y con la generación de sus abuelos. Para la gente que venimos de pueblos más pequeñitos y un entorno rural, ha sido una conexión total. Yo hablo de amortajamiento de un fallecido, y compañeros me han contado que a sus abuelos les amortajaron, porque no hace tanto tiempo que todo este contexto existía en este país. Por eso hay generaciones como la mía a la que le resulta inquietantemente familiar. A mi bisabuela se la amortajó y se la veló en casa cuando yo era un bebé de meses, pero para hablar de todo eso he tenido que documentarme mucho porque no tenía en realidad recuerdo de eso.

Han pasado casi cincuenta años, que puede que no sea hace tanto, pero hemos evolucionado mucho socialmente. Aquí vemos a varias mujeres viviendo unas vidas que no pudieron escoger, en una sociedad absolutamente heteropatriarcal...

No hace tanto tiempo, no. Me decía una amiga nada más terminar de leer el libro que en esta historia 'estamos todas sin necesidad de que aparezcamos ninguna'. Me parece una frase que describe a la perfección Solas en el silencio. Es cierto que hemos evolucionado mucho, pero habría que ver cómo se ha evolucionado en ese tipo de entorno, porque muchas veces pensamos que el urbano y el rural se transforman al unísono, pero no creo que sea así. Por otro lado, creo que en otros aspectos no hemos avanzado tanto, es decir, que el manto de silencio que cubre esta novela y que da impunidad a esa violencia silenciosa todavía se sigo notando hoy en día.

El silencio contribuye a que un crimen quede impune

¿El silencio mata?

El silencio contribuye a que un crimen quede impune.

En Solas en el silencio todas sabían lo que pasaba en la casa del alcalde, sabían de las palizas, pero nadie dice nada. Es pura soledad y silencio atronador...

Claro. Y nadie hace nada porque les resulta más cómodo callar que pensar tan siquiera en la posibilidad de enfrentarse a la situación de revelar lo que está sucediendo y que todo el mundo conoce. Lo insólito de Solas en el silencio es que la violencia que retrato no es una sorpresa para nadie, pero todo el mundo prefiere callar para evitar el 'qué sucederá si yo lo denuncio'. Esa comodidad que buscan aquellos que callan es precisamente lo que poquito a poco va poniendo incómodo al lector hasta que llega un momento que le resulta muy difícil de digerir.

La víctima muchas veces no puede hablar, por múltiples motivos. ¿Si el entorno colaborara un poquito al menos y fuéramos más comunidad nos salvaríamos más unos a otros?

Si el entorno colaborara sería más difícil ocultar la violencia silenciosa que viven las mujeres de Solas en el silencio. Más difícil de ocultar, y eso ya sería un paso importantísimo.

En la vida, el amor y la esperanza son dos grandes motores que hacen que cambiemos y podamos avanzar

En esta novela todas guardan silencio, además, porque todas tienen sus propios secretos. Resulta curioso que todas y todos tienen una historia por detrás.

(Risas) Sí, es verdad. Cuando escribí esta novela tenía claro que no quería personajes buenos o malos, sino poliédricos, que se moviesen por el interés, que silenciasen lo que estaba pasando por interés personal o para ocultar un secreto suyo... Pero al final, hablando con los lectores todos tienen muy claro cual es su personaje favorito, aunque estos sean contradictorios. Siempre me suelen decir o Basilia o Soledad, y hay otro personaje muy atractivo que es Angelita. Al final, los lectores se sienten atraídos por personajes que han vivido la vida como les han dejado, que han tomado decisiones en la medida de lo posible valientes, o que han quedado subyugados por un gran amor. Esto me confirma que en la vida el amor y la esperanza son dos grandes motores que hacen que cambiemos y que podamos avanzar.

