El poema triste de Dios / O poema triste de Deus
Fernando Cabrita
Edición bilingüe; traducción de Gema Estudillo y Uberto Stabile
Poesía Garum
Aljaraque (Huelva)
2019
La voz que habla en "El poema triste de Dios", el primero de los dos textos que conforman el libro que nos ocupa, afirma estar "perpetuamente a la espera de / un renacimiento de lo maravilloso". Llama la atención que el portugués Fernando Cabrita (Olhão, 1954) haya puesto tan humanísimo anhelo nada menos que en los labios de Dios: de un Dios que se expresa en un extenso poema salmódico en el que se permite lamentar su soledad, relativizar las victorias parciales de los "gusanos" de la muerte, denostar la obligación de acudir a un gimnasio para mantenerse en forma o presentarse como un candidato que discursea "desde la cima del palco electoral"... Hace recordar este Dios al que el español Enrique Jardiel Poncela hizo volver a la tierra, en olor de multitudes y dando lugar a todo tipo de catástrofes, en su polémica novela de 1932 La tournée de Dios; pero el de Cabrita es algo más que una simple proyección extemporánea de la divinidad bíblica: por el contrario, lo que tiene de divino no es otra cosa que su humanidad sin límites, su capacidad de encarnar los anhelos y debilidades de una especie de compendio de la humanidad que se expresa con la voz potente y cordial que resonaba en los poemas de Whitman o, ya dentro del ámbito lingüístico del autor, los de Álvaro de Campos, el desaforado heterónimo cosmopolita y polifónico de Fernando Pessoa.
No cuesta mucho reconocer, en efecto, en este anhelante Dios de Cabrita a un simple ser humano que plantea en voz alta las grandes preguntas concernientes al sentido de su existencia y a la razón de ser de su segura extinción. Y no es de extrañar, por ello, que el otro poema largo que completa este volumen, "Porque se apagaron las luces", plantee crudamente la posibilidad de ese diálogo con las inmensidades, circunstanciado en una noche "de enero de 2018" en la que, debido a un apagón, "la oscuridad me devolvió el cielo de la infancia" y, con él, una arrebatada visión de la situación primigenia de la humanidad ante un universo todavía no dominado por la ciencia, la tecnología o lo que Ezra Pound llamó "usura", es decir, el capitalismo deshumanizador y desacralizador. Los términos se invierten: quien habla no es ahora el humanizado Dios de antes, sino un hombre que se atreve a reconocer lo divino en un mundo prístino todavía sin transformar, y entrevé en esa oscuridad primigenia la posibilidad de “la epifanía, la claridad austera” de una Luz anterior al pobre sucedáneo que supone la iluminación eléctrica de nuestras ciudades.
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Como un Whitman, un Álvaro de Campos o un Lawrence Ferlingheti contemporáneos modula Fernando Cabrita su poderosa voz visionaria. Y su gran logro es que esta tradición difícil, a la que ha dado la espalda gran parte de la poesía que se hace hoy, resuene en él con modulaciones absolutamente personales y logre transmitir la urgencia y necesidad de las grandes preguntas que formula.
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José Manuel Benítez Ariza es escritor. Sus últimos libros son Arabesco (poesía, Pre-Textos) y Trilogía de la Transición (novela, Dalya), ambos de 2018.
El poema triste de Dios / O poema triste de Deus