Lo que está sucediendo solo se puede parar si hablan las mujeres. Si en este libro una sola mujer hablase en algún momento, se habrían podido evitar muchísimas desgracias

Muy importante son también en la trama las relaciones de poder, con un alcalde que hace lo que le da la gana a las mujeres del pueblo con total impunidad. ¿Nadie se puede revelar contra él porque las estructuras que existían y existen en según qué entornos?

Claro. Y es que además tiene un cómplice. Lo que deja claro Solas en el silencio es que una estructura de poder no se mantiene si solo lo desea quien tiene ese poder. Esa estructura de poder que denuncio en el libro tiene un cómplice clarísimo, sin el cual el alcalde no podría seguir actuando así, y es más, es un cómplice que inyecta culpa en las mujeres para que no lo denuncien. Y esas mujeres, sin quererlo, o queriéndolo, son las que contribuyen a perpetuar el sistema de poder. Por eso, esta novela también es una llamada a despertar la mente de las mujeres. Lo que está sucediendo solo se puede parar si hablan las mujeres, porque si en este libro una sola mujer hablase en algún momento, se habrían podido evitar muchísimas desgracias que narro. Pero decidieron callar todas o incluso peor, decidieron perpetuar el sistema de opresión y de silencio. El lector, por eso, lo que tiene que preguntarse cuando entra en la trama es si él o ella contribuiría a perpetuar ese sistema de silencio, ese velo de silencio que es lo que al final contribuye a la impunidad. Esa es una pregunta que en un primer momento se puede ver muy fácil, pero luego empieza a incomodar mucho al lector, que tiene una pulsión clara de decir 'yo lo denunciaría', pero en este ambiente de la novela creo que le resultaría difícil. 

Desde la comodidad todos lo tenemos muy claro, pero esa es la magia de la ficción.

Por eso lo primero que yo quería era que el lector generase mucha empatía con los personajes, para que no pudiera escurrir el bulto. No, no, los personajes tienen todos ellos una extraordinaria humanidad, y por eso es imposible no pronunciarse sobre ellos. Quería que estos personajes formaran parte de la vida diaria de los lectores, y mucha gente me ha dicho que al cerrar el libro efectivamente los personajes seguían con ellos, porque lo que hacen es plantearte una duda: ¿qué vas a hacer tú la próxima vez que te encuentres una situación como la que narra Solas en el silencio? Son personajes que te interpelan desde una profunda humanidad y por eso el lector no puede escapar de esta pregunta.

Hay un momento llamativo en el que, estando en un velatorio, todas se preocupan más de si la difunta tiene o no tiene un amante que de preguntarse realmente por la causa de su muerte. Se instala el bulo y deja de importar lo importante de verdad. ¿Como la vida misma?

Me encanta que lo saques a colación porque quería mostrar al lector que es muy fácil colar un bulo que arruine la reputación de una mujer que, en este caso, todo el mundo sabía que había muerto de forma injusta. Fue muy fácil. De hecho, estoy segura de que muchos lectores se entretienen durante unas páginas pensando en quien sería el amante, hasta que les meto un giro narrativo y se cuestionan cómo pueden estar preguntándose eso. En esta novela me ha gustado mucho jugar con los prejuicios de los lectores. Solas en el silencio es una novela que construye muy fácilmente prejuicios sobre los personajes y muy poquito después hace que el lector los desmonte e incluso se reproche haber generado ese prejuicio sobre el propio personaje. Como narradora, creo que he cumplido el objetivo de hacer que el lector pierda el control sobre la historia, porque no sabe qué va a pasar. Ha sido extraordinario haber escrito una historia que la gente te dice que le ha conmovido y le ha removido, que le ha hecho leer de una forma voraz y no querían mirar el teléfono mientras leían. Yo soy muy consciente de las distracciones con las que vivimos, pero que alguien te diga 'aparté el teléfono para leer' es la mejor noticia que me han podido dar.

Las mujeres podremos levantar la voz si tomamos conciencia de la crueldad de la violencia contra nosotras

Relatas la violencia contra las mujeres de manera muy intensa y brutal. ¿Cómo ha sido contarlo así en la ficción, muy diferente a la frialdad a veces que hay que tener al dar una noticia?

Cuando en los medios contamos casos de violencia machista siempre me quedaba la espinita de preguntarme si lo hemos contado con la humanidad que se merece. Es decir, lo hemos contado de manera rigurosa y adecuada, pero la historia de esta mujer que tiene un nombre y unos hijos, ¿la hemos contado de forma adecuada? Cuando me ha tocado a mí contar una historia muy parecida, para mí fue durísimo, porque estás narrando unos acontecimientos brutales con el reto de que el lector no se desenganche, con la necesidad de ser verosímil. En un momento determinado, por eso, tuve que decidir si infligía más violencia o no a un personaje y, después de pensarlo, decidí que tenía que ser una escena cruda y que por tanto le tenía que infligir más violencia, porque si no, no conseguiría que fuera verídico. Además, tuve siempre muy claro que esta violencia contra las mujeres tenía que contarla con mucha sensibilidad, para que si una víctima de violencia machista lo leía se sintiera reflejada y no dijese que no se está contando con suficiente detalle. Encontrar el equilibrio al narrar determinadas escenas de violencia ha sido complicado y, sinceramente, ha sido duro. También creo que las escenas más violentas no tienen que estar solo relacionadas con una violencia física. Y creo que todo el mundo que lee esta novela, cuando llega a la última página, experimenta un profundo sentimiento de esperanza y va a sentir que, en el fondo, los buenos ganan. Con ese objetivo lo escribí.

Me pregunto si contamos la violencia machista con la humanidad que merece

Después de la tormenta hay cierto tipo de calma...

Yo estaba obsesionada con que todas las mujeres de Solas en el silencio, todos los personajes, tuviesen algo parecido a la justicia. Me ha resultado muy difícil impartir justicia. De hecho, algunas son unas salidas justas, sin que sea una justicia con mayúscula. Pero sí tengo la sensación de que el lector va a sentir que hay esperanza para cambiar las cosas y vamos a ganar los buenos.

Hay un momento en el que una de las mujeres dice "por todas nosotras". Ahí aparece al fin la colectividad.

Sí. En esta novela hay una evolución muy interesante en la toma de conciencia de los personajes femeninos. Puede parecer algo baladí pero no lo es, porque es la clave. Si las mujeres tomamos conciencia de la crueldad de la violencia contra nosotras podremos levantar la voz. Esto es lo que viene a decir Solas en el silencio, que retrata esa toma de conciencia. Hasta el punto de que cuando se da ese momento, el lector creo que siente algo balsámico. La toma de conciencia de las mujeres en esta novela es balsámica para el lector y ahí es donde empiezan a ver la esperanza. 

¿Te gustaría que leyeran este libro los negacionistas de la violencia machista?

Que todo el mundo se acerque a Solas en el silencio sin prejuicios, lo lea y lo disfrute. Y después de leerlo, que opine. Probablemente, el lector que empezó a leer el libro no será el mismo que lo cerró tras leer la última frase. Ojalá pase eso.

¿Qué aporta escribir ficción después de tanto periodismo?

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He cumplido un sueño, porque yo solo quería escribir y he tardado 45 años (risas). Pero hasta que uno no intenta llevar a cabo su sueño no sabe si es capaz. Enfrentarte al folio en blanco hace que te preguntes si serás capaz, pero la primera vez que me enfrenté a eso tuve una sensación que no he podido tener de otra manera. La sensación de escribir, para mí, es única. Cuando estaba escribiendo las primeras líneas, los primeros seis o siete folios, pensé que tenía una buena historia y, al mismo tiempo, una sensación única. Ahora ya escribir se ha convertido en una adicción.

Esperaremos la siguiente.

Algo ronda por ahí, pero yo ahora quiero disfrutar este momento dulce y compartirlo con los lectores. Solas en el silencio la escribí yo pero ahora es de los lectores.

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